AMAUTA que ayer verdeaban sonreídas por el Agua y el buen padre Sol, pasa una sombra densa de muerte y de misterio.
Él indio se remontó a las punas; herboriza ascèticamente.
No trabaja. Prefiere el hambre a la explotación de que piensan librarse.
La hacienda no produce.
Es la huelga general del proletariado andino. Qué hacer? Se exaspera el opresor vesánico. Carece ahora del pretexto del levantamiento, de la sublevación indigena. Nadie asoma por el caserío. El ulular de las multitudes enfurecidas se pierde en la lejanía confusa.
Es entonces que el cacique busca al indio en su hogar sosegado y distante. La fuerza puesta a su servicio invade los ayllus con impetu de Gengis Khan. Saqueo de las pobres moradas, violación de las mujeres indefensas, maltrato cruel de los niños, apresamiento y vejación de los ancianos, deportación en masa de los adultos al infierno de las selvas, triste sepultura del cuitado.
El despertar de millares de conciencias indias implica el más grave problema que se haya presentado jamás en el Perú. Cuáles son los propósitos que abriga el nuevo indio?
Porque no se trata ya de la involucración aisiada de individuos aborígenes en el compacto mestizo europeo: es lamasa infrahumana, diez millones de indios en Perú, Bolivia y Argentina, que torna a constituir grupos sociales conexos, que busca la luz y descubre en la caverna interior el fuego perdido de la conciencia racial. Qué programa tiene formulada la vanguardia nativa del movimiento pan indianista. Alguien lo sabe?
Nosotros que sin ser indios predicamos un quinto evangelio inkaista tampoco lo sabemos.
Algo se puede intuir.
Ante todo, los nuevos indios readquirirán rotundamente su calidad de seres humanos; proclamarán sus derechos; anudarán el hilo roto de su historia para restablecer las instituciones cardinales del Inkario.
Hay algo. Si, es esa fuerza extensa, penetrante, de la que sale el desorden de los cataclismos y el curso ordenado y titánico de la vida. Es esa fuerza. de que nos habla Barbusse que dirige nuestro átomos y maneja nuestros brazos, sin que lo sepamos nosotros. Encarna ya en el agregado humano de los Andes y ella los hace vibrar como una tempestad que se avecina. Qué resistencia oponerle?
Él bloc de mestizo europeos es minúsculo e inerme. Las gentes de color significan el décuplo y han monopolizado el arma. Ya lo dije otra vez: el fusil es indio.
El autómata que hoy dispara contra sus hermanos de raza, dejará de serlo. entonces?
Quién sabe de qué grupo de labriegos silenciosos, de torvos pastores, surgirá el Espartaco andino. Quién sabe si ya vive, perdido aún, en el páramo puneño, en los roquedales del Cusco.
La dictadura del proletariado indígena busca su Lenin.
Los que vivimos en el corazón de la sierra poseemos el privilegio de asistir al acto cosmogonico del nacimiento de un mundo, como el viajero que contempla el sublime espectáculo de la tempestad en medio de la llanura azotada por el rayo. Privilegio en el peligro.
En el Cusco, centro de la indianidad, los núcleos de la inteligencia están en guardia. La Escuela cusqueña así la ha bautizado Francisco García Calderón hace bastante tiempo que se organiza y disciplina. Sus actividades indianizantes e indiófilas han traspuesto las fronteras para extenderse por la América que busca en los Andes una justificación de su existencia, como el hidalgo en su solar. Artistas y escritores cusqueños son acogidos con simpatía por los nucleos americanistas y en las grandes publicaciones de Indo América, no sólo con curiosidad, sino con interés profundo, son leídas sus producciones, comentadas sus obras.
Los cusqueños nos hemos dado cuenta con oportunidad de la inminencia de un próximo nuevo ciclo de cultura andina. Y, por que no decirlo, nos asiste la fé viva Procesión en la sierra. dibujo de Camilo Blas en cierto papel providencial deparado al viejo solio de los inkas. Puede ser para muchos censurable este orgullo cus queño de sentirse pueblo escogido, pero tal sentimiento es tan fuerte que nos compele a marchar juntos hacia un solo rumbo, como impelidos por un soplo místico. De aquí la sensación de fuerza y unidad que produce el Cusco a quienes observan los movimientos espirituales del país en esta hora crítica. Será presunción nuestra el intento de encauzar las formidables energías desplazadas por el mundo que nace detrás de las montañas?
Cuando la voz de la sensatez civilista, Francisco García Calderón, aseguraba, no hace mucho, que en el Perú el elemento indígena adquirirá lentamente predominio (aunque ese predominio lo explique nuestro pensador por la aplicación de la Ley de Gresham a la etnología) loánades del capitolio anunciaban un peligro que sólo se podría conjurar según la receta del mismo cuerdo publicista por la constitución de una oligarquía desinteresada y enérgica.
Había que preguntar. una oligarquía formada por quiénes?
Si ha de ser la que en el Perú tanto hemos conocido, el remedio que señala es inócuo, totalmente ineficaz, La única élite posible, capaz de dirigir el movimiento andinista, será integrada por elementos racial o espiri tualmente afines al indio, identificados con él, pero preparación amplisima, de vastos horizontes y ánimo sereno y sonrisa estoica para afrontar todos los reveses, sin perder la ruta en el laberinto de las ideologías.
Ese grupo selecto se incautará de la técnica europea para resistir a la europeización y defender la indianidad.
El vendrá a ser el bautista de ideas que dé nombre a las cosas y luz a los ojos del monstruo ciego.
con