AMAUTA 19 NOCHE DE JUERGA El peón don Julián que se ha colado de poncho un retazo de crepúsculo olvidado en el campo hoy ha vuelto en francachela abrazado a la cintura de su joven querida la guitarra Al pasar el arco último del día sus amigos, los campechanos, tórax al viento, anchos de amistad como los valles le han cogido en una emboscada de abrazos que se enredan ia encender a la noche de fiesta como a un castillo trepan la cuesta endomingada de la tarde.
En la choza se desentornillan la voz de cuarenta años en una marinera chorreante de aguardiente los pañuelos como pendones de los marides flamean sobre las espaldas como cerros de las cholas ellas se descuelgan las caderas las dejan como barcas sobre mar movido.
Los aplausos queman el aire de los ojos la alegría sale a chispas las polleras sueltan carcajadas de colores to en lo material, como en lo intelectual. Reconocerlo es justo. Pero de este hecho comprobado no se deduce que sean mejores o superiores a nosotros. Hoy mismo la fatigada alma de Europa, con todas sus lacras, es superior a la americana del norte. Aquí abundan más, y son preo.
cupación general, las comodidades espirituales, al revés que en la Ainérica del norte. Tal diferencia conviene hecerla notar: aquí la comodidad espiritual, la amplitud de horizontes y de miras elevadas, es consustancial del individuo, orgánica y mostrenca; allá, cn los Estados Unidos del Norte, se dá por añadidura, se adquiere, se compra y se incorpora. Quizás, a la larga, se obtengan resultados espléndidos, cuando se logre que tales cualidades entren a formar parte esencial en las ambiciones del ser. Hoy la verdad es que el americano del Norte las excepciones no cuentan el pueblo, no tiene, fuera de lo económico, ambi.
ciones de cristalizarse en moldes inconcretos.
Ocurre casi todo lo contrario en la América del Sur.
Herederos de una civilización saturada de espíritu, más apta para las funciones del espíritu, quizás si prevaleciendo éstas, imprescindibles, demasiado sobre las otras, nuestra alma difiere no solo en el fondo sino hasta en sus expresiones más superficiales de la de los norteamericanos. Los políticos criollos suelen decir que Estados Unidos del Norte es nuestro hermano mayor. Muy bien, porque la hermandad es una imposición geográfico política, aunque nuestros políticos no lo hayan dicho jamás con esta sóla intención. Lo que no estaría bien, es que dijeran, por ejemplo, nuestro amigo mejor. Porque amistad es elección, verdadera hermandad del espíritu, en los anhelos y aspiraciones y sentimientos comunes y superiores. Nosotros no podemos ser nunca amigos, en el entrañable sentido del vocablo, de los Estados Unidos del Norte, aunque conservemos con ellos una buena amistad que ojalá sea eterna. no es porque nos exploten y vayan a nuestras tierras ubérrimas con sus capitales poderosos y útiles. Llega un momento en que cada país se siente a si mismo, dueño de si mismo, y no es posible entonces que un extraño lo someta, lo retenga, lo frene o se le imponga para extraer de él cuanto a su poder la sea conveniente o necesario. Esa amenaza que ven los españoles en el incremento que va tomando la invasión del capital norteamericano en la América del Sur me parece tan cariñosa como desprovista de lo que llamaremos sentido de perspectiva. La Amèrica del Sur precisa ahora de capitales de cualquiera. España, ni las otras naciones de Europa, se los puede, ofrecer. Lo toma allí donde lo encuentra. Para mi es un simple y vulgar hecho. Qué el capital norteamericano saca excesivas ventajas? Esa es una ley social, no humana, que hasta hoy no ha desaparecido ni en el trato particular de individuo a individuo. Creo que, al contrario de lo que por aquí se piensa, de la América del Sur, atraerse, conquistarse el capital allí donde esté, puesto que es indispensable para ella. Siempre será más capital lo que tenemos y somos.
Después, cuando nuestro países se hallen hechos, logrados, y para ello es urgente el capital, sucederá lo que esta aconteciendo en México. El peligro no se ve, pues, por este lado. Hoy, como lo afirman ya muchos norteamericanos, el imperialismo es un mal negocio y si existe es como una letra comercial renovable que al fin y al cabo se paga y que, si se cobra por la fuerza, las desventajas a la larga son mayores para quien la ha cobrado de esta guisa que para quien se ha visto obligado a pagarla, Empleo estos términos vagos con el expreso propósito de no poner ejemplos concretos que robustecerían cuanto llevo dicho.
El peligro, vuelvo a repetir, como yo lo veo, es el que más arriba he insinuado: la asimilación por nosotros mismos, los americanos del sur, del espíritu y tendencias norteamericanos. Ya hay propagandistas, algunos de efectiva autoridad, que pregonan a diario en los paises de América del Sur, la magnificencia de cuanto los Estados Unidos intentan o acometen para acrecentar sus poderes.
El dinero como fin no ha sido nunca una idea central incorporada en nuestra mentalidad. Como medio actual y Afuera las sombras rondan sin un cigarrillo (Hay ganas de invitarles una copa)
en un corralón lejano SE INCENDIA DE LADRIDOS LA MEDIA NOCHE.
GUILLERMO MERCADO Yanahuara.
único de llegar fines necesarios, sí. ero echar de lado cuanto poseemos de riqueza espiritual, la cantidad de aspiraciones, de ideales y de manifestaciones, que son virtudes de la conciencia; malograr, en suma, temperamento y aptitud para decir el dinero ante todo y sobretodo porque dá la fuerza y el poder, porque todo lo consigue, me parece una áberración moral, sobre todo en una época en la que, a pesar de la soberana imposición del dinero, se atisban, se dejan ver ya, otras fuerzas llamadas a adquiri mayor preponderancia y a resolver, en definitiva, cuanto hoy no puede ser resuelto sino dentro de un complicado, vicioso y antihumano sistema de cosas. Llegaremos al di.
y hacia él vamos, en que al grito de dolor provocado po.
la fuerza no se le apague con la misma fuerza sino con otra vital, eterna, que se llama justicia, conocida de todos los pueblos civilizados y no aplicada honestamente por ninguno. Qué todo esto es utópico, que no es exacto, que no es lógico?. No se olvide que la América del Sur está en el periodo de la adolescencia. Asciende por la curva de la existencia con todas sus espontáneas lozanías físicas y el equipo espiritual e ideológico que ha heredado y seguido sin mesurarlo ni modificarlo. Cuando la América del sur llegue al vértice de esta curva. será la Humanidad, política y socialmente, tal y como es hoy. Serán los Estados