Bolshevism

32 Amauta MOSCU, LA CIUDAD MISTICA POR CARMEN SACO Todas las manifestaciones de la vida rusa son de espíritu y de amor. Su misticismo cuelga los iconos en los muros de las calles con lámparas encendidas. en las manifestaciones de culto todo reviste un ceremonial litúrgico y faustuoso.
Los íconos son pinturas de santos y apóstoles vestidos de oro y de piedras preciosas. Están dibujados en un canon inmutable que alarga las figuras y las espiritualiza.
Moscú es la ciudad mística en que los hombres con barbas y cabellos de apóstol se visten de plata para incensar los íconos. Yo los he visto con los incensarios de orfebrería inclinarse ante las imágenes hieráticas y con el humo perfumado y litúrgico, envolverlas en una nube. Yo he oído al pueblo ruso cantar en coro con voz lacerante los salmos de las ceremonias fúnebres. Era como un solo llanto, era la tristeza de dolores antiguos; la tristeza del siervo oprimido. Traían un muerto cubierto de flores, la cara descubierta, con la cruz bizantina en el pecho. Salió a recibirlo el mismo apóstol vestido de plata, y después de genuflexarse varias veces se retiró al Iconostas tabernáculo de oro.
Ví también un bautismo de rito ortodoxo; un sacerdote de ropas talares y suntuosas, salió como envuelto en un nimbo de incien30, tomó unas tijeritas quirúrgicas y cortó por tres veces el cabello del niño neófito: lo lavó con una esponja y después dió vueltas al rededor de la pila bautismal cantando.
Pero este pueblo idealista no olvida el comer: come bien y tal vez mejor que ningún pueblo. Come cosas exquisitas y a un precio bajo; es un pueblo gastrónomo. En el restorant del Comisariado de instrucción sostenido por el gobierno, se apiñan los trabajadores a las ventanillas del despacho y reciben excelentes carnes, sabrosos rellenos, caviar, leches cuajadas o calientes, huevos, etc. por cuarenta o cincuenta kopeks, y hasta por veinte, o sean veinte centavos de nuestra moneda, y una comida opípara cuesta hasta eincuenta ventavos. Además hay pan a discreción y no se paga 00 por él, a las salidas de los teatros y de los cinemas, todas las pastelerías se llenan de gentes que compran riquísimos panes hechos con pasas, tortas de anís, otras con diferentes condimentos, trabajadas a la perfección; dignas de un gourmet refinado.
El pueblo ruso es un pueblo artista que comprende por instinto lo bello, porque sabe apreciar cosas que uno cree solo al alcance de gentes de cierta cultura. En el Kinokolo ví una cinta extraordinaria. Una cinta de vanguardia avanzadísima, seguida por los trabajadores con la mayor atención y en silencio. leían diarios ilustrados y escuchaban la orquesta estupenda del inmenso hall de espera. La sala se llenó. Sin un asiento vacío, pasó ante la inCARMEN SACO, por el pintor español José de la Solana mensa multitud la cinta de Lunacharsky El Veneno.
Se proyectaron en la pantalla detalles inimaginables: una oreja Las calles de Moscú están repletas de gente que corre y el colosal cubrió ella sola todo, dando la impresión de montes, abis empedrado de ellas obstruído por innumerables cochecitos para una mog y grietas, fué un mundo desconocido y que sin embargo es nues sola persona y muy originales y elegantes de forma. Son cochecitro. Nunca sentí como entonces tan patente nuestro misterio y tos zaristas, tirados por caballos maravillosos de color, de forma nuestra ignorancia. Después pasó la visión de un ebrio que ve el y de paso, con largas crines ondeadas que flotantes les caen sobre mundo marchando de cabeza. Las piernas y los pies para arriba; los ojos, les cuelgan del cuello, les arrastran de la cola hasta los eran como ramas que se agarraban a una viga del techo o se des cascos, largas y ondeadas como las cabelleras de las mujeres.
plazaban velozmente. No parecían apéndice de un ser, eran como Tienen colores fantásticos. Son o todos negros o todos dorados o animales dotados de vida propia como si se hubieran independizado blancos nítidos con manchas rojas como las vacas. También un del hombre. como en la vida, se proyectaron cosas paralelas y paso muy elegante, muy estilizado.
opuestas, contradictorias. Al lado del drama de la muerte llamada Las calles de Moscú están llenas de ruido de voces, de carrepor una pasión enloquecedora la vida serena de los peces que dan ras, de gritos de vendedores de fruta apostados en filas a los bordes vueltas en una redoma de cristal; una redoma gigante con una de las aceras. En las canastas hay uvas largas como dedos, que se agua fantástica, en la que los peces movían sus aletas, yendo uno llaman dedos de jovencita. peras, pepes de sandía en costales.
tras del otro, o agitaban la falda transparente de su cola. des etc. frutas de todos los climas y de todas las altitudes de la inmenpués más pequeñas y simultáneas, pared de por medio con el drama sa Rusia. Hay vendedoras de chocolates riquísimos y baratos, y en la cámara oscura en la que se adivina la lucha y aparece entre de cigarrillos con muestrarios como mosaicos.
las sombras, la mano homicida o el gesto de la agonía.
Esta multitud que pulula y que vocea vá vestida de na maneLas films de Moscú han alcanzado en fotografia el puesto de ra uniforme y sobria; las mujeres con pañuelo a la cabeza, algunas Vanguardia. Todas son de propaganda bolchevique. Tienen colores con gorritos de encajes, otras con turbantes de seda. Pero no hay fuertes o sombrios, envuelven las figuras dándoles un relieve de es lujo parisien ni chic, ni una faldita plisada, ni un par de medias cultura. Los opuestos de blanco y negro tienen contrastes que emo de seda. Solamente medias de hilo o de algodón. Algunas las llecionan. Es el arte fotográfico en todas sus posibilidades. ningún van cortas como los calcetines de los hombres; las piernas magnípaís del mundo ha alcanzado en fotografia tal perfección, tal ficas adquieren con la desnudez un caracter de franqueza casta.
arte, Hay tan poca elegancia que mi modesta y usada capa de lana ne