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2 Amauta do, además, en el que Dante vivió junto con su cocinero.
Ese Conjunto está muerto. Pero organismo muerto nu sig.
nifica inanición. Mirad a cualquier cadáver haciendo progreso en su descomposición, y ved cómo eso también es vivir. Europa hormigea en su muerte.
10. Conocemos la materia, aun cuando no podemos crearla.
11. Conocemos lo que es pensamiento separado de la materia.
11. La ley de causa y efecto, sobre la cual descansa la lógica y la ciencia de todas especies, es absoluta.
13. El Tiempo y el Espacio son reales; son indepen: dientes de nuestra mente; estamos entre ellos, mas bien que ellos entre nosotros.
14. La individualidad humana llámese alma, espíritu, yo existe, no relativamente, sino en evidencia en el Tiempo y en el Espacio. He aquí los bloques que hicieron la Casa órga1105 que han hecho Cuerpo conceptual de la Europa Occidental. Ellos fueron la fianza, y la substancias de experiencias del hombre de occidente. En su curso surgían diferencias de opinión entre uno y otro. Judío, jonio, alejandrino, escolástico medioeval, tenían diversos modos de definir todas estas leyes: algunos eran ponderados donde otros eran ignorados o negados osadamente. Pero las diferencias no eran fundamentales, no eran racionales; no era en el absurdo sentido spengleriano, cultural en todo. Platón y Aristóteles se contradecían acerca de la materia y de Dios, y ambos eran griegos. Fariseo y Saduceo combatieron acerca de la virtud y de la condenación y eran sin embargo judíos. Un hombre de Oxford podía estar de acuerdo con un romano más completamente que este con su hermaro. Por largo tiempo estas leyes estabilizaron la anatomía espiritual de Europa.
Entre ellas el hombre vivía y moría, y creaba la belleza y descubría la verdad: los hombres anteriores a Isaías, los hombres posteriores a Shakespeare.
Al examinar estas leyes a la luz del pensamiento moderno, encontraréis que cada una de ellas están muertas.
Fueron los bloques fundamentales de nuestra Casa; han desaparecido. No podemos continuar sobre el proceso de su desaparición; porque ese proceso es una larga extensión de la historia de los tiempos modernos. Copérnico, Galileo, Kepler destruyeron nuestro confortable cosmos. Lamarck, Goethe, Darwin trabajaron en nuestro destronamiento biológico. La incuestionable estructura de nuestra fé y de nuestra razón, en donde residían nuestras certidumbres de la verdad, la belleza y el bien, habìa sido censurada antes de ahora por la herejía sofocada de Duns Scoto, quien declaró la voluntad independiente del intelecto. Ahora vienen Kant, Berkeley, Hegel, Schopenhauer, Freud para hacer es.
trago en la construcción prudente de nuestra ética y de nuestra lógica habilidad del hombre para conocer y poder juzgar. El universo físico comienza a temblar. Euclides resulta menos capaz para explicar la conducta del mundo que géometras fantásticos, tales como Lobachevski, Gauss, Monkowski. Materia disuelta. El átomo viene a ser una agregación de mero movimiento. Los fundamentos fijos dice el Dr.
Whitehead de la física, han estallado; los vi fundamentos del pensamiento científico se han hecho inentiligibles. Tiempo, Espacio, Materia, Eter, Electricidad, Mecanismo, Organismo, Configuración, Estructura, Modelo, Función. todo, requiere nueva interpretación.
La ley de causa y efecto, cuerpo de la lógica de nuestra vida, resulta en el abismo. El europeo, privado de revelación, retrocede hacia la ciencia de los sentidos; privado de esta, cae para seguridad, en aquella. Ahora la propia seguridad ha sido tomada de si mismo. Si Tiempo y Espacio debían ser configuraciones de su pensar, la causa y el afecto vinieron a ser mera secuencia relativa, y el pensamiento que encontró todas las cosas dentro de este Tiempo y este Espacio, se volvió destructivamente sobre si mismo.
El gran cuerpo de experiencia occidental enfermó; y nosotros fuimos arrojados al caos moderno.
Podeis medir el estado de la descomposición cultural de Europa, por contraste con el Conjunto en que habitó Dante. Allí todo tenía su sito, su movimientio con ritmo designado en el Todo. De Dios al sacerdote, del Emperador al siervo, del cielo al infierno, de la estrella al átomo, de lo bueno a lo malo, todo era integral. Era un mun.
El hombre de ciencia puede comprobar la muerte del cuerpo por muchos medios. Puede analizar el metabolismo, la sangre o la linfa, y venir al mismo resultado que dice: El corazón se ha paralizado. No hay respiración intensa. Es verdad, de cada célula individual, todavía viviente, siendo bastante sabio, podía configurarse la muerte total. El médico ha sido aquí intencionalmente abstracto, desde que la abstracción es el corte breve. La esencia del cuerpo viviente es el YO. articulado en acción autointeresada, y posiblemente en palabras. El YO. en Europa fallece. No áspira a la acción, no habla más, no posee más conceptos unitarios.
Estudiad la desintegración de la religión. Cbservad en el Renacimiento. la desintegración de las artes y de las ciencias, y del artista y el mundo. Notad cómo el espíritu de Europa, que, un tiempo tuvo una lengua el latín ahora murmulla en acentos diferentes; cómo la nación se enfrenta contra la nación, la clase contra la clase, la facción contra la facción, y persona contra persona. Radio, telégrafo, movilidad. como las palabrerías de la diplomacia y el comercio, son estruendos emitidos por apetitos sociales especiales o celulares: no son palabras; cualquier palabra que queda la vuelven menos inteligible que nunca.
La época moderna ha sido, en verdad, de frenéticos esfuerzos para corregir este conjunto que se eclipsa y se disuelve. El nacionalismo reemplaza el apasionado ideal de la fraternidad en Cristo. El internacionalismo de Karl Marx se empeña en unir las clases a traves de las fronteras y, desde que el orden hierático no tenía más valor, en hacer un cielo homogéneo sin división de clases. Tal vez la más clara señal de esta ruptura es la separación de la Igle.
sia y el Estado. Esta separación ha venido a ser un arrogante ideal, por cuanto sería la mescolanza en la caída del hombre. Si la Iglesia y el Estado significan algo en todo, su divorcio es aquel de espíritu y cuerpo, de pensamiento y acción. Hacer de esto una meta social es coronar el caos.
Religión y política deben formar un todo, si uno de los dos es substancia de la parte saludable. La paz conseguida por desalojamiento de esa unión es la paz de la muerte.
Europa se vanagloria de esta euthanasia. Va más lejos: la separación del gobierno formal actualmente; de modo sutil en países tales como Francia; graciosamente en la Gran Bretaña, rudamente en Italia y España. El espíritu va por un tercer camino. El espíritu está inmaterializado; el cuerpo está desiluminado. Elegid vuestra propia prueba de la muerte de Europa.
La vida del hombre occidental como cuerpo orgánico alcanza su plenitud en lo que llamamos la Edad Media. Con selección rigurosa, el pensamiento y la forma del mundo del Mediterráneo se hace aquí parte integrante de un Todo que los hombres bordean. Aristóteles, Platón, Plotino, los Profetas, los Patriarcas, los caballeros, los monjes, son los hombres que lo edificaron y todos los hombres viven en él.
El Papa Gregorio VII, que declaró el señorío unitario de Roma, formó para eso un centro. Santo Tomás de Aquino le dió una lógica y un intelecto. Dante y Wolfram (1) y Petrarca cantaron su última canción. Sus oleajes son fatales, y lo comprenderemos cuando examinemos que significa por Ciencia por Acción. Pero su esplendor es inmortal; pues de ella es la primera tentativa consciente para crear con todos el hombre occidental y con todos los hombres un todo espiritual incorporado. 1) El autor de Parsifal.