AMAUTA 27 mo y el objetivismo. La belleza lejos de ser estéril, sea interna o sea externa, es fecunda como las mujeres del campo. La belleza interior del artista es creadora; si fuese estéril nada produciría. Produce, precisamente porque tiene entrañas capaces de quedar encinta al más leve contacto exterior. recíprocamente: la belleza de fuera, la belleza objetiva, es igualmente fecunda porque suscita en el artista el gran instinto creador. Es decir que la belleza crea y se crea a sí misma en una perfecta y constante reciprocidad. Excita y recibe. Obra como se men y como matriz. Si la belleza fuese en sí estéril, como afirma Magda Portal; es decir si tuviese atrofiados o extirpados los ovarios, única forma de ser estéril en sí, sería imposible que concibiese nada, por tremenda que fuese la potencia engendradora del artista. Estéril salvo algùn sentido secreto que desconozco es lo que no produce nada. Me resulta, pues, impenetrable la frase de Magda Portal, que acaso, en el fondo, no sea más que una metáfora. Magda Portal, que es izquierdista de verdad. no le parece que este periodista realiza obra defensora del izquierdismo al pretender que se cuide de insectos nocivos, de vicios de savia, la almáciga del arte que esplenderá prodigioso en el futuro?
El izquierdismo en arte es tan interesante como bello.
Es un nobilísimo intento de alquitara, de superación, de novedad dentro de la constancia inevitable de la vida y del mundo. Pero no hay derecho a que, al amparo de la libertad del arte nuevo, infesten los ilimitados campos del arte más ilimitadas legiones de escarabajos, empujando su bola hedionda y dorada de necedad supersuficiente. Una ge.
neración de artistas, o de seudoartistas, que se habitùe a disparatar y a ver las cosas con una voluntaria aberración de esfericidad mental, puede muy bien engendrar otra generación con el órgano del disparate perfectamente desarrollado y ya congénito, realizando en lo espiritual el principio qué Lamarck aplica a lo fisico. Mejoremos la especie, pero no la echemos a perder.
No valdría la pena habernos salvado de la torre de Babel y haber llegado a entendernos nuevamente todos los hombres, en una creciente compenetración de ideas y de sentimientos, en una fraternidad espiritual más definida a medida que más se avanza, para caer de nuevo en el babelismo y no entendernos. Si la humanidad, por fuerza misma de su evolución constante, tiende a hacer la mayor economía de esfuerzo, es imbécil pretender que todos se vuelvan descifradores de logogrifos.
El izquierdismo auténtico necesita tener la espina dorsal muy firme, con las vértebras bien asentadas; vale decir cultura. En otra palabra, disciplina mental.
Disciplina. Justamente la gran fuerza social sin la cual la revolución resultará catástrofe. La nueva ideología requiere una disciplina de hierro. El arte nuevo, si ha de tener carácter social, importancia colectiva y de ser como la otra hoja de la tijera, precisa también disciplina mental.
Disciplina que no consiste en reglamentos, como podrían suponer por ahí, sino en el afinamiento, en la cultura, en la selección. de aquí precisamente el peligro de llamar izquierdismo a cualquier cosa. El peligro más grave, porque al desacreditar el movimiento artístico revolucionario, haciéndole caer en el disparate y el ridiculo, le condena a la simple acrobacia verbal, al clownismo de la imagen, a las contorsiones dislocadas de la composición tipográfica; en suma, al histrionismo más lamentable y contraproducente.
Por eso es que combato la degeneración del izquierdismo, la elefantiasis del disparate que amenaza contaminar el izquierdismo auténtico. Por eso hay que cuidar de la depuración del arte nuevo y de la revisión de sus valores dirigentes.
Magda Portal incurre en flagrante contradicción. Sostiene, como Haya de la Torre, la necesidad de revisar valores, es decir de depurarlos para hacer más segura la marcha y más homogénea la legión. a renglón seguido protesta airada, indignada, contra los que pretendemos que se depure el arte revolucionario en sus comienzos.
Precisamente es al principio cuando debe hacerse la confrontación. Después podría ser demasiado tarde, porque todo lo vicioso habrá cobrado carta de ciudadanía difícil de cancelar. El disparate seudoizquierdista, que no es, en último análisis, sino analfabetismo insolente, tolerado, soportado desde su iniciación, perjudicaría en su origen el movimiento ascendente del arte nuevo, y éste llegaría a la cima larvado, tarado, con un pecado originai gravísimo e insacudible. La criatura que nace defectuosa, si a tiempo no se la somete a la educación que exije, crece con la deformación. Evitemos que el arte nuevo crezca jorobado, contrahecho, monstruoso. Procuremos, más bien, que tenga toda la sana y fuerte belleza que se le pueda dar. los niños que vienen al mundo con taras venéreas, se les ura desde el comienzo, inmediatamente. Se les cuida los ojos para evitar el desastre de las conjuntivas. Hagamos igual con un arte que empieza a mostrar gonococos en la vista. Más tarde sería imposible hacerlo.
La sabiduría popular, tan sabia como siempre porque se funda más en la experiencia que en la intuición, tiene aquello del árbol que crece torcido. Que el árbol de la nueva sensibilidad crezca derecho, erguido, pleno de lozanía.
Si los periodistas necesitamos leer mucho, estudiar, asimilar, confrontarnos diariamente, los poetas no lo necesitan menos. La intuición del artista ayuda, pero no suple. Hace mucho que pasó el tiempo de las poetas sin cultura: trovador, bardo o payador gaucho, que tenían de sobra con un poco de memoria y otro poco de inteligencia ágil.
Ninguna hora como esta que vive la humanidad, requiere mayor cultura total, mayor suma de conocimientos, por lo mismo que es hora de reconstruír, de reedificar la nueva ciudad humana. no la hemos de levantar de quincha ni de barro.
En un libro de lectura norteamericano, encontré hace poco estos cuatro versos tan ingenuos como interesantes. Estudia, niñito. y juega después. dice un cantarcito. del idioma inglés.
Esto que se recomienda a los chicos del kindergarten podría recomendarse también a los izquierdistas. Tanto más que el arte nuevo no es por hoy sino un juego de palabras, de imágenes, de conceptos y hasta de ideas, alguna vez Una especie de Mah Jong literario. Pero para jugar con estas cosas, hay que estudiar, disciplinar el cerebro, labrarlo. Convertir el eriazo que ahora escupe al cielo solo la insolencia frondosa de su maleza, en tierra preparada para las grandes siembras y las grandes coechas.
No pido otra cosa.
Convenga Magda Portal conmigo en que es preciso revisar, confrontar, depurar los valores del arte nuevo.
El que valga realmente, no tema el agua fuerte, que si deshace el oropel, no ataca el oro.
Evitemos lo que con tanta sagacidad teme Mariáteguir citando a Bernard Shaw: que el porvenir se ría de la bienaventurada estupidez con que tantos pasaron por nuevos y hasta por revolucionarios.
MIGUEL URQUIFTA La Paz, Enero de 1927.