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AMAUTA 26 tu lengua miel y leche hay debajo de tu ombligo taza redonda que no le falta bebida tu vientre montón de trigo pónme como un sello tu corazón como una marca tu brazo PORQUE VINISTE EL INVIERNO SE HA MUDADO.
Vaya viendo Magda Portal que los periodistas somos también catadores de arte. Solo que nos gusta beberlo y saborearlo donde lo hallamos legítimo y original, sin buscar primero la etiqueta o la factura consular.
Como no ha de faltar seudoizquierdista que juzge de hoy, o por lo menos de ayer, el poema que cito, creo honrado declarar que es de antes de ayer. Son versos sobre los que va pesando la friolera de tres milenios. Los escribió el lúbrico Salomón, rey de Jerusalem, diez siglos antes de Cristo; es decir, hace tres mil años. Véase el Cantar de los Cantares. No he hecho, al trascribirlo, sino valerme de la nueva técnica. vaso y esencia del falso izquierdismo: aporrear un poco la ortografía, suprimiendo la puntuación, tan odiosa y siempre más fácil de desdeñar y vilipendiar que de estudiar, poner en mayúsculas el énfasis mayor, y descoyuntar dos versos con evidente mortificación del cajista.
Nos afirmamos en el pasado, para avanzar, aunque no lo sepamos o nos empecinemos en negarlo. Nadie se nutre del futuro. La dietética más elemental enseña que no se vive de lo que se comerá mañana o la semana entrante, sino de lo que se comió ayer, de lo que se come hoy. cuando Magda Portal me dé la razón, que me la dará más tarde o más temprano, conviene que no olvide lo que tengo dicho: Yo no tengo la fobia de lo nuevo, sino la fobia de lo catastrófico y de lo feble.
La excecración sistemática del pasado y la demasía de su culto. el culto excesivo del pasado pesa como plomo sobre las alas del progreso. son igualmente perniciosas.
Del pasado necesitamos. Venimos del pasado. La generación espontánea no existe ni en la materia ni en el espíritu. El pasado nos gobierna, más o menos dictatorialmente; nos empuja siempre, como a los trenes en subida la locomotora que les ponen detrás. En nosotros germina la semilla que otros echaron, como la nuestra germinará después. Cada período de la historia tiene sus grandes figuras, concreciones espirituales de determinado momento, voces de una época entera, conciencias de una raza. Esas figuras son luego el pasado que empuja, Lo que hacemos, que alcancemos a crear hoy, será sin duda el pasado que impulse más lejos a la tercera o cuarta generación siguiente a la nuestra. así sucesivamente. La constancia de la historia, es un hecho indiscutible.
Las ideas que nos mueven ahora, no son nuestras del todo. Son las ideas inactuales de ayer que las actualizamos hoy. Así sucederá con las nuestras: La humanidad va trasformándose, evolucionando, cambiando, no por lo que ha cemos ahora, sino por lo que otros prepararon antes. Des pués de dos mil años Cristo comienza a resucitar de ver dad. La almendra que sembró vá dando flores y en bre be dará frutos genuinos. La simiente que esparció Aristóteles, permaneció diez siglos relegada al olvido, enterrada, gestando lentamente en la sub conciencia de los hombres, de generación en generación. Solo al cabo de mil años comenzó a germinar y produce todavía.
Las novedades sociales de ahora se fundan totalmenmente en Marx, y Marx las expuso hace dos tercios de siglo. Hablando de lo nuestro, que nos éstá más inmediato, nuestra vida intelectual positiva que no es precisamente la de imaginar poemas las ideas que hoy nos sacuden, datan de hace treinta o cuarenta años. Son las ideas de Prada, las ideas de Urquieta. La herencia espiritual se va depurando; pero es herencia siempre. No hacemos, en suma, más que acrecer y revisar el patrimonio.
La radiotelefonía, que es como una suma de la época, en su lado de conquistas materiales, viene del pasado. Es la ampliación y ensanchamiento de la radiotelegrafía uncida al progreso por Marconi en 1899. La teoría de la relatividad de Einstein, que es lo más revolucionario y nuevo en materia física, es el segmento que le faltaba a la tesis demoledora sostenida por Henri Poincaré en el primer lustro del siglo que vivimos La justipreciación del pasado, no implica desamor al mañana, como renovación no quiere decir forzosamente destrucción total.
Del pasado solo debemos rechazar lo caduco, lo fosilizado, lo que, sin dinamismo ya porque lo tuvo incidental y momentáneo, pudo conmover en otra época, pero a nosotros nos deja indiferentes. esto que ocurre en el campo de la ideología política, social o filosófica, se aplica también al arte: literatura, música, plástica. En el pasado artístico hay riquezas que no caducan, que perduran y que nos empujan. En los inás recónditos vericuetos cerebrales del artista más nuevo y desprendido, aparentemente, de toda influencia anterior, hay siempre una huella o un eco insistente de los antepasados. Cordón umbilical de la raza humana, invisible pero real.
Hay sin duda vanidad humana, juvenil rebeldía, ansia de superación. un tiempo en que nos creemos obligados a destruir todo lo pasado y nos sentimos capaces de reemplazarlo con ventaja y de golpe. Es muy sugestivo el caso de Felipe Marinetti. En su juventud inquieta, díscola, espectacular, predica la destrucción de todo lo que fué, desde el asesinato del claro de luna hasta el incendio de los museos de arte, bibliotecas, etc. Es entonces el fundador del futurismo. Pero Marinetti maduro, reflexivo, cuajado, ayuda a Mussolini a conservar reliquias artísticas, a enriquecer pinacotecas y librerías, a restaurar monumentos, a devolver a Roma el viejo esplendor imperial. Claudicación estética? Nó! Afirmación, más bien. Comprensión más cabal del arte y del artista. El caso de Giovanni Papini es aún más sugerente y estupendo. Tanta belleza puede haber en un fresco de Miguel Angel como en un motor Dornier Wall de ocho cilindros.
El exclusivismo es vicio de artistas, pero no atributo ni condición del arte. El suprarrealismo de un micrófono no es incompatible con el roinanticismo de una ópera de Verdi. El cetro de locura que agita Vicente Huidobro, no excluye la pompa imperial de Rubén Darío. Al contrario: la completa La belleza va creando sus tipos, y a medida que viva más la humanidad, mayor y más variado tendrá que ser su acervo estético: estatuas, cuadros, versos, máquinas.
Serán, además, los hombres del porvenir los que, sintetizando y mecanizando más su arquetipo estético, o regresando al canón abandonado a larga distancia, resuelvan para entonces si hay más emoción de belleza en la atildada caligrafia de un pendolista de 1830, o en la escritura militarmente alineada de una máquina Royal de 1927. el fallo de entonces también se revisará después. el acervo seguirá aumentando.
El arte nuevo, esfuerzo transitorio, cuajará en diamante magnífico. La voz que resuma esta época, hablará, sin duda; pero no ha hablado todavía. Balbucea aún; tantea; será formidable su acento definitivo; pero hasta hoy gran parte del arte nuevo, es nuevo en su presentación. Creo haberlo demostrado gráficamente con los versus izquierdistas de Salomón. Mayor motivo para no enconarse tanto contra lo pasado solo porque es pasado. Quémese la basura del pasado y aviéntense sus cenizas. Pero déjese en pie lo que sea monumento.
Para exaltar la fuerza extraordinaria del arte nuevo, dice Magda Potal: La Belleza, en sí, es estéril, el arte debe ser creador. Aserción de un esoterismo que no entiendo, ni aún revisando la vieja disputa del subjetivis