AMAUTA A o Τ El sol de agosto viene descalzo.
Sus pies de campesino humilde para los adoquines de la calle son como dos noticias malas.
El viento se baja de los techos sin escala, sin nada; nos echa sus vahos y rompe con una carcajada los cristales de las mamparas del Silencio.
Los ancianos de la casa se aburren y parapetan su impotencia tras una interjección.
Ellos, no saben sacudirse los años, ni el polvo ni el aburrimiento diario.
el frio les cepilla los huesos launde, explicaron la doctrina y olvidaron aplicar el método (8)
Por ello, acuden espontáneamente hacia nosotros estas frases del mencionado profesor, ansioso por la reforma prudencial universitaria: Criticar. qué es? Criticar es reflejar sobre la realidad un ideal; criticar es comtemplar esa realidad a través de un ideal; y querer para la realidad un ideal es la forma suprema del amor. Yo quiero que la Universidad sea el más alto ideal, porque es la institución síntesis, ella lo es todo; guardiana de tradiciones, creadora de ideales, qué finalidad tan compleja.
Nos preguntamos pués. Qué hace nuestra Universidad acerca de la investigación científica. Cómo prepara a nuestros universitarios para esa escudriñación científica desinteresadada? cómo contribuye al progreso mundial de la Ciencia?
La respuesta, indudablemente, no es del todo halagadora. Para que ella no haya podido efectuarse, hasta hoy, contribuyen muchos factores de carácter económico político. Pero es preciso pensar en resolver el problema afrontándolo fuerte, serena y francamente.
La orientación cientifica requiere en primer lugar: consagración absoluta del profesor, con exclusión de toda otra solicitación extraña a la elevada misión docente. Ella, a su vez, demanda la atención económica y la remuneración compensativa al trabajo, y a la valiosísima función social que realiza para bien de la patria y de la humanidad.
Pero fuera de estos aspectos formales y extrínsecos, el espíritu interno de la Universidad es susceptible de ser enmarcado, supliendo las deficiencias económicas y políticas, hacia la investigación, hacia la observación, y el amor a la resolución de los problemas nacionales que se presentan en forma infinita en un país nuevo e inexplorado como el nuestro.
La misma. España pretende remozarse modernizando sus estudios universitarios; pues un cable reciente anunciaba que: toda universidad tendrá en el futuro, gabinete para investigaciones científicas y, diversas disciplinas con elemento práctico suficiente para ampliar los estudios y efectuar trabajos de laboratorio.
Es indispensable educar a la juventud para que llene ese rol de estudiar e inquirir con cariño los problemas que la circundan; es necesario guiar, y encarrilar sus valiosas energías hacia el campo de las exploraciones científicas, en vez de que vean en la Universidad la máquina otorgadora de títulos y de diplomas para afrontar la lucha por la vida en un afán egoísta de profesionalismo personal, de halago vacuo y casi pedantesco.
Esto demanda principalmente, para no hacer desde luego en gran escala, y dentro de las posibilidades actuales, un cambio de métodos, de procedimientos, y de formas de enseñanza, según los que, los estudiantes deben ser inclinados a las búsquedas individuales y colectivas, en un trabajo noble y desinteresadu.
El cielo plomo, si no fuera por las astas de las banderas, por los postes y estos acápites solares, se nos echaría encima todos los días.
NICANOR DE LA FUENTE.
Chiclayo, 1926.
tercer periodo, por último, adopta una orientación que podría llamarse liberal, bajo sus dos sentidos: en el de la abolición de la disciplina colegial, del extricto régimen del internado, y en el de las ideas que la alentaron (7. Pero en el siglo contemporáneo todo tiende a cientifizarse; inclusive la misma filosofía. La cultura se hace cada vez más científica; la corriente positiva impera; ya no satisfacen las nobles acrobacias mentales; ya no es suficiente el juego agradable de la inteligencia; ya no es la Filosofía bajo su aspecto especulativo la inclinación sugerente de los universitarios.
Nuestra Universidad; para vivir su tiempo, tiene que someterse a esta corriente, adaptando sus sistemas y procedimientos, si no quiere presentarse con el ropaje del anacronismo y el espíritu fosilizado.
Ciertos maestros comprendieron la tendencia de estas enseñanzas, e intentaron introducirla, pero según Be(7. El simple plan de estudio de la Universidad nos pone en re.
lieve su labor desorientada y desviadora. la Universidad liberal del año 65 y del 76 ha sustituído después de la guerra, la Universidad positivista.
Más un triste destino se ha cernido sobre nuestra Universidad, y ha determinado que llene principalmente un fin profesional, y tal vez de snobismo científico; pero no un fin educativo mucho menos un fin de afirmación de la conciencia nacional.
Al recorrer rápidamente la historia de la Universidad desde su origen hasto la fecha, se destaca este rasgo desagradable y funesto: su falts de vinculación con la realidad naeional, con la vida de nuestro medio, con las necesidades y aspiraciones del país. Víctor Andrés Belaunde La Vida Universitaria. Qué es lo que quiere el positivismo, cuál es su bandera? La realidad, la experiencia, la observación. Si un plan de estudios nacionalistas nos hubieran permitido aplicar el positivismo rectamente, habríamos examinado, con un criterio de observación y de experiencia nuestra realidad económica, nuestra realidad política, nuestra realidad física, y nuestra realidad étnica. Si la Universidad hubiera seguido nó las corrientes positivistas, sino el método positivo, el resultado habría sido fecundo para nuestra cultura. Desgraciadamente no se hizo esto. Tomamos del positivismo la hipótesis y no aplicamos el método, es decir tomamos lo malo y dejamos lo bueno.
El positivismo universitario no fué entonces un sisema o una bandera para conocer la realidad, fué simplemente un positivismo exegetico, un positivismo explicativo. El positivismo exegetico, en mi concepto se diferencia muy poco del antiguo dogmatismo; es un dogmatismo a la moderna, que no invoca la infabilidad de la razón y la intangibilidad de autores clásicos pero invoca el testimonio del hecho recogido en otros países, el criterio de las teorías modernas.
Lo cierto es que el positivismo no produjo todos los efectos que debió producir; al contrario, nos desvió; porque originó cierto afán cientifista, cierto prurito de la erudición, cierta manía de citar autores y de referirse a hechos exóticos o lejanos, porque nos apartó completamente de nuestros propios hechos y fenómenos y puso el pensamiento universitario a espaldas de la realidad y de la vida nacionales. Víctor Andrés Belaunde Ob. citada.