BourgeoisieIndividualism

Amauta 31 Arte de Decadencia y Arte Revolucionario POR MARTI CASANOVAS Cuando al estudiar la evolución y los rumbos del arte de nues Llega un momento en que el artista pretende escapar de este tra época, hacemos mención del arte del pasado, nos interesa re círculo y recobrar su libertad. Se había empequeñecido tanto su ferirnos exclusivamente al ochocientos y especialmente a sus últihorizonte y tanto se había limitado sus posibilidades, que era premos decenios, y al novecientos, porque estos periodos son los que ciso romper, definitivamente, con las trabas impuestas por ese expesan espiritualmente, de una manera casi exclusiva, y decisivamen cesivo manualismo por esta mecánica obligada, por esta sumisión servil te, en el arte del presente, justificando, como réplica a aquellos, los El impresionismo, con su bandera de combate. iguerra esfuerzos de renovación artística a que asistimos. El resto no nos al burgués. sonando como un grito de emancipación, inicia la interesa, ni puede interesar a los artistas de nuestra generación: lo gran batalla, y el arte busca nuevos derroteros y nuevos horizon.
del Renacimiento acá, por su valor estético completamente negati tes. Pero, un afán excesivo de individualismo y de libertad, mavo; del Renacimiento allá porque toda su posible influencia es nor logra estos propósitos; el artista rompe un círculo que le era immativa, no espiritual; dada la disimilitud espiritual de las épocas, puesto desde fuera, por agentes o fuerzas extrañas a él y a su arte, y siendo esta última influencia la única que puede contribuir efi por el gusto viciado y corruptor de la burguesía capitalista; pero, cientemente al movimiento renovador del presente.
al romper este círculo, se encierra dentro de otro, que él mismo, Abominamos del arte del ochocientos, de una manera categóinconscientemente, se impone.
rica y rotunda, porque es la negación total de todo valor moral y El arte burgués, elaborado para pasto y goce de la sensibiliestético. El artista en él es un mero factor de producción, que dad burguesa atrofiada y sorda, se amparaba en el correccionismo, mercadea con su labor, sucumbiendo al imperativo de una época fácil de conseguir y dar a entender, porque no se trata, con él de de creciente industrialización, que hace del arte un artículo más un problema de sensibilidad, sino meramente, de una norma pronta en la inmensa feria. Pero abominamos, por igual, del arte de nuesde elaboración mecánica, cuya veracidad y eficacia se logran gratro siglo, pretendida réplica al academismo, porque aún cuando cias a una comprobación material exacta, visual, no emotiva o senrescata del servilismo burgués la emoción y los valores estéticos, y sible: pero, al huir del correccionismo y al evadirlo, por la violenafirma su intangibilidad, como primativos de la creación artística, cia misma de la reacción, por la contundencia de la réplica, el arcarece como aquel de todo valor moral, cuando se le considera destista se impone, a sí mismo, unas normas deliberadas y obligadamende un punto de vista social o humano. Este y aquel, no son sino te anticorreccionistas. Es decir, antes, con el correccionismo, la manifestaciones sintomáticas de un arte de decadencia, en los moobligación era centrípeta, concéntrica; ahora, lo es centrífuga y mentos postreros de su inevitable disolución.
excéntrica, dispersiva. Es, al fin y a la postre, el incorreccionisEste proceso disolutivo, tiene sus orígenes en la desvincula mo, de una nueva modalidad especulativa, una nueva suerte de ción que viene operándose en el arte, arrastrándolo ya desde el re malabarismos, suyo secreto descansa en su mayor agilidad, y cuya nacentismo, entre la facultad creadora, de la emotividad estética, libertad es puramente normativa, mecánica, no espiritual. Este que es una función espiritual, intuitiva, común a todos los hombres esfuerzo, disociador, repelente, no hace sino activar, acelerando el y a todas las inteligencias, y el proceso de elaboración artística pu proceso de disolución, iniciado por el academismo.
ra manualidad, oficio cuyo cultivo requiere dedicación profesional.
Mientras el arte siga siendo una culto ególatra, y no palpite El contenido propio del arte, su materia expresable, es la emoción, en él, fecundándolo. una emoción intensamente humana, y siga la cual, por el hecho de intuirse espiritualmente y no en virtud de desentendiénduse de toda vinculación y todo nexo social este prouna elaboración intelectual específica, es común a todos los homceso disolutivo no se detendrá. El arte, como manifestación indibres e inteligible a todos, siendo ella la que da al arte su condiciovidual, y como fuente de placer individual, no puede subsistir, pornalidad humana, su trascendencia universal. Pero cuando esa que no tendrá una atmósfera respirable, y pronto agotará su confuente de emotividad no existe, el artista nada tiene que decir y tenido y sus posibilidades expresivas.
usa solo la verborrea, de la pendolística y el manualismo virtuoso, moviéndose sobre el vacío, precipitando el arte en un proceso rá Para perdurar y para subsistir, el arte no debe ni puede ser pido e incontenible de disolución.
producto de minorías, de selecciones, que sientan y obren de espaldas a la sociedad en que viven. El espíritu de una época, y el conTodo el arte, del Renacimiento acá, ha venido acentuando esa tenido humano que en una época se encierra, no puede ser obra desvinculación, y el oficio, la pura manualidad, la habilidad astuta, o expresión de individualidades, sino de la colectividad.
es decir, la materialidad del proceso de elaboración artística, han Es por esto que el arte, debe ser un instrumento de militancia activa y deanulado por completo el contenido estético y emotivo de aquella, cisiva en todo movimiento social, y no, empequeñeciéndose, un mepretendiendo suplirla. Este proceso de desvinculación, ese culto a la habilidad, esa progresiva manualización se han acentuado exaro exponente de anomalías individuales hiperestésicas, porque ese cerbadamente en el transcurso del ochocientos, hasta llegar a ser hiperestesiamiento, esa pretendida aristocracia individual, por su limitación, constituye un círculo vicioso que pronto agota su conteel único fin y el único incentivo de la producción artística. tono con las corrientes crecientes de industrialización de la producnido, y su potencial humano. Frente, a todos los ultraísmos, que no tienen otro valor que el de un experimento, ni otra trascendención, de profesionalización de la sociedad, de anulación de la persocia y derrota, el arte de Diego Rivera, rudo, basto, grosero, ante el nalidad moral del individuo con vistas a su clasificación y funciocual desfila en romería de admiración devota y comprensiva el puenes profesionales, el arte a su vez se industrializa: es uno más de blo mexicano, nos da una gran lección de humanismo y de eficacia.
los productos que se echan al mercado; y deja de ser una fuente de emociones, capaces de interesar a todos los hombres, uniéndolos, si, como lo pregona el arte nuevo, lo que este pretende es porque la emotividad no es privativa de un grupo o estamento deperdurar como síntesis representativa del espíritu y los afanes de terminado, para convertirse en un producto y una profesión renuestra época, debe nutrirlo y fecundarlo un gran ideal humano, tribuibles.
profundamente humano, capaz de mover y conmover el espíritu de Este arte aburguesado, cuya eficacia se mide por su perfec. todos los hombres. en nuestra hora, esta aspiración y esta gran ción mecánica, por su exactitud precisa, que otra cosa no persigue emoción, no es otra sino la revolución social, la revolución proletael correccionismo académico, nos vence, nos maravilla, nos abru ria, tierra de promisión para todos los oprimidos, que son, frenma, por su inmensa sabiduría, por sus astucias hábiles y amañadas; te a una minoria opresora, la mayoría proletaria. Todo lo demás, pero ni nos conmueve ni llega a emocionarnos; proque no se encie todos los ultraismos de la barricada intelectual, no pasan de un esrra en él un afán ni un contenido, lo suficientemente amplio y uni nobismo, excéptico y errotista.
versal para que puedan interesarnos y conmovernos. Es un arte de eficacia, en la que el espíritu es vencido y anulado por el practicismo imperante, y la moral valorada por el grado de eficacia de Marti Casanovas, las acciones humanas.