30 AMAUTA CANCION DEL MARINERO Vamos al mar corramos alegres a zambullir el corazón.
Que las olas estallen contra la escollera flotaremos como las algas Después de sumergirnos con los cabellos en la cara fumaremos nuestras pipas de agua Con el mar verde y el cielo azul haremos castillos de infinitud Cada ola que asome le daremos la mano para librarla que se ahogue Que la nave del mar nos arrastre desplegando su velámen de olas seremos sus marineros Vamos al mar a enseñarle a bogar para que arribe a un puerto sideral HORACIO MASIS.
En la sierra subsisten con mucho más arraigo y mucha más fuerza que en el resto de la república, los residuos de la feudalidad española. La necesidad mas angustiosa y perentoria de nuestro progreso es la liquidación de esa feudalidad que constituye una supervivencia de la colonia. La redención, la salvación del indio, he ahí el programa y la meta de la renovación peruana. Los hombres nuevos quieren que el Perú repose sobre sus naturales cimientos biológicos. Sienten el deber de crear un orden mas peruano, más autóctono. los enemigos históricos y lógicos de este programa son los herederos de la conquista, los descendientes de la colonia. Vale decir los gamonales. este respecto no hay equívoco posible.
Por consiguiente, se impone el repudio absoluto, el desahucio radical de un regionalismo que reconoce su origen en sentimientos e intereses feudales y que, por tanto, se propone como fin esencial un acrecentamiento del poder del gamonalismo.
El Perù tiene que optar por el gamonal o por el indio. Este es su dilema. No existe un tercer camino. Planteado este dilema, todas las cuestiones de arquitectura del régimen pasan a segundo término. Lo que les importa primordialmente a los hombres nuevos es que el Perú se pronuncie contra el gamonal, por el indio.
Como una consecuencia de las ideas y de los hechos que nos colocan cada día con más fuerza ante este inevitable dilema, el regionalismo empieza a distinguirse y a separarse en dos tendencias de impulso y dirección totalmente diversos. Mejor dicho, comienza a bosquejarse un nuevo regionalismo. Este regionalismo no es una mera protesta contra el régimen centralista. Es una expresión de la conciencia serrana y del sentimiento andino. Los nuevos regionalistas son, ante todo, indigenistas. Valcárcel, a Velasco Aragón y a los demás representantes de esta tendencia. que no por azar nace en el Cuzco no se les puede confundir con los anticentralistas de viejo tipo. Valcárcel percibe intactas, bajo el endeble estrato colonial, las raíces de la sociedad incaica. Su obra, mas que regional, es cuzqueña, es andina, es quechua. ſe alimenta de sentimiento indígena y de tradición autóctona.
El problema primario, para estos regionalistas, es el problema del indio y de la tierra. en esto su pensamiento coincide del todo con el pensamiento de los hombres nuevos de la capital. No puede hablarse, en nuestra época, de contraste entre la capital y las regiones sino de conflicto entre dos mentalidades, entre dos idearios, uno que declina, otro que asciende, ambos difundidos y representados así en la sierra como en la costa, así en la provincia como en la urbe.
Quienes, entre los jóvenes, se obstinen en hablar el mismo lenguaje vagamente federalista de los viejos, equivocan el camino. la nueva generación le toca construir, sobre un sólido nto de justicia social, la unidad peruana.
Suscritos estos principios, admitidos estos fines, toda posible discrepancia sustancial emanada de egoismos regionalistas o centralistas, queda descartada y excluída. La condenación del centralismo se une a la condenación del gamonalismo. estas dos condenaciones se apoyan en una misma esperanza y un mismo ideal.
La autonomía municipal, el self government, la descentralización administrativa, no pueden ser regateadas ni discutidas en si mismas. Pero, desde los puntos de vista de una integral y radical renovación, tienen que ser consideradas y apreciadas en sus relaciones con el problema social.
Ninguna reforma que robustezca al gamonal contra el indio, por mucho que aparezca como una satisfacción del sentimiento regionalista, puede ser estimada como una reforma buena y justa. Por encima de cualquier triunfo formal de la descentralización y la autonomía, están las reinvindicaciones sustanciales de la causa del indio, inscritas en primer término en el programa revolucionario de la vanguardia. 1) El valor de la montaña en la economía peruana me observa Miguelina Acosta. no puede ser medido con los datos de los últimos años.
Estos años corresponden a un período de crisis, vale decir a un período de excepción. Las exportaciones de la montaña no tienen hoy casi ninguna importancia en la estadística del comercio peruano; pero la han tenido y muy grande, hasta la guerra. La situación actual de Loreto es la de una región que ha sufrido un cataclismo.
Esta observación es justa. Para apreciar la importancia económica de Loreto es necesario no mirar solo a su presente. La producción de la montaña ha jugado hasta hace pocos años un rol importante en nuestra econonía. Ha habido una época en que montaña en pezó a adquirir el prestigio de un El Dorado. Fué la época en que el caucho apareció como una ingente riqueza de inmensurable valor. Francisco García Calderón, en El Perú Contemporáneo. escribía hace aproximadamente veinte años que el caucho era la gran riqueza del porvenir. Todos compartieron esta ilusión.
Pero, en verdad, la fortuna del caucho dependía circunstancias pasajeras. Era una fortuna contingente, aleatoria. Si no lo comprendimos oportunamente fué por esa facilidad con que nos entregamos a un optimismo panglossiano cuando nos cansamos demasiado de un escepticismo epidérmicamente frívolo. El caucho no podía ser razonablemente equiparado a un recurso mineral, más o menos peculiar o exclusivo de nuestro territorio.
La crisis Loreto no representa una crisis, más o menos temporal, de sus industrias. Miguelina Acosta sabe muy bien que la vida industrial de la montaña es demasiado incipiente. La fortuna del caucho fuè la fortuna ocasional de un recurso de la floresta, cuya explotación dependía, por otra parte, de la proximidad de la zona no trabajada sino de vastada a las vías de transporte.
El pasado económico de Loreto no nos demuestra, por consiguiente, nada que invalide mi aserción en lo que tiene de sustancial. Escribo que econó nicamente la montaña carece aún de significación. Y, claro, esta significación tengo que buscarla, ante todo, en el presente. Además tengo que quererla parangonable o proporcional a la significación de la sierra y la costa. El juicio es relativo.
Al misino concepto de comparación puedo acogerme en cuanto a la significación sociológica de la montaña. En la sociedad peruana distingo dos elementos fundamentales, dos fuerzas sustantivas. Esto no quiere decir que no distinga nada más. Quiere decir solamente que todo lo demás, cuya realidad no niego, es secundario.
Pero prefiero no contentarme con esta explicación. Quiero considerar con la más amplia justicia las observaciones de Miguelina Acosta.
Una de estas, la esencial, es que de la sociología de la montaña se sabe muy poco. El peruano de la costa, como el de la sierra, ignora al de la montaña. En la montaña, o más propiamente hablando en el antiguo departamento de Loreto, existen pueblos de costumbres y tradiciones propias, casi sin parentezco con las costumbres y tradiciones de los pueblos de la costa y la sierra. Loreto tiene indiscutible individualidad en nuestra sociología y nuestra historia. Sus capas biológicas no son las mis.
mas. Su evolución social se ha cumplido diversamente. este respecto es imposible no declararse de acuerdo con la doctora Acosta Cárdenas, a quien toca, sin duda, concurrir al esclarecimiento de la realidad peruana con un estudio completo de la sociología de Lo.
reto. El debate sobre el tema del regionalismo no puede dejar de considerar a Loreto como una región. Es necesario precisar: a Loreto, nó a la montaña. El regionalismo de Loreto es un regionalismo que, más de una vez, ha afirmado insurreccionalmente sus reivindicaciones. que, por ende, si no ha sabido ser teoría, ha sabido en cambio ser acción. Lo que a cualquiera le parecerá, sin duda, suficiente para tenerlo en cuenta,