Bourgeoisie

AMAUTA 31 cia posee.
que el sea, debe ser de duración limitada (la conquista de las ocho horas es ya una bella conquista higiénica, la cual no obstante se trata de borrar, sin que los Médicos en masa y ello es doloroso constatar alcen su voz de protesta. y tal duración va proporcionada a la resistencia del trabajador y a la condición de mayor o menor salubridad en las cuales el trabajo se cumple. De otro lado, cuando se aboliese totalmente la caterva de intermediarios comerciantes la mayor parte de revendedores, controladores, supervigilantes, etc. y todos los ociosos que viven de renta, si todos los hombres válidos trabajasen proficuamente para la colectividad aun que no fuera más de tres horas al día, sería suficiente para que se superasen todas las necesidades de la humanidad. Además faltando el movimiento de especulación serían escuchados y actuados y sin necesidad de coerción de leyes, los consejos de los técnicos sanitarios para colocar a la industria en las mejores condiciones de salubridad.
Es evidente que solo con una transformación diametralmente opuesta del régimen imperante sería posible una completa y solícita actuación de los medios capaces de prevenir las enferinedades. CONCLUIRÁ EN EL PRÓXIMO NUMERO. AMAUTA moral y económico de cada uno de los individuos y de la colectividad.
Para disminuir seriamente el número de enfermos es indispensable: 10. prevenir las enfermedades: curar a los individuos enfermos con todos los medios que la cienPrevenir las enfermedades es cosa más fácil que curarlas. Nuestro cuerpo puede considerarse como una máquina portentosa, pero delicada y compleja; y como todas las máquinas, especialmente si son complicadas, cuanto mejor tenida está tanto mejor trabaja, rinde más y dura mayor tiempo. Resulta más cómodo la conservación escrupulosa de una máquina, que las reparaciones de su desgaste, aún que este sea pequeño; y los desgastes aún que sean de poca importancia pero repetidos, disminuyen indiscutiblemente la eficiencia y la duración de la máquina. Si se desea tener menor número de enfermos, precisará sobre todo prevenir las enfermedades (que representan los desgastes de la máquina humana) cuidando el bienestar de nuestro cuerpo merced a la higiene de la habitación, la higiene de los alimentos y la higiene del trabajo.
En el régimen burgućs la solución del problema de las habitaciones especialmente de los obreros y de los campesinos, no se ha podido ni se podrá nunca obtener; porque derrumbar y modernizar las casas declaradas por la ciencia médica poco salubres o inhabitables (y son tales casi todas las casas del campo, buena parte de las edificadas en los pequeños centros y no pequeño número de aquellas de los grandes centros) y construir las nuevas casas con todos los requisitos determinados por la ciencia (tales como baños y cubicación correspondiente al número de componentes de la familia que deberá habitarlas, con adecuada iluminación y protección de la intemperie, con suministro y distribución racional de agua, con letrinas decentes, etc) representa afanes poco buenos para el engorde de los propietarios capitalistas. Además, después de la gran guerra que ha traido entre otros beneficios el aumento del número de los tuberculosos, el problema de la habitación reclama una solución, más urgentemente. Porque lo recordamos bien a todas las comisiones de lucha antituberculosa, el problema principal que deben resolver contra ese terrible mal es un problema de casa. Sólo dentro de un régimen que sea la negación de cualquier especulación financiera se podrá poner en práctica todos los medios que la ciencia médica aconseja en matería de habitación: para lo cual se podría por ejemplo crear en cada región un tipo único (popular) simple, sólido y ele.
gante, con materiales de construcción producido en serie, para facilitar la rápida la perfecta edificación. La casa higiénica y bella dará al campesino, y más aún al obrero, la salud del cuerpo y la alegría del espíritu, y le invitará a pasar al lado de la propia familia aquellas horas de reposo que hoy dedica a las cantinas, pues en ellas encuentra más comodidad que en su casa.
No menos importante, que la higiene de la vivienda son, para la salud, de nuestro cuerpo, los alimentos sanos y genuinos. Una máquina alimentada con combustible escaso o de mala calidad o falsificado, rinde poquísimo y está sujeta a frecuentes desgastes. En el actual régimen burgués la mayoría de la sociedad está expuesta a un lento y cuotidiano envenenamiento por la adulteración de los alimentos y de las bebidas y por la venta de substancias alimenticias aun cuando estan en malas condiciones.
La avidez de la ganancia no se detiene ante ningún delito; y la bella guerra nos ha dado edificantes, ejernplos. En una sociedad donde se suprima la ganancia particular se suprimirá automáticamente todos los perjuicios que ocasiona el comercio en la actualidad; y después la producción agrícola local y mundial se dirigirá, no según el beneficio económico de cada comerciante o grupo de comerciantes sino se gún las necesidades fisiológicas de la humanidad. las oficinas de higiene, hoy vana sombra de control y represión sanitaria, se convertirán en órganos de consulta técnica en la materia.
Finalmente para la salud del obrero es aún importante la higiene del trabajo. Especialmente el trabajo, cualquiera REVISTA MENSUAL DE CULTURA DIRIGIDA POR JOSE CARLOS MARIA TEGUI Doctrina. Arte. Literatura Polémica Recomendainos la suscrición especial Amigos de Amauta a la edición de lujo, numerada, en papel Snoy. de esta revista. El valor de esta suscrición al año es de 10. El precio de cada ejemplar de la tirada es de Invitamos a las personas que simpatizan oon esta revista a insoribirse en el grupo de 66 AMIGOS AMAUTA