10 Amauta R E ME XIC N JACO BA O A Jacoba Rojas tiene diecisiete años y, hace tres ingresó en la Escuela que dirige el entusiasmo fervoroso de Alfredo Martínez, Sus primeras telas son reveladoras, y en ellas, apenas iniciándose, se refleja toda la fuerza y el ímpetu de su formidable temperamento: usa del color con plena conciencia y sabia intuición, y dentro de estas limitaciones y esta medida que le imponen la propia exigencia del hecho plástico, usa del color exaltándolo a su más alta expresión, elevándolo a la máxima potencia y a su plenitud.
Con esto se evidencian sus dotes y su formidable temperamento de pintora: porque, en realidad, el color no es para Jacoba Rojas un elemento pintoresco, sin valor expresivo propio, del cual puede usarse sin tasa y sin control, con tal de conseguir efectismos visuales sensualmente halagadores. El color es para ella, por el contrario, motivo de una inteligente especulación, medido y ponderado, con un valor expresivo y plástico concreto y determinadamente prop o, adquiriendo con ello, en sus telas, una vigorosa y clara elocuencia.
Desde que se inicia por los caminos del arte, Jacoba se da a él con todos sus impetus y su pasión, y consigue reflejar de una manera viva y fiel sus emociones. Ya en sus primeras telas, vacilantes, por deficiencias en el manualismo y en el uso de los procedimientos pictóricos, consigue, no obstante, una gran eficacia expresiva y una gran elocuencia plástica. es que su temperamento, fuerte y vigoroso, le permite captar y asimilar, penetrando en ella, la emoción que se encierra en el espectáculo que se posa ante sus ojos, porque cuando pinta, no pretende ni se propone transmitirnos una sensación puramente visual, física, epidérmica.
Hay en su visión una vida emocional substanciosa, pletórica de expresión, y a través de aquella, vivificado por su vigor temperimental, el paisaje y la vida se humanizan, porque, frente a este escenario, cuando nuestra artista pretende traducir y expresar plásti camente sus emociones, se produce entre ella y la realidad una RETRATO «LOS TERNEROS RETRATO