16 Amauta El Re descubrimiento de América II EL SENTIDO DEL CONJUNTO POR WALDO FRANK En su primer artículo, Los últimos días de Europa. véase AMAUTA, No. 11) Mr. Waldo Frank estableció que la cultura occidental no ha sido sino una: el Mediterráneo (cuyas costas fueron Judea, Grecia, Roma, Alejandría) fué el generador y es su símbolo. Alcanzó su mayor altura orgánica en la Edad Media.
La época moderna es el periodo de su muerte. Esta disolución, señalada por el relajamiento de energías contenidas en la síntesis cristiana, tomó formas tales como el Renacimiento, la Reforma, el Descubrimiento y la Ciencia. El viaje de Colón lo expresa mejor. Así como el Mediterráneo fué el símbolo del Cuerpo cultural de Europa, el Atlántico es el símbolo de su ruptura. más allá del Atlántico está situada la América.
Nuestro exámen de Europa fué un experimento para definir el fondo de la situación de la cual América pudo.
emerger inteligiblemente. Ahora, debemos comenzar una vez más, a definir el fondo del valor que puede únicamente hacer válida la América que descubrimos. través de estos escritos, el Todo no está comprendido meramente como una meta deseada, sino como el origen y el fin de nuestro ser creador. Se crée que la Totalidad es una en la realidad como en la letra, con la santidad y la salud (1. Podrá proponerse que la Totalidad debe ser tanto personal como social, en orden a cualquiera de ambos; que el hombre individual no puede perfeccionar su salud a menos que viva, conscientemente, dentro del conjunto que conscientemente sostiene la vida toda.
Nos aproximamos al sentido del conjunto, atendiendo a la religión.
Spengler en su comedia de las Culturas se deja llevar de la fantasía de que los genios religiosos, florecen en la juventud de un pueblo, se condensan en la ciencia de su mayor edad y se marchitan en el materialisino de su muerte. Tal vez Comte y Spencer sean los responsables de esta idea que es apaciblemente aceptada por los intelectuales modernos. como habria sido rechazada por los de épocas anteriores. En aquellos días, cuando se creía en las Escrituras literalmente, el progreso de la religión era la norma. Se juzgó a los hebreos como un pueblo que del materialismo había evolucionado hacia la religión; cuando apostataron fueron reprimidos y destruídos. Los griegos y los romanos fueron igualmente naciones que del pensamiento materialista y científico crecieron a lo universal y finalmente fueron dignos de la revelación religiosa. los bárbaros que tomaron Romay vinieron a Cristo se les supuso un progreso semejante.
Con el siglo XVIII cambió todo esto. Rousseau, al descubrir roto su mundo excesivo, divorció los valores clásicos de religión y civilización. 2)
Excepto unos pocos poetas, los intelectuales aceptaron la antítesis y escogieron la civilización. La idea del progreso, aunque emanada de una fuente religiosa, llegó a ser purificada de toda significación religiosa. El Valor y la Sabiduría partían del Señor. El mundo intelectual creyó que la religión y la ciencia eran opuestas: la religión fué el camino del niño, la ciencia la senda del adulto.
Ninguna idea tan superficial fué más desastrosamente combatida en la mente humana. La cosmología y la antropología de la Europa pre darwiniana pueden haber sido simples; pero si un mito es una noción manifiestamente falsa, nuestros padres que aceptaron el de Jonás y la ballena fueron gentes de cabeza dura comparable con la de estos hijos de los positivistas, que pensaron que nuestro sentido religioso tenía alguna afinidad con el vestigio de rabo heredado del mono.
La religión, naturalmento, no es ni un sentido ni un impulso. No es nada natural. La religión es un sistema de racionalizaciones construído sobre una necesidad humana que, como todas las necesidades, corresponde a un sentido y a un impulso. Como criaturas substanciales, tenemos las necesidades de nuestros sentidos; aún si, con necesidades fundamentales, el sentido parece despertar solamente a una privación. Necesitamos respirar, pero nos cuidamos de esto solamente por un sentido de asfixia. Necesitamos comer, pero antes tenemos el sentido del har. bre.
Necesitamos mantenernos calientes y confortables, por un sentido de frío y disconformidad. Algunas necesidades, tales como la sexual, son productos manifiestos de una especie de saturación sensorial que puede hacerse aguda.
La cuestión es que no puede haber del todo necesidad, sea visceral, sea glandular, sin algún sentido que despierte ya sea su satisfacción o su menester. Entonces, ya que la religión es tan universal como revelar una necesidad universal, podemos trazarla gráficamente por medio del sentido con el cual se conecta.
Hay en todas las religiones una característica común: se sostienen sobre la premisa del orden. El hombre, al confrontar un multiverso, lo transfigura en una especie de orden en que él tiene su parte. Este orden será animístico, al relacionar los árboles y las bestias de una selva a la necesidad salvaje; o será cósmico, conforme al designio de la conciencia o de la religión. El orden de alguna especie se encuentra siempre allí; y todo orden es una unidad integrada de la variedad por un espíritu. El orden es la anatomía de todo conjunto. Por consiguiente, la religión es un edificio de alguna clase de Conjunto. El Conjunto de la religión es siempre uno que el creyente experimenta tan bién como conoce: en el que puede particiqar (esto es la santidad) por cierto estilo de vida. Observamos por esto, que la religión es la construcción deliberada de un conjunto: que esto revela la necesidad de un conjunto: y que esta ne: cesidad puede responder a un sentido. 3)
Ya que cualquier orden afirma un conjunto, es claro que las otras actividades del hombre están emparentadas, en ne.
cesidad y sentido, a aquellas que están bajo la religión.
También la ciencia es el establecimiento de los conjuntos (4. El conjunto de la ciencia difiere en que permanece a extramuros de la experiencia del conocedor; no lo hace enitrar en ella. El hombre puede ordenar las estrellas de un cosmos y sin embargo no vive dentro de esa integridad.
De aquí que la Astronomía se llame ciencia. El orden de la ciencia es concepto puro; los materiales de su orden se suponen ser datos simples de los sentidos físicos. El Arte, también, es una estructura de conjuntos. Pero los materiales del arte no son, como aquellos de la ciencia, meramente concebidos en un orden; son producidos en algo que tiene orden. Para efectuar esta encarnación, la identidad del artista debe admitir los materiales de su arte. La enti dad artística no consistirá solamente, como en la ciencia de lo que ofrecen los sentidos físicos, sino de los conceptos personales y de la emoción del artista. Será un conjunto creado y del que participa él mismo. Ahora, el poseedor entra también en la entidad artística: él, también, establece El origen de todas estas palabras es el anglosajón hal. El fué el más típico de su época. Cierra a Voltaire y los Enciclopedistas, que él suponía. En el desenvolvimiento de este pensamiento se demostraría que otras necesidades y sentidos, correspondidas por varias religiones, ya son accidentales y extrañas a la religión o son expresiones mediatas del agente inferior de necesidad y del sentido de conjunto. despecho de su especialización, las divisiones de la ciencia se dirigen a hundirse en el abismo.