16 AMAUTA A D Se hunden los últimos escombros de la tarde.
En las alas de una gaviota vuela tu blancura y baja a bañarse en la espuma del mar.
Para tus manos han florecido los claveles sangrientos del crepúsculo. el viento quiere cortar la azucena de una estrella para dejarla en el búcaro azul de tu sonrisa. O B A ARMANDO BAZAN, por Juan Devéscovi Mi carne está clavada en tu recuerdo como una cruz.
HORIZONTE Arrastraré tu sombra amarrada a mi voz por los muertos caminos de mi noche.
Tu voz se desnudó como el alba, cuando están limpios los cielos.
En los abismos de tu ausencia se perdieron mis últimos paisajes. alondra de alas blancas, voló mi alegría desde el último mástil de tristeza.
Mis labios no pueden alcanzar tu beso que cintila como una estrella sangrienta rozando mis pupilas.
Su canto deshojó a tus plantas las primeras fragancias de la brisa. el horizonte nos llamaba con sus brazos de viento desde las velas flameantes de una nave distante. L A L V A Desvaneciste a todas las mujeres en mis ojos.
Flor de espuma y de estrella. te vas deshojando en cada ola de tiempo.
Como destellos de alabastro resbalaron mis besos sobre tu cuerpo deslumbrado.
Mis manos se hicieron mariposas para flotar entre los nardos de tu blancura alucinante. no era un surco muerto mi carne para tu beso. todas las distancias murieron en mis ojos.
La eternidad prendió sus lámparas de abismos en las profundidades insondables.
No oigas como destejen los dedos de la muerte, mis nervios.
Después tu cuerpo era una espuma lívida y azul de la noche florecida en las orillas de Dios. está lloviendo la Luna su polvo azul de HUESOS.
ARMANDO BAZAN.