AMAUTA 25 DIVAGACIONES DE UN PERIODISTA Izquierdismo y Seudoizquierdismo Artisticos POR MIGUEL ANGEL URQUIETA Una opinión mía sobre La Torre de las Paradojas del admirable César Rodríguez, publicada en el número de AMAUTA. ha tenido la extraordinaria virtud ácida de precipitar la hiperestesia combativa, nó precisamente de los falsos izquierdistas contra quienes iba enderezada, sino de los izquierdistas de autenticidad indudable. Magda Portal, por ejemplo, para quien tengo especialísimo afecto personal y muy profunda consideración literaria, parece haber tomado frases mías contra el vanguardismo feble como ataques a la novísima sensibilidad, y, volviendo por los fueros de ésta, defiende denodadarnente a aquél. Si no se tratase de Magda Portal, se me daría un higo de la polémica y no tendría mayor interés en recojer alusiones ni en reafirmar conceptos. Tratándose de ella, la cuestión cambia totalmente.
La poesía de extrema izquierda ticne en el Perú exponentes tan altos y tan ciertos como Alberto Hidalgo, Magda Portal, César Vallejos, Mario Chávez, Seratín Delmar, Alejandro Peralta y dos o tres más. Pero junto a éstos, al rededor de éstos, mezclados, barajados con éstos, cuántos infelices para quienes el arte nuevo es como una corbata dernier cri o como los pantalones Oxford. Moda, excentricidad, extravagancia, y nada más. esto que pasa en el Perú, pasa en todas partes. Un arte nuevo, así, no es más que fatuidad ensimismada, analfabetismo forrado de insolencia. pesar de su señoritismo aparente y espectacular, no llega siquiera a burguesía de la literatura. Se quede en plebe: changadores, lustrabotas, suplementeros de las letras. Fifíes algunos, y otros bujarrones.
Su analfabetismo recalcitrante y agresivo acaso tenga razón. La ignorancia es manantial de felicidad. Es siempre más espontánea y simple la alegría del ignorante que la del culto. El saber trae molestia y quien añade ciencia añade dolor. De aquí que yo no crea en la alegría expansiva y sincera del arte nuevo de verdad. Un arte alegre, hoy, solo cabe al margen de la realidad social que vivimos los hombres de todas las razas. Dentro de ella, solo tendrá la risa hueca de Triboulet. Hay toda la catástrofe del pasado inmediato, toda la desolación del presente, toda la preocupación del futuro, para que el arte de ahora pueda ser sanamente alegre. Estamos saliendo apenas, destrozados, de debajo de la mole de infortunio que se nos echó encima, y nos vemos frente a la tremenda responsabilidad del porvenir. La risa, ahora, tiene mucho de histeria. No confundamos la alegría con el humorismo, que es el spleen que sonríe. En la vida de hoy hay más de obligación que de euforia, He sostenido que una literatura con vida y alcances de cuplé, no tiene valor social. Que la literatura, como toda expresión de arte, ha de ser indice de cultura, guía de humanidad. Hoy más que nunca. He sostenido que las extravagancias jazzbandianas no son para mi arte de izquierda. esto mismo, simultáneamente, aunque en otros términos, lo han afirmado José Carlos Mariátegui y César Vallejo, también en AMAUTA.
Mariátegui periodista como yo, dice. No todo el arte nuevo es revolucionario, ni es tampoco verdaderamente nuevo. No podemos aceptar como nuevo un arte que no nos trae sino una nueva técnica. La técnica nueva debe corresponder a un espíritu nuevo también. Existen poetas que creen que el jazz band es un heraldo de la revolución. declara Vallejos, poeta de izquierda y periodista como Mariátegui y como yo. Los materiales artísticos que ofrece la vida moderna, han de ser asimilados por el espíritu y convertidos en sensibilidad. La poesía nueva a base de palabras y de metáforas nuevas, se distingue por su pedantería de novedad y, en consecuencia, por su complicación y barroquismo. La poesía nueva es, al contrario, simple y humana y a primera vista se la tomaría por antigua o no atrae la atención sobre si es o no moderna.
La propia Magda Portal, que es periodista por cuan.
to escribe y publica en periódicos, a pesar de su desdén por periódicos y periodistas, reconoce que el arte nuevo se inspira en la novísima ideología y se codea con la revolución social que se avecina.
Yo no combato el arte de vanguardia, sino el arte de izquierda apócrifa, de vanguardia feble, y exijo el distingo, la delimitación de campos, aunque mano de mujer me encasille, de un empujón nervioso, y sin duda involuntario, en la burguesía literaria. pared por medio de los periodistas seudointelectuales y demás canalla artística.
Sin embargo.
También a los periodistas nos gusta la poesía audaz.
Hé aquí, para muestra, versos de un maestro no superado todavía ni en la refinada sensibilidad, ni en la osadía de las metáforas, ni en la originalidad de la expresión. Prendiste mi corazón con uno de tus ojos lavadero del en la cámara del vino tu amor como (una bandera suben que tus dientes manadas de trasquiladas ovejas Magda Portal, como Pío Baroja, la emprende contra los periodistas. Olvida que es el periodista. más el espúrio que el legítimo. el que levanta el pedestal de todos cuantos escriben, así sea con la derecha o con la zurda. Sin periódicos y sin periodistas los máximos difusores de hoy. muchos se quedarían emparedados en un silencio definitivo.
El silencio: he aquí cl anticuerpo de la toxina jazzbandiana. a propósito: he llamado jazzband al seudoizquierdismo, pero no bataclán, por la sencilla razón de que el bataclán no es, como crée Magda Portal, uu producto de la postguerra. El bataclán es cosa vieja de Europa. Ya en 1870 existía en París el teatro Ba Ta Clán. Paul de Kock hizo literatura bataclán. Hoy la hacen, pero grosera y sin pizca de gracia, Guido de Verona en Italia y el Carretero Audaz en España.
Yo no niego la heroicidad del vanguardismo. Al contrario: la exalto. encuentro corajudo hasta la temeridad el seudoizquierdisino, que se lanza a probar que el palotismo es escritura máxima, y quiere convencer al mundo que nada hay más acabado y expresivo, más emocional y sugerente, que los trazos rupestres, sin segundo plano, de las cuevas de Altamira.
Si los seudoizquierdistas, siquiera fuese ror deporte, se propusieran acopiar preparación y cultura dentro del mismo progreso material que tan rabiosamente exaltan a toda voz altoparlante, de cada cien quedarían apenas dos irredimibles, tercos en su vacuidad.