Amauta 11 unidad vital, una síntesis, en la cual su temperamento se impone y triunfa, dándonos de la vida, una visión humanísima, de una efectiva y vigorosa plasticidad.
Ese imperativo de plasticidad es, posiblemente, lo que hace tan sumamente interesante y valioso el arte de Jacoba Rojas. Sus obras son siempre la revelación y expresión de una emoción esencial y viva, y la materia plástica, en cumplimiento de su función expresiva, se eleva a la más alta elocuencia y calidad.
Las últimas telas que ha pintado Jacoba, son de un positivo valor artístico. En ellas, y a través de todas sus obras y su evolución, no es posible descubrir un solo momento de simulación, de virtuosismo o de falsedad. Todas sus obras son de una gran hodad, de una suprema sinceridad, y en ellas, su temperamento se refleja y produce por medio de una materia densa, sabiamente especulada y ponderada, cuya función expresiva se cumple con plenitud de sentido y de valores.
Jacoba Rojas, con sus diecisiete años, es el mejor fruto que hasta hoy han producido las escuelas de pintura al aire libre, y una de las más interesantes figuras del nuevo arte revolucionario mexicano. La sinceridad y plenitud expresiva de sus telas, su humanismo, fruto y expresión de su capac dad emocional y de su vigor temperamental, son prueba clara de las posibilidades que se encierran en este resurgimiento indígena mexicano, que, frente a la inquietud estéril y ociosa de occidente, produce un arte genuinamente original, porque mana de una fuente y un caudal de emociones completamente nuevas, por sus orígenes y sus manifestaciones, por su racialismo y la virginidad de sus creaciones, Marti Casanovas.
México, Febrero de 1923.
HEL CAMPESINO EL IDIOTA