30 Amauta DE LOS DE ABAJO POR MARIANO AZUELA (1)
IV Pos yo no sé. Porque no. ya me entiende? Lo que ha de hacer es dármele ánimo a la gente. He recibido órdenes a deteAsomó Juchipila a lo lejos, blanca y bañada de sol, en medio ner una partida que viene por Cuquío. Dentro de muy poquitos días del frondaje, al pie de un cerro elevado y soberbio, plegado como tenemos que darnos un encontronazo con los carranclanes. y es turbante.
bueno pegarles ahora hasta por debajo de la lengua.
Algunos soldados, mirando las torrecillas de Juchipila, suspiValderrama, el vagabundo de los caminos reales, que se incorraron con tristeza. Su marcha por los cañones era ahora la marporó a la tropa un día, sin que nadie supiera a punto fijo cuánđo cha de un ciego sin lazarillo; se sentía ya la amargura del éxodo.
ni en dónde, pescó algo de las palabras de Demetrio, y como no. Ese pueblo es Juchipila. preguntó Valderrama.
hay loco que coma lumbre, ese mismo día desapareció, como había Valderrama, en el primer período de la primera borrachera llegado.
del día, había venido contando las cruces diseminadas por caminos y veredas, en las encrespaduras de las rocas, en los vericuetos de los arroyos, en las márgenes del río. Cruces de madera negra reV cién barnizada, cruces forjadas con dos leños; cruces de piedras en montón, cruces pintadas con cal en las paredes derruídas, hu Entraron a las calles de Juchipila, cuando las campanas de la mildísimas cruces trazadas con carbón sobre el canto de las peñas. iglesia repicaban alegres, ruidosas, y con aquel su timbre peculiar El rastro de sangre de los primeros revolucionarios de 1910, asesique hacía palpitar de emoción a toda la gente de los Cañones.
nados por el gobierno. Se me figura, compadre, que estamos allá en aquellos tiem: Ya a la vista de Juchipila, Valderrama echa pie a tierra, se pos, cuando apenas iba comenzando la revolución, cuando llegábainclina, dobla la rodilla, y gravemente besa el suelo.
mos a un pueblito y nos repicaban mucho, y salía la gente a enLos soldados pasan sin detenerse. Unos ríen del loco, y otros contrarnos con músicas, con banderas, y nos echaban muchos vivas le dicen alguna cuchufleta.
y hasta cohetes nos tiraban dijo Anastasio Montañez.
Valderrama, sin oír a nadie, reza su oración solemnemente. Ahora ya no nos quieren. repuso Demetrio. Juchipila, cuna le la Revolución de 1920, tierra bendita. Sí, como vamos ya de rota batida. observó la Cotierra regada con sangre de mártires, con sangre de soñadores.
dorniz.
de los únicos buenos. No es por eso. a los otros tampoco los pueden ver ni en Porque no tuvieron tiempo de ser malos completa la frase estampa.
brutalmente un oficial ex federal que va pasando. Pero. cómo nos han de querer, compadre?
Valderrama se interrumpe, reflexiona, frunce el ceño, lanza no dijeron más.
una sonora carcajada que resuena por las peñas, monta y corre Desembocaban en una plaza, frente a la iglesia octagonal, burtras el oficial a pedirle un trago de tequila.
da y maciza, reminiscencia de tiempos coloniales.
Soldados mancos, cojos, reumáticos y tosigosos, dicen mal de La plaza debía haber sido jardín, a juzgar por sus naranjos Demetrio. Advenedizo de banqueta causan alta con barras de latón escuetos y roñosos, entreverados entre restos de bancas de hierro en el sombrero, antes de saber siquiera cómo se coge un fusil, mieny madera.
tras que el veterano fogueado en cien combates, inútil ya para el Volvió a escucharse el sonoro y regocijante repique. Luego trabajo, el veterano que comenzó de soldado raso, soldado raso es con melancólica solemnidad se escaparon del interior del templo todavía.
las voces melifluas de un coro femenino. los acordes de un los pocos jefes que quedan, camaradas viejos de Macías, se guitarrón las doncellas del pueblo cantaban los Misterios.
indignan también, porque se cubren las bajas del Estado Mayor con. Qué fiesta tienen ahora, señora. preguntó Venancio a señoritines de capital, perfumados y peripuestos.
una vejarruca que a todo correr se encaminaba hacia la iglesia. Pero lo peor de todo dice Venancio es que nos estamos Sagrado Corazón de Jesús. repuso la beata medio ahollenando de ex federales.
gándose.
El mismo Anastasio, que de ordinario encuentra muy bien Se acordaron de que hacía un año ya de la toma de Zacatehecho todo lo que su compadre Demetrio hace, ahora en causa co cas. todos se pusieron más tristes todavía.
mún con los descontentos, exclama: Igual a los otros pueblos que venían recorriendo desde Tepic. Miren, compañeros, yo soy muy claridoso. y yo le digo pasando por Jalisco, Aguascalientes y Zacatecas, Juchipila era una a mi compadre que si vamos a tener aquí a los federales siempre, ruina. La huella negra de los incendios se veía en las casas desmalmente andamos. De veras. a que no lo creen. Pero techadas, en los pretiles ardidos. Casas cerradas; y una que otra yo no tengo pelos en la lengua, y por vida de la madre que me tienda que permanecía abierta era como por sarcasmo, para mosparió, que se lo digo a mi compadre Demetrio.
trar sus desnudos armazones, que recordaban los blancos esqueY se lo dijo.
letos de los caballos diseminados por todos los caminos. La mueca Demetrio lo escuchó con mucha benevolencia, y luego que pavorosa del hambre estaba ya en las caras terrosas de la gente, aquel acabó de hablar, le contestó: en la llama luminosa de sus ojos que, cuando se detenían sobre. Compadre, es cierto lo que usted dice. Malmente andamos: un soldado, quemaban con el fuego de la maldición.
los soldados hablan mal de las clases, las clases de los oficiales, y Los soldados recorren en vano las calles en busca de comilos oficiales de nosotros. nosotros estamos ya pa despachar a da y se muerden la lengua ardiendo en rabia. Un solo fonducho Villa y a Carranza, a la. a que se diviertan solos. Pero se me está abierto y en seguida se aprieta. No hay frijoles, no hay torafigura que nos está sucediendo lo que a aquel peón de Tepatitlán.
tillas; puro chile picado y sal corriente. En vano los jefes mues¿Se acuerda compadre? No paraba de rezongar de su patrón, pero tran sus bolsillos reventando de billetes, o quieren ponerse ameno paraba de trabajar tampoco. así estamos nosotros: a reniega nazadores.
y reniega y a mátenos y mátenos. Pero eso no hay que decirlo. Papeles, sí. eso nos han traído ustedes. Pos eso compadre.
coman. dice la fondera, una viejota insolente, con una. Por qué, compadre Demetrio. enorme cicatriz en la cara, quien cuenta que ya durmió en el petate del muerto para no morirse de un susto. en la tristeza y desolación del pueblo, mientras cantan las (1) Esta novela mexicana constituye uno de los más recientes y mejores éxitos literarios y editoriales hispanoamericanos. Conocemos ya mujeres en el templo, los pajarillos no cesan de piar en las arde ella tres ediciones casi simultáneas. En obsequio al interés de nuesboledas, ni el canto de las currucas deja de oirse en las ramas ro público por los temas mexicanos, publicamos estas páginas.
secas de los naranjos.