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10 AMAUTA que Bolivia queda entonces tan inquieta como antes con su problema de la salida al mar y el Estado Independiente se convertirá en una verdadera bomba de dinamita peligrosa para todos los vecinos.
ruano chilena, buscando a un factor tercero para no quedar encerrado en el círculo vicioso de las pretensiones de los dos. Acaso, aunque se sueñe en la importancia futura de Arica como emporio comercial y centro de tráfico internacional, tiénese el precedente de que Estados Unidos hayan puesto la condición de la desmilitarización del Canal de Panamá?
Finalmente ¿cuáles son nuestras esperanzas y nuestros temores?
Nuestra esperanza no puede ser sino una: la de recuperar Tacna y Arica tal como las perdimos en 1880.
Esta esperanza es vana en el momento actual, está tan lejos como antes del Protocolo de Arbitraje de 1922.
No solo hay que preguntar si queremos retrotraer la situación al statu quo de antes del 1922, sino también, si podemos hacerlo si podemos, sin peligro para nuestras conveniencias vitales, contrariar el interés internacional hasta el grado de negarnos a la terminación definitiva del conflicto que últimamente se ha querido alcanzar.
Pues, claro está que nadie nos dá Tacna y Arica, y que díficil será que nosotros las tomemos, embarcándonos en una guerra suicida y huérfana de las simpatías del mundo.
Nuestros temores contra quienes se dirigen. Contra el imperialismo del Sur o del Norte?
Podremos abrazar el imperialismo del Norte, pero esclavizándonos a éste.
Habría entonces que estudiar detenidamente la perspectivas que nos ofreciera la sumisión incondicional a la hegemonía norte americana.
El imperialismo del Sur no deja de ser una amenaz. pero la proporción de fuerzas respecto a éste sería más igual. Seria más honroso afinar nuestra sagacidad en defensa de nuestra soberanía ante las acechanzas chileno bolivianas, que abandonar nuestra soberanía a la protección del poder absoluto de la Gran República o el Big Stick, bien conocido en México, Costa Rica, Hawai y Filipinas.
Una verdadera obsesión nos tiene paralizados, con nuestra mirada fija en el enemigo del 1879 y con las espaldas volteadas hacia el imperialista del 1926 quien, en verdad, no os bombardea con metralla, pero hace, nada menos, escario de nuestra dignidad de hombres y patriotas.
El Perú y Chile harán bien en recordar un gran ejemplo de habilidad que proporciona la historia diplomática de los mismos Estados Unidos de Norte América.
Helo aquí: fines del siglo XIX prodùjose en la China la famosa rebelión de los Boxers, estallido de un sentimiento popular irritado contra los extrangeros que, con el. pretexto del estado caòtico o salvaje de la administración en aquel vasto imperio, habían sometido a la Nación de los 400 millones de almas a una exacción vergonzosa. Hubo un día en que mil colonos extrangeros, refugiados en la Legación Británica, pasaron momentos de un horror dantesco, asediados por las tropas del Imperio de la Emperatriz Madre, anticipando la suerte de pagar las culpas de muchos culpables que habían muerto impunes.
Impusiéronse una vez más las Potencias Europeas, y la China tuvo que pedir perdón por su gesto de emancipación, arrodillarse ante la tumba de von Ketteler, el representante de Alemania, víctima de la jornada boxer. Guillermo II, el jefe fanfarrón de la robusta Germania, fué el que más grito en el vocerío contra la China; pero todos se cobraron ahí cuantiosas sumas de indemnización En 1918, Estados Unidos tiene el brillante arranque de devolver a la República China entonces su aliada en la Gue rra Europea, la parte suya de la indemnización que le había sido abonada como tributo penal por los excesos de la Rebelión Boxer.
Estados Unidos hizo más que perdonar un pago que había sido estipulado; devolvió una cantidad que ya se hallaba en sus arcas. Lo hizo, porque calculó que el agradecimiento de la China le serviría más, y valdría más que los miles en metálico que tanto le seducen. El Perú no vende territorios. La Fórmula Kellogg, se ha dicho en el Senado, es repudiable, porque es una obra de cálculo norte americano y no de sentimiento sudamericano; convierte el ideal del Perú en un negociado; el estadísta norte americano empequeñece la cuestión, la mer.
cantiliza, olvida su carácter de verdadero y ponderado patriotismo.
Pues bien, no hay necesidad de aceptar esta parte odiosa de la Fórmula Kellogg.
Sèase patriota bastante sagaz para comprender que el porvenir del Perú requiere una atmósfera tranquila para el desenvolvimiento de la prosperidad y la cultura del país; que llega un día en todo proceso evolutivo en que la mirada hacia atrás es tan funesta como lo fué para la mujer de Lot; que para nosotros, Sodoma y Gomorra deben hacerse cenizas en pos nuestro, ese Sodoma y Gomorra de las iniquidades chilenas, y las traiciones bolivianas, y las culpas tremendas de nuestros propios políticos, y que debemos arrancar desde una tabla rasa hacia una meta nueva.
No; no estamos obligados a aceptar ni el punto 39, ni el 59, 69 y 79 de la propuesta de Kellogg.
Todos entendemos lo que significa la hipotequización de Bolivia a Estados Unidos. Todos entendemos que NorteAmérica quisiera entrar en Sud América, aunque sea por el ojo de una aguja. Por eso, la compensación pagadera por Bolivia, con los buenos oficios de Estados Unidos para el arreglo de las cuentas, y hasta la desmilitarización de Tacna y Arica, y la internacionalización del Morro, tienen resabios de intriga, y aún la protección y garantías de la persona y propiedad en Tacna y Arica habría que saber cómo y de parte de quién se darían. Porquè ha pensado Mr. Kellogg en tantas condiciones limitadoras en la transferencia de Tacna y Arica a Bolivia, si no ha querido más que salvar el impase en la disputa deAhora, volvamos al punto de la libre determinación de los pueblos. El Perú no vende territorios! Bien dicho.
Pero, si todos están conformes, puede, con decoro y honor, dar un gran paso en favor de la armonía sud americana, si los mismos ariqueños y tacneños convienen en la solución.
Bajo la bandera boliviana, los parias pueden regresar a sus hogares. Démosnos con satisfechos de que Chile suelte el Morro.
Que Chile se oponga a la cesión en sí, y a la cesión gratuita de Tacna y Arica a Bolivia no importa.
Convertido en política peruana terminante el plan esbozado, la oposición indicada haría la unión boliviana peruana y la exclusión de Chile de las simpatías de los neutrales. Todo aquello que con justicia se objeta a la Fórmula Kellogg quedaría eliminado. Tendremos hombres bastante grandes e inteligentes para sacrificar las monedas contantes a la promesa del porvenir. AMAUTA SE SOLIDARIZA CON LA PROTESTA AMERICANA CONTRA EL ATAQUE DEL GOBIERNO DE LOS EE. UU. LA INDEPENDENCIA DE NICARAGUA, ENVIA SU SALUDO AL PUEBLO NICARAGUENSE EN SU LUCHA CONTRA EL IMPERIALISMO INVITA TODOS LOS ORGANOS DE LA OPINION DEMANDAR EL RECONOCIMIENTO DEL GOBIERNO LIBERAL DE SACASA.