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AMAUTA 13 CARTA PERIODISTICA DE UN INDIO POR FRANCISOO CHUQUIHUANCA AYULO Sr. Miguel Angel Urquieta.
La Paz.
Mi querido joven amigo: He leído su bonito artículo Ideas y Hombres del Perú. y es acogiéndome a la bondad de ese digno standard de los periódicos doctrinarios que le dirijo estas líneas.
En ellas no vea sino la sinceridad del amigo de su ilustre padre; sinceridad que siempre le reconoció; y en cierta ocasión la caracterizó muy vivamente en una de esas de sus geniales visiones; y voy a referirla: Era bastante niño, cuando principalmente, Francisco Mostajo, Modesto Málaga y yo, frecuentábamos la casa del Dr. Urquieta como nuestro propio hogar. Por ese entonces, de 1902 a 1903, el Partido Liberal presidido por su ilustre señor padre, entró en preliminares de una alianza política con el partido Constitucional Federal presidido por don Luis Llosa, uno de los más ultramontanos de Arequipa. Naturalmente, los tres pasamos en el acto nuestra renuncia. El doctor convocó a una asamblea del partido y nos invitó a hacer ante ella nuestras exposiciones. Solo concurri yo. Terminada la asamblea, pasamos a la conversación familiar. Ah! dijo: yo veo aquí la conspiración contra Cèsar. es Bruto. Y, así, mi noble amiguito, es un bruto quien hoy le escribe. Justamente por esa época, Abril de 1902, vino la carta derrotero de partidos liberales, la carta que Gonzales Prada escribiera explicando su separación del partido de la Unión Nacional o Radical que el mismo había fundado. He aquí algunas líneas. Qué efecto produce la unión, el acercamiento, la mera connivencia de los bandos enemigos?
Las muchedumbres piensan que todas las divisiones de principios se reducen a palabras o que los liberales proceden con mala fé y no merecen la confianza popular. Eso vemos en el Perú, donde las facciones enemigas, después de luchar a muerte, se coligan y marchan amigablemente, para en seguida desagregarse y volver de nuevo a la lucha, viviendo en perpetua serie de concesiones y alianzas, y rupturas y guerras. Para un buen católico el sumun de la honradez se cifra en proceder conforme a la doctrina y favorecer los intereses del poder eclesiástico, y ¿existe un poder más absorvente ni más peligroso? El catolicismo es tanto una religión como una política: fingiendo tender a sólo el gobierno espiritual, la iglesia persigue el dominio temporal del Orbe. Cuando arrecia la lucha de lo nuevo con lo viejo, el súbdito de Roma tiene que renegar de sus convicciones o que transformarse en soldado contra la Razón y la Libertad. Un propagandista es un soldado futuro, un partido es una revolución latente; se empieza con la tinta y el papel, se termina con la sangre y el rifle. sabe cuán querida es para nosotros la memoria de su inolvidable padre. Voy pues a limitarme a tratar de rectificar solo dos puntos. Dice El socialismo de Gonzales Prada que maduró a poco en anarquismo admirable, fué un tanto eclèctico y contradictorio y algo a lo De Amicis. Comparo para hacer más claros los conceptos. Exaltaba las glorias militares tan tristes, tan inútiles. Rendía culto fanático a los héroes guerreros, alentaba el espítitu de revancha, y PARALELAMENTE predicaba la fraternidad universal. ambos, tanto Edmundo de Amicis como Gonzales Prada, cuando tenían las pupilas y el cerebro libres de prejuicios y ataduras al viejo y estrecho concepto patriótico, taladraban el futuro y sobrepasando el horizonte de su época daban en las ideas que hoy van siendo espiritu de los trabaja dores intelectuales y manuales de toda la tierra.
No era pues cabal el socialista que había en Gonzales Prada. Para impedir que lo fuera, existía la TARA de un patriotismo a LA ANTIGUA, INFLEXIBLE, FRENETICO. La tara de la obra de Gonzáles Prada desde el punto de vista socialista, en el sentido de hoy, está en su patriotismo a la antigua, intransigente, talonario.
Así como en la vida natural de todos los hombres hay fatalmente sus diversas etapas; así también las hay en su vida intelectual. Pues bien, ni aún en el período patriótico político de Gonzáles Prada, hay ese viejo estrecho concepto patriótico. En sus discursos, artículos, conferencias de esa época, expone ante el público, ante el mundo entero, nuestros defectos, nuestros vicios, nuestras llagas, nuestra podredumbre; y eso es todo lo contrario a un patriotismo a la antigua. Én su famoso discurso en el Politeama en que reaviva nuestros dolores de la guerra no es el patriotismo talonario; es el cáustico aplicado a la herida para que reaccione el organismo nacional del anonadamiento de la derrota.
Cuando habla de la revancha, la concreta a la reivindicación de los territorios usurpadcs; reivindicación entiéndase bien. bien, hoy mismo, cuando anarquistas bolivianos, peruanos y chilenos se confundieran en un solo abrazo, lo primero que se dirían al contemplar los territorios detenidos, sería. Destruyamos ese monumento de la guerra! cuando en su último discurso político de Agosto de 1898 habla de hacernos fuertes, lo hace para asegurar la libertad; y sintetiza así su pensamiento, como solo él sabe hacerlo: El hombre es el único ser que lanza un clamor de justicia en el universal y eterno sacrificio de los débiles. Escuchemos el clamor, y para sublevarnos contra la injusticia y obtener reparación, hagámonos fuertes; el león que se arrancara uñas y dientes, moriría en boca de lobos; la nación que no lleva el hierro en las manos, concluye por arrastrarle en los pies. Después de ese discurso Los partidos y la Unión Nacional de 1898, no hay ni la más leve alusión a la reivindicación, no digo a la revancha. En el mismo artículo biográfico de Grau, escrito en 1898, no hay la exaltación de una gloria militar ni el culto fanático a un guerrero. Relieva el espíritu tranquilo y consciente de abnegación y sacrificio; y exalta, sí, la bondad del corazón, el amor humano del marino en medio mismo de la lucha cruenta. qué decir del otro artículo escrito sobre la glorificación de Bolognesi, después de su separación del partido radical que él mismo fundara. Porque el coloso no cabía dentro de los límites de un partido. Y, fíjese que se trata de la otra única figura de la guerra del 79. Dónde la exaltación de una gloria militar. Dónde siquiera las cenizas de un culto fanático a un héroe guerrero. Dónde ni la velada intención de reconfor, tar el aborrecimiento a Chile y de agitar en el espíritu popular el ansia del desquite. Dónde, no digo la llama, siquiera el humo imperceptible de su lámpara votiva en el altar de la revancha. eso que se trata de la glorificación, en el mármol, de Bolognesi, y la oportunidad era de cajón por lo menos para un movimiento reflejo de la fiera dormida en el fondo de todo ser humano. Lo más subido de patriotismo de ese artículo, si pudiera llamarse patriotismo, lo encontramos en los siguientes conceptos: Son desvergonzadamente ridículas las estatuas de guerreros con aire de busca ruidos o matamoros, tan ridículas como la figuración de caballos en actitud de lanzar manotadas a los transeuntes; pero no conviene mucho a pueblos humillados y vencidos la representación de la tristeza, del sufrimiento, de la ago.
nía. En los cementerios, el dolor y la muerte; en las ciudades, el regocijo y la vida.
Nada tan falso como la afirmación de la coexistencia del anarquismo de Gonzales Prada, con un patriotismo a la antigua, inflexible, irreconciliable, frenético, intransigen