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30 Amauta LA UNIVERSIDAD REACCIONARIA POR LUIS ANIBAL FERNANDEZ En el escrutinio de los últimos años universitarios, el de 1927 representa el año de la más detestable reacción. por eso, el año también de la mayor inutilidad. Tales resultados no podían dejar de producirse. Desde marzo quedaban ya evidenciados, con la elección del Rector.
Los recelos y las críticas que ese equívoco produjo han sido confirmados. Lo reconocen así, hasta hombres de ideario opuesto al nuestro. No niegan su desaprobación ni su enfado, precisamente quienes tenían la ilusión demasiado cristiana de que quizá el Rector elegido diese algo más.
La ilusión ha quedado desvanecida. Pero en un año más de espectativa la polilla que roe San Marcos perforó más los hombres y los estatutos y se siguió perpetuando en la especie, no obstante estar abiertas sus puertas con risible dignidad.
Cierto es que el pauperismo intelectual e ideológico de este año universitario concuerda con el año, tan de Beocia, que ha vivido el Purú. Pero no puede por esto ser disculpado.
El mal es sólo consecuencia de sus hombres y de su organización interior. Una organización indigna de la época, que cada día va fracasando más, exhibiendo su ranciedumbre y sus llagas. unos hombres dirigentes para quienes sus mejores biografías son las peores acusaciones. Aunése al drama la concurrencia imprescindible de una juventud que en poco tiempo ha perdido el afán noble y la inquietud beligerante. Son los tres elementos que muy ligados llevan a la Universidad por los caminos más ruinosos. Unas veces hacia el ridículo. Otras tantas hacia la humillación. siempre al fracaso que tanto seduce y que tanto prestigia.
Ninguno de los tres quiere comprender que las Universidades de la hora no son los talleres sanchopancescos que San Marcos encarna como gran prototipo. Nó. Aislarse de las orientaciones modernas, aislarse del vértigo con que el mundo contemporáneo hace su vida, es mejor, mucho mejor. Porque los malos aislamientos favorecen la podredumbre. Porque éste es el gran oriflama que San Marcos luce ante América.
Hasta hace poco, apenas dos años, la juventud universitaria tenía la aspiración amorosa de la reforma. Batalló por ella como pudo, con las algaradas de la inexperiencia y los extravíos utópicos de la novedad. Pero su afán, su ideación, el fervor que brindó al movimiento reformatorio, el sacrificio que hizo de pérdidas de años, la amplitud ideológica demostrada en el bullicio y en el debate, constataron, que sus horarios estaban muy de acuerdo con la inquietud mundial.
Tenía un espíritu que las demás juventudes americanas saludaron con emoción. Cuán enérgica no sería su inquietud, que el Dr. Villarán se sintió urgido a elogiar sus agitaciones. En el documento de su renuncia, que indudablemente es la mejor página de su historia, decía sin rodeos y sin sonrisas, que los jóvenes daban ejemplos a los hombres. Nadie se atrevería a decir ahora que esos ejemplos se siguen dando. Se ha producido la inversión; ha vuelto el detestable procedimiento: los viejos dan ejemplos a los jóvenes. son precisamente esos ejemplos los que han llevado a San Marcos la inmoral conformación. La polilla que antes sólo era un artículo de primera necesidad en el menú intelectual del profesor, del decano y del rector, ahora también lo es del estudiante.
Los benemeritos de San Marcos estafados ante la vida no han querido ser solos en su mala ventura. Se han dedicado por eso a estafar a la juventud.
Malas artes han propiciado esta estafa. Iñigo de Loyola y Maquiavelo no tendrían nada que aprender de quienes aquí en el Perú han llenado de sombras la conciencia y el espíritu de la juventud universitaria.
El balance del año recién terminado dá la más penosa impresión de las rebeldías estudiantiles. Puede decirse, no obstante las estimables excepciones que aún quedan, que San Marcos ha sido ganado totalmente por la reacción. Así, la reforma universitaria ha dejado de ser una conquista. Del tan alardeado movimiento del 19 no queda ya nada. Muy por el contrario, catedráticos tachados entonces son ahora catedráticos eminentes. Del movimiento furioso y radicaloide del 21 queda todavía menos. Apenas el olvido. de las jornadas del año 24 quedan sólo anécdotas. La vetusta organización que se pensó siquiera reformar ha solidificado su estabilidad. Quienes soñaron en una universidad útil para el Perú; quienes la quisieron laboratorio en que pudiera plasmarse una nueva nacionalidad; todos los que se desvelaron por el anhelo de convertirla en una gran escuela de acción social, evidenciarán mil desengaños, que con todo, no deben desconcertar.
Desconcertarse ante esa conclusión sería aumentar los equívocos. Fueron malos los procedimientos empleados para lograr la reforma. Estuvieron erradas las actitudes. Mal gerenciadas las rebeldías. Los resultados obtenidos dan recias enseñanzas. las generaciones que surjan, esas generaciones levantiscas que ya se revelan en los colegios de segunda enseñanza de la república y aún de Lima, aprovecharán de estos experimentos y de estas quiebras.
Pero el problema de San Marcos no es sólo un problema estudiantil. Está por su trascendencia y por sus episodios, elevado a la misericordiosa categoría de problema nacional. Su discusión y sus soluciones no dependen ya de una huelga, de una asamblea, de una Federación, por menos pintorescas que resulten. Tampoco quedan encomendadas a la elección de un rector y a las permutas de los decanos y profesores. Ni menos aún a que cada cuatro años ingrese a la Universidad como una gran conquista revolucionaria, un catedrático joven. El problema de la Universidad de San Marcos pertenece al desvelo y al programa de cualquier grupo social o político. Discutirlo urge a todos los intelectuales.
Resolverlo será la obra de una revolución, que indudablemente no sea un cuartelazo.
Para tal verificación hay que preparar las energías y los individuos. Con los hombres actuales, con esos Pachecos tan distinguidos, tan consagrados, tan fastidiosos, no se puede ya hacer nada.
Felizmente a unos les espera la jubilación legal y a otros la liquidación biológica. Nuevos hombres son los que deben imprimir a la Universidad las nuevas orientaciones y los nuevos cauces. Esa es la espera que hay que esperar. Pero no con la tranquilidad inútil del budista, ni con la agitación falta de ingeniería del excitado.
Hay que esperar la gran Universidad nacional atacando incesantemente a San Marcos, descubriendo su cuantiosa miseria, divulgando sus cuitas, exhibiendo su fango. Vendrá la Universidad nueva tanto más cerca, cuanto más incesantes sean los ataques y cuanto más honrados sean los atacantes. Lo demás es inútil. Luchas doméstivas sin eficacia y con trueques de la fe y de la vibración. una Universidad tan apolillada es imposible darle la vida con reformas académicas o chascarros parlamentarios. La mejor solución, la más eficiente, para una institución tan carcomida por la polilla es el fuego que todo lo acaba y después la edificación que todo lo olvida. Al menos. ese debe ser nuestro gran derrotero.
Poema al lado del sueño Parque salido de un sabor admirable Cantos colgados expresamente de un árbol Arboles plantados en los lagos cuyo fruto es una estrella Lagos de tela restaurada que se abren como sombrillas Tu estás aquí como la brisa o como un pájaro En tu sueño pastan elefantes con ojos de flor un ángél rodará los ríos como aros Eres casi de verdad pues para tí la lluvia es un intimo aparato para medir el (cambio moù Abel tel ven Abel en el té Distribuyes signos astronómicos entre ius tarjetas de visita Oquendo de Amat