CapitalismJosé Carlos MariáteguiSocialism

Amauta 21 is alta!
EL MA LE CON isigue saltando pantera celeste con mostachos albos de luna que hasta aquí llega tu jadear!
ENRIKE PEÑA BARRENECHEA.
NOTA POLEMICA El malecón se me presentó de improviso. Estaba tendido, dormitaba. Porque él sólo se sobresalta cuando el policía, de hora en hora, en la noche, hace la ronda. Siempre se me han quejado los malecones de ser interrumpidos en su sueño. Los enamorados son demasiado leves, silenciosos y no los molestan. Se hacen, efectivamente, imperceptibles para el malecón, pero no para las malas lenguas del barrio. Además, los malecones son una invitación al suicidio. Es una invitación muy clandestina que hacen, burlando al policía. cuando uno no quiere quitarse la vida puede suicidar su propia pena, su tristeza y su soledad. Cuando no se tiene nada que matar no se va al malecón. Los enamorados, quieran o no, van a matar su amor. El que no está enamorado es el único que todavía no lo há muerto.
CONTRA JOSEFINA BACKER miso suyo.
Aquí muy seriamente, perentoriamente, puede venir una Notice de agencia de vapores: Neither the captain or agents of the steamer will be responsable for debts contracted by the crew wile in this port unless duly authorized by the captain. el capitán Mariátegui nunca autorizará esta deuda que Peña Barrenechea, grumete en alegría de arribo al puerto, contrae sin perHace bien Mariátegui. Autorizarla sería relajar la disciplina de abordo, la continencia profesional y la observación exacta del horizonte. de este horizonte de mar social tan próximo y peligroso de nebulosidad. Una mulata norteamericana, pasteurizadá, que se alimenta de zanahorias crudas, que se lubrica los músculos con aceite de coco, que se casa, millonaria ya con un conde italiano, según el cable, nunca podrá mostrar el ombligo al socialismo en este escenario sin previa y enfática protesta del director de escena. Hace bien Mariátegui. El espectáculo es poco edificante, la tentación es el fracaso de la virtud y los charlestones de Josefina Backer son un aspecto del capitalismo yanqui que no se presta a polemización y citas de Chamberlain. Peña Barrenechea, después de leer la Notice se niega a cesar en sus travesuras de marinero en tierra. Jura que es don ingo y que ha de divertirse. Peña Barrenechea debe saber que la acústica del teatro AMAUTA no conviene con el jazz band y que excede la escena el espejo de Josefina. Además de no haber decoraciones apropiadas, el repertorio de la orquesta se reduce a la Internacional, kaswas, yaravíes y algunas partituras alemanas, rusus, francesas. Josefina Backer baila sobre un espejo con instintivos, perfectos e inverosímiles movimientos de epilepsia o brazos de telar.
Mariátegui la define como un lado zambo y calato de la demoburguesia y se manifiesta profundamente extrañado de que Peña Barrenechea, el casto y sombrío poeta de El aroma èn la sombra pueda experimentar la emoción cabal y exacta de estas danzas lúbricas. Así me pide él que lo haga constar por duplicado y ante notario que suscribe. Estuardo Núñez la define, en cambio, no como un fenómeno social económico, sino como un animal absurdo que se baña todos los días imitando a las cocotas y a las inglesas y que escribe sus memorias, como una invertebrada y melómana mona capuchina aficionadà al cine, que se erige un plumero en el mismo sitio donde un zador torpe la despojó de su rabo congénito, prensil y peludo.
Ricardo Martínez de la Torre no cree que el poehumorada de Peña Barrenechea y se inclina a adivinar en él una emboscada del clero que traerá como consecuencia una reacción antibakeriana y un mensaje de simpatía y solidaridad de la juventud limeña a monseñor Seipel. Yo no sé qué creer, ni que adivinar ni siquiera qué decir. Peña Barrenechea es uno de Una noche el malecón desapareció. El policía en su ronda constató el hecho y, gravemente, lo apuntó en su parte: la ronda de tres de la madrugada, el malecon equis ha desaparecido. Mis investigaciones al respecto, fueron infructuosas. la mañana siguiente, las gentes alborotadas del barrio atrajeron a todo el balneario.
En el lugar que antes ocupara el malecón se habían diseminado las casas vecinas. Los propietarios medían sus áreas y constataban notables aumentos. Se sobaban las manos de contento. Los hombres hacían muecas de escepticismo.
Las viejas se santiguaban y decían que eran cosas del diablo. así se habló mucho y se comentó. Pasó una semana, pasó un mes, un año. Pero el asunto no se olvidó. cuando llegaba un forastero, los lugareños lo llevaban de la mano y le enseñaban. Vea usted el malecón.
El forastero miraba a un lado y a otro, o, incluso, al cielo y se quedaba como abobado. Si no sabía castellano, sacaba su vocabulario y buscaba otra significación para la palabra. Entonces le explicaban la historia del malecon desaparecido. El forastero si era inglés, la apuntaba en su cartera. Si era alemán, se reía creyendola un chiste.
Un dia a alguien se le ocurrió decir que la Foundation había hecho desaparecer el malecón en una noche y que en su área había diseminado las casas vecinas. todos, desde entonces, repiten así la historia, porque nadie cree en el poder de lo sobrenatural. Los únicos que creen en el malecón desaparecido son los enamorados que no tienen ya donde matar su amor.
ESTUARDO NUÑEZ canuestros más puros y verdaderos líricos. Su humoris mo no es elocutivo sino vital. No se traduce en ver sos sino en acciones. Lo prueba con elocuencia el haber ganado con poemas magníficos el primer premio en dos concursos de poesia. París busca y halla un placer decadente y económico en Josefina Backer que no es al menos la malabaresa bárbara y elemental de Baudelaire sino una mulata de Virginia, estandarizada y behaviorista, con algo de manufactura yanqui. Pero Peña Barrenechea alarga a ella sus manos con la alegre curiosidad de un niño que descubre un bruñido juguete estrepitoso e inaudito.
MARTÍN ADAN.
ma sea una