John Dewey

14 AMAUTA Los tests psicológicos y la nueva educación La controversia entre aristócratas y demócratas de la inteligencia POR OARLOS VELASQUEZ Todas las grandes doctrinas psicológicas tienen sus épocas de encumbramiento. En la hora actual, tan propicia a las rectificaciones, algunas de ellas campean con magnífica opulencia. Al lado del intuicionismo bergsoniano, со el que siguen romantizando muchos de nuest atedráticos, ha surgido no sólo el psicoanálisis y la inquietud por el sondeo del inconsciente, ya escrutado con noble afan por Hartmann, sino también el behaviorismo o conductivismo, que mira con desdén a la introspección para dar primacía al estudio sistemático de las reacciones externas del individuo; hay que considerar, igualmente, al pragmatismo americano, que sigue teniendo bondadosa acogida en la patria de John Dewey y de Edward Thorndike; la psicologia de las estructuras o de la forma, de abolengo alemán, alle obtiene sus mejores aportes de las fecundas experienrias de Külpe, Wertheimer, Koffka, y sobre todo de Köh1er cuyas investigaciones de psicología comparada, particularmente sobre la del chimpancé, están inquietando a los estudiosos de la vida psíquica. todas estas audaces concepciones, ora pegadas a la sutilidad, ora afanosas de fundamentación científica, hay que añadir otra: es la de los tests psicológicos o reactivos mentales, que representan, en vaga síntesis, el viejo anhelo por la medida de la capacidad mental del individuo, anhelo perseguido en épocas ya fenecidas aunque tosca y anticientíficamente. por los partidarios de los maleficios y de las brujerías, por los adivina.
dores de tiempos más ingénuos, que siempre hicieron de las suyas al amparo de la superstición y de la credulidad de las gentes. Dos fuertes corrientes, psicológica la una, y social la otra, robustecen esta insegura tendencia a la medición de la mentalidad de los sujetos, la que más tarde es debidamente encauzada por diferentes psicólogos. El mé todo experimental, la técnica dei laboratorio, el procedimiento del research. los métodos estadísticos, las clínicas psicológicas, etc. han dado a los tests mentales todo el vigor científico que hoy poseen.
Es muy fácil, a grosso modo, trazar en grandes síntesis las etapas por las que han pasado estas tendencias a la medición psíquica. Helas aquí, conforme las aprecia nuestro criterio personal: 1a. La etapa de la intuición popular en la que, en forma por demás caprichosa y personal, se juzga el diferente calibre mental de los individuos. En esta época, por ejemplo, no se valoriza al Dr. Stockman, pero el Dr.
Pacheco, en cambio, por su adustez y aislamiento, es considerado como un auténtico talento, sin que nada justifique tan estrafalario criterio.
2a. La etapa precientífica, en la cual los astronómos, particularmente, al observar los astros, ya establecen diferencias notables en el tiempo de la reacción visual, dando comienzo, de consiguiente, a las primeras investigaciones sobre la psicología diferencial.
3a. La etapa de la experimentación psicológica, caracterizada por los brillantes esfuerzos de los psicofísicos.
Fetchner y Weber, entre otros, hacen mediciones sobre la vida sensorial, las percepciones, etc. esta etapa hay que añadir las experiencias de laboratorio iniciadas por Wund en la Universidad de Leipzig, así como las mediciones parciales sobre diferentes aspectos y sectores de la mentalidad hechas por Kraepelin, Seguin, Cattell, Spearmann, Ebbin: ghaus y Eberhard, que pretendía hacer una matemática del espìritu, etc, 4a. La etapa galtoniana. La llamamos así en honor de Francis Dalton, el gran antropólogo inglés, tal vez si el mejor precursor de Alfredo Binet, cuyas investigaciones sobre el genio (veáse Hereditary Genius. hacen que lo consideremos como pionnier de los tests mentales y de la psicología diferencial.
5a La etapa de Binet, el verdadero creador de la medición mental, y el primero que consiguió dar una recia fundamentación científica a los tests psicológicos. La teoría de la inteligcncia general y el criterio del standard o de las unidades psicológicas de comparación, como las llamamos nosotros, son dos aportes hasta ahora insustituíbles. Ya es un hecho reconocido que para que un test sea bueno y útil la diagnosis mental es menester que esté rigurosamente estandarizado, esto es que sea pasado satisfactoriamente por el 65 al 75 por ciento de sujetos de una clase heterogénea o no diferenciada.
6a. La etapa de las grandes revisiones, que se inicia en 1911, después que Binet dió las últimos toques a a su escala métrica de la inteligencia, sobre la que han girado todas estas reformas, entre las cuales vale la pena considerar las siguientes: a. La de Goddard, en los Estados Unidos; La de Yerkes Bridges, en los Estados Unidos.
Esta fué la revisión que usó en el Perú el profesor Mac Night, la que está compuesta de test no estandarizados, por cuyo motivo las investigaciones de este profesor americano no tienen validez científica ni pueden servir de consulta a los maestros; La de Decroly, en Bélgica; La de Bobertag, en Alemania; e. La de Terman, llamada también Revisión de Stanford, becha en los Estados Unidos, que es la que más se usa. Esta serie ha sido traducida entre nosotros por los señores Luis Bouroncle y Elías Ponce Rodríguez; La de Burt, en Inglaterra, etc. etc.
Todas estas revisiones, especialmente la de Stanford o de Terman, han tenido por objeto rectificar los varios defectos que contiene la escala métrica de Binet y obtener, por lo tanto, tests perfectamente estandarizados, que son los únicos que deben usarse como medio de diagnosis mental.
Los tests de las diferentes revisiones a que hemos hecho referencia, han sido de carácter individual, o sea suceptible de ser usado con un sólo sujeto, condición que resultaba molestosa cuando se quería medir un crecido número de individuos.
Antes del conflicto europeo, Otis, en los Estados Unidos, realizó varias experiencias con un nuevo tipo de test de carácter colectivo. durante la guerra, a raiz de la intervención de los soldados del Tio Sam, fuè necesario seleccionar al personal enrolado, que ascendió a más de un millón de individuos. Varios psicológos sugirieron la conveniencia de usar los tests con este fin. El National Research Council se encargó de esta tarea, en la que colaboraron Thorndike, Yerkes, Terman y otros, los que ensayaron y aprobaron los famosos Army Tests. de caracter colectivo, cuya adaptación a las condiciones de la escuela dió origen a los National Intelligence Tests (Estos son los tests que han sido traducidos en el Seminario de Pedagogía de la Universidad Mayor de San Marcos. Los infatigables esfuerzos de Thorndike, a quien consideramos como el psicólogo más creador en los Estados Unidos, no sólo se han reducido al amplio campo de la inteligencia general, concepto que engloba sintéticamente a la mentalidad del sujeto, ya que los tests como lo explicó Binet tienen por objeto conocer el funcionamiento sintético del espíritu; sus esfuerzos, repetimos, se han dirigido con todo ahinco a la escuela con el fin de medir el grado de instrucción de los alumnos y la naturaleza del aprove