12 AMAUTA S A А POR MARIA WIESSE LA OBSESIÓN DE UN VALS Cuando llegamos a esa ciudad, a las nueve de la mañana, con toda una noche de tren dentro del cuerpo, resonaba ya, en el hotel, aquel vals romántico y dulzón.
Las lánguidas frases subrayaban el choque de las cucharillas contra la porcelana; los mozos traían el café y las tostadas y, sin cansarse, el violoncello repetía el motivo. con pretensiones de melancolía. del vals. la hora del almuerzo el violoncello lloriqueó de nuevo el motivo del desayuno y, de noche, acompañando la cena, tuvimos el plato musical del almuerzo.
Salimos a la calle; a la plaza mayor. Como, en todas las ciudades de provincia, éste era el sitio de reunión de muchachas y muchachos y queríamos observar costumbres, ver tipos, asistir, por unos momentos, a la vida de esas gentes nuevas para nosotros y. por ende muy interesantes. fuimos a la plaza mayor. Bajo los árboles. decoración magnífica del lugar se paseaban las muchachas de grandes ojos soñadores; sin acercarse a ellas las saludaban los mozos con aquella cortesía, un poco ceremoniosa, peculiar de los provincianos; florecían amables idilios y se establecía toda una estratagema sentimental llena de pasión, bajo su apariencia de discreción y de mesura.
Pero en el kiosco central se encontraba la banda que, después de ejecutar briosamente la obertura de Yannhauser. se puso a desenvolver un tema con sabor a novela de Martinez Sierra. Que persecución, Dios mío, fué la del aire aquel almibarado y lánguido! Durante nuestra permanencia en la ciudad del cielo brillante y puro, de las casas pintorescas y de las hermosas mujeres, lo oímos a toda hora y en todo lugar. En los restaurants y confiterías; en los hoteles; en las viejas callejas populares; en el girón del comercio y de los bancos, en los tranquilos barrios de la aristocracia; lo tocaban orquestas y pianolas, fonógrafos y pianitos ambulantes, el violín del méndigo y el piano de la colegiala, que lo intercalaba entre un estudio de Czerny y una sonatina de Clementi.
Lo silbaban los chamacos y era entonado, a media voz, en los saraos y tertulias; solo faltaba que lo interpretara la orquesta que, quincenalmeute, daba conciertos sinfó.
nicos en el Degollado.
La ciudad estaba como poseida, embrujada, hechizada por aquella tonada; nosotros sentíamos todo el malestar de una intoxicación de almíbar y bombones. Ah el divino silencio del campo! Nos hemos refugiado en un lindo rincón de las campiñas cercanas una pequeña laguna de un azul maravilloso, limoneros, jacarandas, sauces y álamos queremos embriagarnos de soledad y de armonía. tenemos que huir; ha comenzado a cantar un tordo y, en su canción, hemos creído reconocer los primeros compases del vals de moda, DESPUES DEL CONCIERTO NUESTRO PROGRAMA Ya no es hora de perderse en discusiones utiles, ni de descubrir o coleccionar matices. Es necesario apartarse de toda mitología.
Nuestro deber, el de todos los intelectuales, escritores y artistas, trabajadores de profesiones liberales, es el de borrar todos esos sofismas y todas esas locuras en los cuales la miseria humana ha estado sumida. Necesitamos aclarar la conciencia de los explotados para que conformen sus actos a la razón y a sus intereses vitales. Debemos expresar brutalmente el acuerdo luminoso de la voluntad de las muchedumbres, con el orden racional y natural de las cosas y con el derecho a la vida. Sobre qué bases podemos tentar de redimir en todos los medios intelectuales los elementos suficientes para preparar los tiempos nuevos? No será sobre un programa político, sino sobre tres grandes y liberales principios de acción. Hélos aquí: 1º Aproximar, reconciliar los trabajadores manuales y los trabajadores intelectuales. Estos son también explotados, arrastrados a la miseria, a la mendicidad o al servilismo, frente a los poderosos y los ricos; Luchar contra la propaganda reaccionaria y arcaica de la ideología y la cultura burguesas; 3º Abrir paso y ayudar a la eclosión de un arte colectivo.
Lo que debe empujarnos hacia lo colectivo son no solamente las razones de vertiginosas oportunidades que he indicado, sino el sentido que debemos tener del valor moral de los hechos y de la vida. El arte se renovará de raiz como la sociedad. Un campo ilimitado se abre ante este renacimiento del que percibimos ya algunos signos.
Tales son los tres puntos de acuerdo con los cuales debe realizarse un agrupamiento internacional y una unidad. Estos principios esenciales se ajustan a la realidad y abren realmente el porvenir.
Han cesado el hondo lamento del cello patética voz humana. la dorada melodia del violín, la risa perlada del piano. Ha sido un trío de Mozart, lleno de ternura y de júbilo. Se han retirado los intérpretes de aquella página deliciosa; se dispersa el público y, ahora, yo estoy en mi casa, en mi cuarto, donde el silencio se ha abierto como una flor. Quiero leer; hojeo el libro de un poeta, que dice de sus amarguras y confta sus penas. Mas este dolor y esta angustia no me emocionan como otras veces; en mi espíritu cantan las estancias perfumadas del trío y siento en mi toda la alegría, la serenidad, la esperariza clara y cordial de aquella música adorable. El silencio de mi cuarto se va haciendo musical, y la noche, que entra por la ventana abierta, trae melodiosos y leves rumores; después de la audición de la tarde intérpretes, público, sala, instrumentos es otro concierto nocturno sin sonidos y sin instrumentos, pero todo lleno de la gracia de Mozart. mi emoción es aún más honda, ahora que han callado el cello, el violín y el piano, ahora que viene la noche misteriosa y profunda.
PAISAJES MUSICALES Grieg es todo el país nórdico con sus horizontes plateados, su cielo transparente, su mar y sus fjords. sus noches resplandecientes, sus montañas azules y sus bosques de aromáticos pinos. Grieg es todo el país nórdico con sus leyendas y sus fábulas, sus cuentos y sus tradiciones; en su música nostálgica y apasionada reviven los antiguos poemas, las viejas baladas, las dulces canciones de amor.
Gnomos, elfos, brujas y duendes; ritmos de fiestas nupciales, danzas jocosas y bailes ardientes, figuras de mujer poéticas y finas; la primavera espléndida de una tierra ruda y hermosa; esa es la música de Edvard Grieg.
Debussy crea paisajes envueltos en la bruma delicada de ciertas mañanas de Ile de France. Latino sutil y refinado, no precisa, sugiere. Su música es una sucesión de exquisitos matices; la arquitectura de sus composiciones tie(Pasa a la página 33)
HENRI BARBUSSE.
Traducción de Alfredo Bianchi)