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6 Amauta Yo espero mucho de la lectura del maestro. No le pidamos, por ahora, sinoque se informe de las escuelas nuevas, que gaste un centésimo de su sueldo (vea que poco es) en obras y revistas. Estimulen ustedes la lectura común, con comentario, con ejercicio de discución y con ambiente familiar. Creen ese ambiente precioso de fraternidad de los primeros cristianos que es más que la familia, que es un estado sobrenatural de cariño por un pensamiento al que se le ha jurado la entrega de sí mismo.
Yo desdeño esas sesiones academicas de maestros en que se leen actas, se vota sin interés, se lee con tiesura y se pelean los cargos del directorio. Otra cosa muy diversa habían logrado crear en Chile los pobres maestros de la Asociación de Profesores Primarios. Hay que trabajar con las únicas fuerzas constructivas, las del corazón, y con las ideas, pero organizadas por el espíritu, que es el solo le.
vantador de catedrales. Sin él, se aglomeran hombres, no se les unifica; se crean cuerpos en vez de organismos.
Vea Vd. lo que son la mayoría de las sociedades pedagógicas. qué heladas, qué impotentes y qué inútiles!
aceptar el reemplazo que Vd. desea, de la madre por la maestra, por una razón: la maestra rara vez es digna de reemplazar aùn a la madre mediocre: ve a los niños en inontón, entiende el servirlos como a una clientela, con sus conocimientos, pero no los ama de manera profunda y no puede reemplazar a la otra para la cual el niño Pe.
dro Juan existen individualmente. La madre sigue siendo, mi amigo, la fuerza más linda de este mundo, con la renovación de la vida (siquiera física, que ya es mateterial para que otros trabajemos en eso. la madre danzadora de charleston se suele mudar a los treinta años y volver a lo suyo; cuando en ella no obra el espíritu obra el instinto, lo cual ya es mucho, para sacrificar su bienestar a su criatura. Hay que ayudarla sin disputarle a su chiquito. Yo no sé de pareja humana más maravillosa que la de una madre verdadera al lado de una maestra verdadera, inventando en juegos y en lecciones argucias y maneras para sacar luces de una criatura. Con esa pareja se puede hacer el hombrecito nuevo que queremos, el de buenos humores, alegre, solidario y lleno de inteligencia.
Al lado de las torpezas y las atrocidades de la escuela zurda, las torpezas de la madre quedan pequeñitas.
Al cabo ella no ha estudiado para formar una mente; al cabo a ella no se le llama nunca salvadora de la patria y otras majaderías.
Por otra parte, si Vd. hurga con lentitud en la madre superficial o necia, le asoma tarde o temprano la maestra que a ella misma la hizo, sin ningún sentido superior de la vida y sin interés sobrenatural del prójimo. Maestras que se avergiienzan de venir de la clase modesta, no són las que, llegadas a las alturas de un liceo, vayan a enseñar democracia, a explicar con vehemente interés el trabajo de los hombres, el derecho de los obreros a vivir una vida hermosa, después de crear los objetos hermosos que crean, y sobre todo no son ellas, mujeres a vec le corazón seco y pobre, las que digan a la jovencita que educan que el oficio de ternura que es la maternidad supera a cualquiera otra excelencia humana.
LA ESCUELA NUEVA La Escuela nueva, mi amigo, es una creación espiritua y sólo la pueden hacer hombres y mujeres nuevos, ver daderamente asistidos de una voluntad rotunda de hacer otra cosa. El que la logra es la que la llevaba adentro.
Perdóneme la palabra algo eclesiástica: necesita la escuela nuevos maestros que posean la gracia. La gracia significa para mí movimiento inédito del alma; cierta alegría de crear que Dios da, y que contiene su gozo del génesis, una convicción completa de que la verdad adoptada es la mejor, ninguna concesión a los consejos del pasado abolido; ningún resquicio por donde se cuelen la muerte, el desaliento, el hombre viejo; un fervor del niño que se vea en la cara y que caliente las palabras, que se mire en el gesto y se haga palpable en las menudas acciones: una fe desenfrenada en que de veras el niño es la salvación de todos, carne en que va a hacerse la justicia nueva, carne que no va a oprimir, ni a matar y que no ha venido en vano. El niño es Cristo que trajo volteadura de los valores y que no aceptó ninguna de las supersticiones sociales del Imperio Romano, ni del pueblo judío.
Cuando la gracia nos ha cogido y nos ha quemado ideología, costumbre y manera vieja, entonces se puede ser maestro de la escuela nueva. Que los que no pueden con esto no vengan a hacernos adhesiones que, además de 110 servirnos, desnaturalizan nuestro trabajo y le ponen materia, pedanteria o torpeza.
NACIONALISMOS LOS PADRES Vd. se queja de la influencia de los padres. Yo me quejo con Vd. especialmente del padre. La madre, ignorante y a veces torpe, da lo que tiene; el hombre no hace por el hijo más que el animal; le lleva el alimento (cuando se lo lleva. que ahora el feminismo victorioso permite también que la mujer a una vez alumbre, críe, trabaje y pague la casa.
Con las madres puede hacerse mucho, con las no emancipadas, que renuncian a la vida social siquiera en parte, para educar a sus hijos, o cuanto menos asistirlos con su presencia. Con aquella legión de madres ricas, que han entregado sus niños a todos los extraños para que hagan de ellos lo que les plazca, a la niñera, a la maestra mala, a la calle todopoderosa, con tal de seguir los espectáculos estúpidos de la estación y hacer la gran dama 1950. con esa no hay que hacer; fué una máquina que a su pesar entregó un niño, pero que no muda él niño en hijo.
Esas sociedades de madres anexas a las escuelas podrán asistir a las lecturas colectivas de los maestros, tomar parte en las discusiones, adoptar ente la escuela nueva. Maestra hábil cogerá siempre a la madre, con el interés que le pruebe, de su criatura. Yo vacilo en Me han interesado enormemente sus opiniones sobre la incontinencia patriótica y el nacionalismo. En Europa yo leo con asco esta abundante literatura xenófoba, que cubre Italia, Francia y Alemania. En América se comienza a chupar este veneno. La idea de imperialismo hace olvidar todo a estas gentes: religión cristiana, que es religión venida del ser que más olvidó el país sulyo y que jamás nombró a su Judea; cultura, que quiere decir en buena parte internacionalismo, aceptación del conocimiento superior, venga de donde venga; decencia en las costumbres ya se apedrea aquí en Europa y se injuria al turista. educación de los niños, que es enseñanza y aprovechamiento del mundo. La Amèrica nuestra, en esto como en otras cosas, recibe la infección y la adopta.
Barcos: se me quedan cuarenta asuntos de su libro sin tratar. Para otra ocasión, si yo lo veo en Buenos Aires un día, o si Vd. llega por aquì a visitar las lindas escuelas de Ferriere y de Decroly, hablaremos del formidable problema de las normales, y de otras cosas vitales.
He recibido en estos días la invitación a esa Convención Internacional que Vds. proyectan y de la que puede salir, fácilmente, la Liga Sarmentiana a que yo aludia, so.
bre reforma a la escuela americana, con tendencia social.
Ténganme por adherente. No podré ir, pero procuraré mandarles algùn trabajo. los felicito con el corazón entero. dejo abierta la conversación, y lo felicito por el bravo corazón de hombre que Dios le ha dado para batallar contra la rutina y la estolidez, en bien de los pobrecitos niños.
GABRIELA MISTRAL.