22 Amauta NOVISIMO RETRATO DE JOSE MARTI POR JOSE FONCUEVA El autor do este artículo, sobre el apos.
tolario José Martí, es José Foncueva, una de las esperanzas do la nueva generación cubana. Pertenece en cuerpo y alma América (no a la de los yankees sino a la nuestra. por eso se cobija bajo la amplia bandera que vamos flamear ya en los corazones desde México hasta el Cabo de Hornos. Advertimos con placer, quo toda la juventud del Continonto, se aparta de la retórica con terror, y odiando igualmente el lirismo dulzón y la literatura pura. se adentra en los problemas sociales y económicos de Indoamérica. Qué los escritores reaccionarios, de enorme trasero mes dioeval, soan los únicos que perduren, pegados a la tradición, al herraje y a la tricolor, lamiendo con delicia poética, los pecados de sus mayores! Nosotros denunciamos a la generación que nos ha procedido de cuarenta años para arriba, salvo contadas y honrosas excepciones. como traidores de América y do sus intereses.
TRISTAN MAROFF.
do grita: El hombre apenas entra en el goco su razón que desde la cuna le oscurecen, tiene que deshacerse para entrar verdaderamente en sí. No hay más difícil faena que está de distinguir en nuestra existencia la vida pegadiza y postadquirida de la espontánea y prenatural; lo que viene con el hombre, de lo que lo añaden con sus lecciones, legados y ordenanzas los que antes de él han venido. No bien nace, ya están de pie junto a su cuna, con grandes y fuertes vendas preparadas en las manos, las filosofías, las religiones, las pasiones de los padres, los sistemas políticos. lo atan; y lo enfajan; y el hombre es ya por toda su vida en la tierra un caballo embridado. Así es la tierra ahora una vasta morada de enmascarados. continuación, da el remedio: Asegurar el albedrío humano, dejar a los espíritus su seductora forma propia; no deslucir con la imposición de ajenos prejuicios las naturalezas virgenes; ponerlas en aptitud de tomar por sí lo útil, sin ofuscarlas ni impelerlas por una vía marcada: he ahí el único modo de poblar la tierra de la generación vigorosa y creadora que le falta.
Martí sabe que la inmensa mayoría de los males de la humanidad tiene su origen en la esclavitud y en la deformación de las conciencias; en el acatamiento criminal a ciertos convencionalismos frágiles; en la estupidez de los que abusando de su autoridad sobre los que después de ellos han llegado, pretenden borrar su personalidad, inyectándoles, de paso, el veneno de sus almas mediocres; en la soberbia ciega y en la imprevisión malvada de los que creyendo favorecer al hombre, lo privan de la más alta de sus vir tudes: CREAR; en el anquilosamiento de los espíritus mediante: insinuaciones malignas o torpes mandatos, que sólo sirven para porpetuar el reino de la maldad y el error sobre la tierra. así como conoce el tóxico, Martí, sabe del antidoto: Toca a cada hombre dice reconstruir la vida. poco que mire en af la reconstruye.
Para su alma vigorosa, opulenta de intenciones libertarias, la imposición lo mismo en polftica, que en educación, que en todo es repugnante y bárbara. considera reo de traición a la naturaleza a quien en una vía u otra, y en cualquier vía, impida el Libre uso, la aplicación directa y el espontáneo empleo de las facultades magníficas del hombre.
Cerebro prócer, montado en la más inteligente disciplina, croia que sólo existe un poder definitivo: el de la inteligencia humana, que el pudor del hombre está en la mente, siendo deber ineludible conservarlo incólume hasta el último estertor.
El pensamiento de José Martí es plenamente revolucionario.
Todo él está informado por ansias insaciables de justicia y de perfeccionamiento humano. es por eso que a él acuden, buscando estímulos y orientaciones, los hombres nuevos de América, soldados heroicos de una cruzada ciclopee por la pulverización de la injusticia social.
La Habana, Marzo 1928.
En Indoamérica, pese a la subida cantidad de libros y artículos que al estudio de la vida y de la obra de nuestro José Martí se han dedicado, no se conoce todavía la más interesante faceta de ambas: la faceta revolucionaria. mostrarla en la forma más clara es el objetivo de las siguientes líneas: EL MISTICO Hombres ha habido y hay en el continente americano que al hablar de José Martí nos lo han mostrado como un místico corriente y moliente. creo que esta es la oportunidad de definir el misticismo de Martí, para evitar desagradables confusiones.
Es cierto que José Martí fué un místico. Pero no uno de esos ridículos místicos al uso, que lo son por las ojeras o por la melena.
El misticismo de José Martí es un misticismo revolucionario, fuertemente ligado a los dolores y esperanzas de los hombres. EL ESCRITOR EL PENSADOR El pensamiento de José Martí es original y fuerte. No se agota en acrobacias estériles, ni en fatigosas especulaciones inútiles, ni se aparta una pulgada de la tierra. Por el contrario, tiene en ella raíces gruesas y profundas.
El espíritu de sacrificio, requisito indispensable a los soldados de la justicia social, adquiere proporciones extraordinarias en Martí. Con sencillez cautivadora. como la de las palmas reales que hay en las campiñas que fueron nuestras y que hoy pertenecen a seis u ocho empresas latifundistas. predica: En la cruz murió el hombre un día, pero debe aprenderse morir en la cruz todos los días.
La muerte no le arredra, para él es vía y no término.
Sabe que no hay obra permanente, porque las obras de los tiempos de reenquiciamiento y remolde, son por esencia mudables e inquietas.
No ignora uno de los crímenes más horrendos de la sociedad burguesa: la coacción espiritual. lo condena valerosamente cuanLa actitud de Martí como escritor está fielmente retratada en las siguientes palabras: Se ha de escribir viviendo, con la expresión sincera del pensamiento libre.
De c! la él hizo brújula en sus andanzas de escritor. Cuanto necesitó decir lo dijo, sin hacer caso de cobardías repulsivas ni de infundados temores. El hombre que oculta lo que piensa o no dice lo que piensa, no es un hombre honrado decía. y él fué un hombre honrado, todo un hombre honrado. Porque cuanto pensó, lo gritó con claridad desafiante.
Pensaba que la pluma no debía tomarse, ni so debía escribir una línea, si no era un sentimiento humanista lo que impulsaba hacerlo.
No concebía el tipo del escritor mercenario, a lo Vallenilla o Donoso. Escribir para él, era ejercer un noble apostolado. Un apostolado de probidad y desinterés. He ahí por qué se resistia a creer que hubieran hombres capaces de ajustar su pensamiento al oro de un ricąchón o de un tirano.