Amauta 25 La inmoralidad de la inteligencia pura POR MARTI OASANOVAS En nombre de la inteligencia e invocando su fueros, un considerable sector de la nueva intelectualidad americana, que alardea de vanguardismo y de avanzada, pretende justificar su inhibición frente al imperativo de las luchas sociales y políticas de nuestra época, y aún frente a todo problema humano como no sea filtrado a través de una reacción individual y como puro exponente de individualidad. Según este criterio inhibicionista, el contenido humano, el parcialismo militante y la fidelidad con que se sirve, con el trabajo intelectual, un ideal, no importa ni pesa en la apreciación estimativa del valor de una obra determinada. el único requisito que se le exige, para reconocerle beligerancia y valor, es que sea inteligente, sin importar su contenido moral, es decir, su bondad y edificancia sociales.
Inútil decir que dentro de esta escala de valoraciones y en este campo de la inteligencia pura, es posible y aceptado el eclectivismo más exacerbado, en lo que se refiere a ideas y a principios: y si alguna filiación se acepta y reconoce, como escala de valoraciones, es dentro de términos y valores puramente estéticos, formales, es decir, dentro de la mecánica puramente formal de las formas artísticas.
Los defensores y apologistas de la inteligencia pura, proclaman que la inteligencia no constituye privilegio en favor de ninguna clase o sector,. para la defensa de cualquier parcialismo Dentro de cualquiera filiación y en la defensa de los principios e ideales más opuestos y contradictorios, el hombre inteligente puede revelarse, y puede producirse una obra inteligente. De acuerdo: la inteligencia no acata ni acepta tutorías, y lo mismo invertirse para el mal que para el bien. No es un fin, sino simplemente un instrumento. Pero, este inhibicionismo, este culto a la inteligencia pura, agena a todo compromiso de clase, sin contenido humano, recluída dentro de sus propios fueros. es moral, entendiendo la moral y la moralidad como una norma y un principio de convivencia social, de limitaciones individuales con vistas al conjunto colectivo, a los intereses de la comunidad?
En cada época, en cada período histórico, hay intereses en pugna y es fatal e ineludible una lucha acerba e implacable entre las fuerzas representativas del pasado, vinculadas a los intereses vencidos y caducados que éste representa y encarna y las ansias renovadoras de una avanzada alerta que mira al futuro, y camina a su conquista. estas luchas, que constituyen el clima propio de cada época, dando su tono y características peculiares e inconfundibles a cada época histórica, determinan manifestaciones literarias y artísticas, es decir, intelectuales, que son en realidad exponente y revelación clara y categórica de la femanenologia social, de la lucha ambiente, lucha en la cual la sociedad entera, los hombres en masa y cada hombre individualmente, tiene fatalmente, por imperativo categórico, por la presión inexorable del medio, que participar, tomando partido, uniéndose al pasado o enfrentándose a él. Pero, lo que es realmente imposible, porque el medio obliga al individuo y lo presiona, es la inhibición abstencionista que reclaman y proclaman los defensores de la inteligencia pura.
Y, siendo así, siendo esta lucha y el imperativo de esta lucha las circunstancias y causas determinantes de la fisonomía y los rasgos propios de cada época histórica, creando un ambiente dentro del cual se mueven los hombres, y frente al cual reaccionan la sociedad y el individuo, sólo haciendo de los productos de la argumento probatorio, tiene clara afinidad con la afirmación de Einstein de que no existe simultaneidad absoluta. íntimamente ligada a la negación del tiempo absoluto y a la definición del tiempo local. El espacio es ilimitado, pero nó infinito. Hé aquí una de las proposiciones sentadas por la teoría de la relatividad general.
En el Eureka se lee: usando la frase infinito de espacio no quiero obligar al lector a aceptar la concepción imposible de un infinito absoluto. y más adelante, refiriéndose a la totalidad de la materia contenida en el universo de espacio, Poe nos habla de un número de átomos indeciblemente grande. átomos que son indeciblemente aunque nó infinitamente pequeños. Conceptos que, en otro lugar, encontramos resumidos por él en esta frase. la palabra infinito no es la expresión de una idea, sino el esfuerZO por arribar a una idea. Einstein, de su lado, concluye que el mundo es finito, pero que no nos podemos dar cuenta de ello. Poe trata de concretar este esfuerzo dirigiendo el pensamiento a un inmenso círculo en la esfera universal, y así Be expresa: no sería muy paradógico el decir que el improviso resplandor de un relámpago que diera vuelta eternamente alrededor de la circunsferencia de este círculo extraordinario recorrería siempre una línea recta. Einstein, después de haber demostrado la necesidad de una curvatura del espacio para el espacio tridimensional, nos habla de la magnitud que tiene la curvadura del universo. Si él no emplea la hiperbole imaginosa de Poe, no deja por eso de impresionarnos hondamente al confesar que no hay esperanza, por ahora, de comprobar empíricamente esta curvatura que se manifiesta tan pequeña. sin embargo se adelanta a toda comprobación empírica con una hipótesis plausible sobre la masa total de los astros. por la que se llegaría a apreciar la magnitud que tiene la curvatura del universo.
La teoría de Poe exige la desaparición del eter material y para eso se apoya en los descubrimientos de Lagrange (quien explicó las causas verdaderas de la disminución observada en la órbita de la luna. hechos que suprimen toda necesidad de suponer un eter. este eter admitido tan ilógicamente Poe substituye otro eter que no es materia al que atribuye los varios fenómenos de electricidad, calor, luz, magnetismo. Ahora bien, la teoria de la relatividad particular de Einstein trae como conclusión la no existencia del eter y las experiencias cruciales vienen a confirmarlo. El eter substancial desaparece como hipótesis innecesaria y en su lugar pónese el campo electromagnético abstracto. Recientemente Einstein ha consentido en que se siga empleando la palabra eter para designar el espacio vacío provisto de campos gravitatorios y electromagnéticos. advirtiendo que la palabra no deberá designar ninguna substancia con los atributos tradicionales.
Al paralelismo de los conceptos vemos patentemente agregarse otro formal y casi textual, un argumento más para meditar sobre estas hondas analogías humanas. La teoria de la relatividad. nos dice Ortega y Gasset es, entre las nuevas ideas, la que ha ingresado con más estruendo en la atención del gran público y quizás podemos agregar los puntos mas salientes de ella hayan sido, para nosotros indoctos en las ciencias exactas, la relativización del espacio y del tiempo. Sería superfluo citar las deducciones de hechos aparentemente paradógicos que suelen ofrecernos habitualmente los expositores de las teorías einstenianas, como la contracción que sufre cualquier instrumento de medición que se mueva con determinada velocidad respecto al éter, o la invalidez relativa de los relojes y de los metros en cada sistema movido con movimiento uniforme, etc. Pero, sí, vamos a colocar al lado de estas consideraciones einsteinianas una afirmación rotunda de Edgardo Poe: ol espacio y la duración no son sino una sola cosa.
Después de un paralelismo tan patente de sustancia y de forma, nos sentimos casi movidos a parangonar la aserción de un hombre genial, sin más fundamento reconocido que su intuición, con la teoría demostrada abrumadoramente con el bagaje del cálculo diferencial absoluto y de todas las mas impresionantes no encontrarnos otra palabra meta matemáticas.
Se nos oeurre pensar que acaso estos dos hombres podrían cambiar entre si las frases el universo de Einstein. y el universo de Poe. como ya Einstein nos habituó a oirle decir la teoria de la relatividad de Lorentz y éste, de retorno, la teoría de la relatividad de Einstein.
Hugo PESCE Lima, 1928.