8 Amauta La Convención Internacional de maestros de Buenos Aires Un acontecimiento, bien diverso de la Vla. Conferencia Panamericana en su espíritu y en su trascendencia, ha sido la Convención Internacional de Maestros. Poco importa que el cable no haya hablado cotidianamente de sus debates e incidentes. En ella han estado representadas las mejores fuerzas de renovación del continente. Participó en sus labores con ejemplar entusiasmo una delegación peruana. De su comité organizador formó parte nuestro compañero Oscar Herrera.
Julio Barcos escribe lo siguiente reseñando las labores de la conferencia: res de piernas entre ciertos connotados personajes. En cuanto a las asociaciones, gremiales y culturales del país, afortunadamente todas se fueron incorporando con espontaneidad a la Convención.
Del exterior llegaron adhesiones valiosas de personalidades con re.
putación mundial y de instituciones consagradas como líderes de la nueva educación. Teníamos, pues, motivos fundados los miembros del Comité Organizador para confiar en el éxito de nuestros trabajos. En efecto, pocos Congresos internacionales habrán contado con mejor calidad de delegados que los que vinieron a esta Convención. Yo no tengo empacho en decir que entre los componentes de esta asamblea, donde había hombres del Uruguay, Chile, Paraguay, Perú, Guatemala, Bolivia y Argentina, no se ignoraba nada de cuanto se hace, se predica, se ensaya, en materia de enseñanza, en cualquier rincón de Europa. Estamos al día en tado lo que respecta a la faz técnica del problema, pero como estamos más libres de trabas políticas y chauvinistas que los educadores europeos, los superamos en libertad de espíritu y en independencia mental, para enfocar en su aspecto sociológico el magno problema de la cultura.
ORIGEN DE LA CONVENCION UN PACTO DE AMISTAD ENTRE EDUCADORES Corresponde al magisterio chileno, que al presente es la única fuerza nacional organizada, con orientaciones definidas y con una admirable experiencia en su acción social, la iniciativa de esta Convención. Por las razones políticas que han perturbado a Chile en estos últimos años, no se realizó dicho torneo en aquel país. Prefirieron los autores de la idea que se realizase en Buenos Aires y designar:ɔn para ello a personas que por su actuación y sus codiciones personales eran merecedoras de su confianza.
El Comité Organizador compuesto por estas personas e integrado por delegados de instituciones de responsabilidad notoria, no hizo sino interpretar fielmente el pensamiento de la Convención de Talca, donde se sancionó el proyecto y se acordó la tabla de materias.
Lo primero que se hizo fue un balance de sociedades, personas y publicaciones que dentro y fuera del país se hubiesen distinguido por su contribución en pro de los ideales de la nueva Pedagogía que teórica y experimentalmente se propaga hoy en todo el mundo.
Como no se trataba de realizar uno de tantos congresos de fósiles pedagógicos, sino un certamen educacional con gentes de ideas progresivas, más o menos informadas de las reformas que se realizan en países civilizados, nos abstuvimos de invitar en forma especial a los retardatarios que usufructúan posiciones opíparas en el presupuesto. Ellos podían venir. y efectivamente vinieron) como representantes de las numerosas entidades sin color ni sabor que hay en el país. En cambio, fuimos generosos para no omitir un sólo nombre de aquellos que se suponían informados y hasta partidarios del movimiento de las escuelas nuevas. Muchos respondieron al llamado. Otros cuidadosos de no comprometerse en aventuras arriesgadas ni siquiera tuvieron la delicadeza de agradecer la invitación. El miedo ya había empezado a producir tembloAparte del valor científico y cultural que para log informados tiene esta Convención Latino Americana de la Nueva Educación, ella ha servido para crear una bella convivencia espiritual plena de simpatías entre núcleos de individuos afines que trabajaban hasta hoy dispersos en sus respectivos países y que en. sucesivo tendrán por campo intelectual todo el Continente.
Los maestros uruguayos. con esa hospitalidad del corazón que les es característica invitaron a las delegaciones de Chile, Paraguay, Bolivia y demás repúblicas suramericanas a pasar con un día en la ciudad. oxígeno, en la luminosa y helénica ciudad de Montevideo. Fue aquél día imborrable de fraternales expansiones que sirvió de broche de oro a la nobilísima justa intelectual de la Convención. La espléndida recepción que hicieron los uruguayos a sus colegas, ha creado en el magisterio de los citados países ura deuda de profundo cariño que se amortizará periódicamente con visitas recíprocas de la misma índole. Cómo no tener fe mal que pese a las harpías de la prensa capitalista. en esta generosa cruzada de los maestros americanos por un ideal de libertad de la cultura para llegar a la cultura de la libertad?
Julio Barcos tisfecha a la docencia, mas inclinada que antes por obvias razones a un temperamento transaccional, y que el Gobierno, inducido igualmente a aceptar una fórmula de normalización, se allanaba a ratificar en todas sus partes.
Como es natural, este compromiso ponía en peligro las conquistas del estudiantado, ganadas en buena parte al amparo de la situación que aquel venía a resolver aunque no fuera sino temporalmente. Y, en efecto, muy pronto se advirtió una mal disimulada tentativa de anular poco a poco las reformas de 1919. Algunos catedráticos restablecieron el abolido régimen de las listas. Pero esta tentativa encontró alerta a los estudiantes, en cuyo ánimo tuvieron profunda resonancia primero el Congreso Estudiantil de México y luego el fervoroso mensaje de las juventudes del Sur de que fuera portador Haya Delatorre.
El nuevo rector que, al asumir sus funciones, había hecho con la moderación propia de su espíritu, siempre en cuidadoso equilibrio, una profeción de fé reformista y hasta una crítica de las disposiciones de la ley de enseñanza que sustituían la libre asociación de los alumnos con un centro estudiantil universitario de organización extrañamente autoritaria y burocrática, coherente con estas declaraciones, comprendió enseguida la conveniencia de emplear también con el estudiantado la política del compromiso, evitando toda destemplada veleidad reaccionaria que pudiese excitar imprudentemente la beligerancia estudiantil. El rectorado del doctor Villarán, sobreponiéndose a los conflictos locales provocados por catedráticos conservadores, señaló así un período de colaboración entre la docencia y los alumnos. El apoyo dispensado a la inteligente y renovadora acción de Zulen en la Biblioteca y la atención prestada a la opinión y sentimiento del estudiantado, consultados frecuentemente sin exageradas aprensionse ideológicas, granjearon a la política del rector extensas simpatías.
El decano de la Facultad de Medicina, doctor Gastañeta, que adoptó la misma línea de conducta, inspirando sus actos en un sagaz espíritu de cooperación con los estudiantes, obtuvo un consenso aún más entusiasta. la labor de algunos catedráticos jóvenes contribuyó a mejorar las relaciones entre profesores y estudiantes.
Esta política impidió la renovación de la lucha por la reforma. De un lado, los profesores se mostraron dispuestos a la actuación solicita de un programa progresista, renunciando, en todo caso, a propòsito reaccionarios. De ctro lado, los estudiantes se declararon prontos a una experiencia colaboracionista que a muchos les parecía indispentable para la defensa de la autonomía y aún de la subsisrencia de la Universidad. Concluirá en nuestro próximo número)