Bakunin

AMAUTA 36 criptible. Los jefes honrados lloran en silencio. Los reaccionarios hierven de cólera y querrían recibir en seguida del soberano la orden de ametrallar a aquella canalla. Se distinguen por su celo los generales Toll, Bekendorf, Sujozanet. Pero el soberano sentía rugir dentro de si la consciencia y temblaba, cada vez más pálido, sobre su blanco caballo de guerra. Metralla o Constitución? se preguntaba, En realidad no tenía artilleria a su inmediata disposición. después de todo. se podría estar seguros de la artillería. El regimiento de Semeon había enviado su adhesión secreta a los rebeldes. El regimiento de Izmailoff había respuesto con el silencio al Salud ¡oh valientes! repetido tres veces por el soberano. Al batallón de Preobranjenski contesto apenas el saludo. Al regimiento finlandés no se pudo hacerlo avanzar más acá del puente Isaac. El cuerpo de la guardia imperial vacilaba frente a las ói denes del coronel Voinof.
Todos esperaban la noche para unirse impunemente a los sublevados. Metralla o Constitución? pensaba Nicolás inmóvil sobre su caballo con arreos de plata. Cuándo marchamos al ataque? demandaba de todas partes la muchedumbre efervescente en la plaza del Senado.
El emperador carecía de artilería El pueblo, de un jefe. Quién habría vencido? Pero los generales imperiales forzaron la mano al soberano: la artilleria llegó. Los sublevados esperaban siempre la llegada del Dictador Trubetzkoi. Más tarde Nicolás recibió también las municiones.
Los insurgentes eligieron al fin, después de cinco horas de espera, como dictador a Obolenski, pero éste tenía horror a la sangre. Los cañones, todavía no cargados, estaban a cien pasos y se habría podido tomarlos con un impulso. Obolenski callaba y aguardaba. La Revolucion inmóvil. tal es la trágica y exacta definición de Dimitri Merechkowski.
Jacobovich, finguiendose parlamentario imperial, consigue acercarse al soberano. Gesticula con la espada desenvainada, pero no se decide a matar. No encuentra el porqué. Retorna lentamente entre los suyos.
Finalmente si emperador se aproxima a las baterías y dá la orden: Fuego! Más en seguida: Alto! Despuês: Fuego! de nuevo: Alto! una vez todavía: Fuego! una vez más: Alto! El oleaje irracional de su doble consciencia lo aturdía en un flujo de embriaguez trágica.
En una de estas órdenes y contra órdenes el comandante Bakunin, ligero como un relámpago, arrebata la mecha al soldado y la aplica a la culata. Parte el disparo. La metralla se pierde alta sobre las casas. El segundo disparo desgarra la muchedumbre que responde con un solo grito: Hurra Constantino! Pero los disparos se suceden a los disparos. La granizada de plomo se vuelve infernal. las llamas arden en las bocas de los cañones. La metralla silba, silba siniestramente. La sangre corre a torrentes.
carnicería. Nicolás continúa: Fuego! Fuego! Sobre la plaza del Senado en pocos minutos no queda un ser en pié.
Porque el cañón los persigue a todos: soldados, hombres, mujeres: todos. Por la calle de la Galernaia, por la avenida de San Isaac, por el malecón de los Ingleses, a lo largo del Neva, hasta sobre la isla Vasiliewski.
Entre los muertos, entre los heridos, entre los fugitivos, entre los arrestados, la policia se lanza ávida: desgarra, busca, indaga. Poco a poco son cogidos los hilos del complot. En pocas semanas los miembros principales de la Sociedad secreta y sus adherentes en las altas esferas, se encuentran encarcelados en la fortaleza de Pedro y Pablo.
Luego comienza la epopeya de Nicolás. Aquí reluce su genio de inquisidor nefando.
El príncipe Trubetzkoi, que no intervino en el movi miento porque estaba enfermo, pero en cuya casa fue encontrado un nobilísimo proyecto de constitución, fué conducido, amarrado a la presencia del Zar. El emperador mismo lo vitupera, lo golpea, lo arroja a tierra. Después le perdona la vida. Es su primo: irá a Siberia.
Rilyef, el puro, el santo, el idealista, es debilitado por un régimen de privaciones y de reclusión sepulcral. Después es interrogado por el Zar, que llorando se le echa al cuello y lo llama hermano. le dice: Qué cosa has hecho? Pero si también yo, como tú, quiero el bien de mi pueblo. También yo he jurado no valerme del poder absoluto. Lo engaña, lo desconcierta, lo domina. Socorre a su familia en miseria. cuando lo ha reducido a la demencia más miseranda, le arranca los últimos secretos, los últimos datos, los últimos nombres. Después lo hace ahorcar.
Galitzin es encerrado, hambreado, amenazado de tortura, reducido a la agonia. Se le arranca alguna ambigua declaración. En fin se le manda a Siberia.
Odoiewski queda reducido al estado de delirio perpetuo, y habla, habla; y dice lo que es y lo que no es. Cae en deliquio: es sangrado. Después continúa, continúa todavía hasta que muere.
Pestel y Muravief, los héroes de la Sociedad del Sur, arrestados después de los fallidos movimientos de Kiew y con ellos Obolenski, Bestuyeff, Kajowski y cien otros, fueron puestos en contacto con elementos provocadores, engañados con falsas noticias de denuncias de parte de sus compañeros, desmoralizados, llevados a los más crueles careos.
Obolenski va a Siberia. Los otros cuatros a la horca. 0tros cientos seis son condenados, la mayor parte a Siberia.
En el tribunal supremo que los había juzgado participaban Tatiscev y Kutuzov, dos de los más notorios regicidas de Pablo El 13 de Julio de 1826 se ejecuta la condena. Los oficiales son degradados. Se les lée la sentencia. Se les obliga a asistir al suplicio de sus cinco compañeros. Pero el místico Muravief y el estóico Pestel, el sensible Bestuyeff, el puro Rilyef y el solitario Kajowski cambiaron serenamente el último abrazo, y subieron, fuertes e impávidos, al patíbulo de los mártires. Por la Libertad habían luchado y vivido. Por la Libertad morían santamente, DESPUES DE LA REVOLUCION Es una ¿Cuál fué el valor de la fracasada insurrección del 14 de Diciembre? Enorme. Qué simientes germinaron de la sangre de los cinco ahorcados? La simiente de todas las libertades, de todas las conquistas del pueblo, de todas las victorias que ellos previeron y no previeron, de aquellas que nosotros vernos y de aquellas que verán nuestros hijos. Para la Rusia y para el Occidente. Para Europa y para el mundo.
Nicolás se abandona desenfrenadamente a la reacción más enconada. Trata, según la expresión de Lamartine, de inmovilizar el mundo. Pero su actitud intransigente y retrógrada, la subsistencia y el agravamiento del mismo estado morboso də cosas sirvió para despertar en el organismo ruso todos los latentes podǝres de defensa instintiva. en el sordo trabajo preparatorio, en las subterráneas reuniones de gente libre obligada a esconderse, en la mente de todos, perduraba el perfil de la quintuple horca, sobre el bastión de Kronverski, en el cielo matinal de un 13 de Julio.
Todas las reformas alcanzadas por el pueblo ruso en el curso del último siglo, a través de largos sacudimientos políticos, tienen su origen en el programa bautizado con la sangre de los Dekabristas. Y, en la perpectiva histórica, la revolución de Diciembre de 1825 se enlaza con la revolución de Octubre de 1917. Genuinos precursores de los revolucionarios contemporáneos fueron en todo caso, los que hace un siglo eligieron con alegría el camino de Siberia o subieron al patíbulo, llenos de fé en un porvenir mejor no para si ni solo para sus hermanos rusos sino para sus hermanos de todo el mundo,