Democracy

AMAUTA 11 SEÑALES DE NUESTRO TIEMPO POR MARIA WIESSE LA IMAGEN LA PALABRA El ritmo precipitado y, quizás un poco inarmónico, de la vida moderna concuerda perfectamente con el ritmo intenso y nervioso del cinema. Esta época es la época de la imagen, que triunfa sobre la palabra. Más que un diálogo nos emociona y nos seduce una actitud, una expresión, un La fisonomía de Hispanoamerica ha cambiado radicalmente. Yo desearía que Belaunde volviese pronto para que constatase cuán difícil es escribir a la distancia de una realidad variable cada día. Así como es necesario alejarse un poco de un cuadro para verlo mejor, así es peligroso proceder de tal manera, cuando el cuadro no es un lienzo inmutable, sino un fenómeno humano en incesante evolución, un flujo y reflujo perenne, una agitación que no acaba nunca. Seguramente, por eso, coloca aún a Rodó como luminar excelso de América, sin reparar que el mundo cambia y que el símbolo que su generación entrevió en el gran escritor uruguayo, ha sufrido modificaciones radicales. Vería cómo admiramos a Rodó escritor, y cómo, su prestigio de maestro el que dá vida, sangre, cultura. ha decaído mucho. Que Ariel nos parece una hermosa leccion académica. que exégetas modernos coinciden en todo ello. Ya desde aquellos años de profun da devoción arielesca, Riva Aguero se resistía a creer en la eficacia del modelo griego, de la euphrosine, en democracia de zamboides. Ya Ventura García Calderón, de la misma generación que Riva Aguero y Belaunde, ha dicho sus dudas sobre la eficacia de la obra del maestro Rodó y muchas otras cosas que es prudente olvidar por ahora. Vya en Uruguay mismo, aun en el libro exegético de Perez Petit, en las criticas de Gallinal, del vehemente Lasplaces, de Zum Felde, de Crispo Acosta, la obra adinirable de Rodó está tomando sus justas proporciones; y de los Motivos de Proteo queda nada más que la prosa repujada, y Ariel continúa siendo una hermosa lección de un profesor cordial en el que las lecturas ascendradas no perturbaron el armonioso Gis rrir de su cerebro privilegiado.
Además.
No hay literatura en el mundo que no deje advertir la lucha entre el criterio desinteresado y el pragmático.
De ahí lo perdurable del símbolo de La Tempestad shackesperiana. No es, pues, exacto querer fijar en tal lucha de tradición y eforma, de idealismo y pragmatismo, el fenomeno esencial de la literatura americana. Hay que preciar más. Buscar el choque entre los elementos aborígenes y exóticos; luego, la brega entre lo criollo y lo cosmopolita.
Ambos traen su tradición y ambos tienen su ideal de reforma. Ambos poseen un léxico y una sensibilidad distintas. ambos sienten la influencia del momento y de la tierra de manera adversa. Raza, naturaleza y cultura encierran la clave del fenomeno. Eurindia fusión de indígenas y europeos. es su fórmula más simple. Pero, el problema en el cual están preocupados todos, conservadores y revolucionarios, tradicionalistas y vanguardistas es otro:pretenden llevar a cabo sus programas fundándose ambos en la tierra.
Vanguardia invoca el pasado incaico en el Perù. Los conservadores se aferran a lo criollo y, mas que eso, a lo colonial español, a lo que alguna vez, llamé perricholismo. He aquí, pues, invertido el problema expuesto en Mercurio Peruano. Los europeizantes colonialistas, son conservadores. Los autoctonistas e indigenistas son los revolucionarios. Ambos con el alma puesta, por igual, en el modelo europeo y en la inspiración nacional. Habrá que asistir at nente al desarrollo de la lucha que se inicia. ella es mas compleja, mucho más compleja de lo que se imaginan quienes aún pretendan realizar el imposible de reducir a fórmulas simplistas el grave asunto de la cultura hispanoamericana.
gesto o una mirada. Se anhelan emociones fuertes y, al mismo tiempo, fugaces. No es síntoma de frivolidad, ni de decadencia esta afición de los públicos de hoy por los films policiales y las películas de aventuras. La decadencia actual está, más bien, en el amor desmedido al dinero y en los sacrificios que se hacen por conseguirlo. Tan poca cultura y selección espiritual había en los públicos de antaño, que escuchaban con deleite los interminables diálogos y los retumbantes parlamentos de las comedias de cualquier señor Echegaray o Sardou, como en las gentes de nuestros días, que miran encantadas las cintas de cualquier marca Paramount o Vitagraph. Que, hoy, se gusta demasiado del cinema. Que se olvidan las auténticas, las grandes obras del teatro y que Shakespeare, Moliere, Calderón de la Barca van perdiendo sus derechos y su prestigio? No hay que alarmarse por este gusto exagerado por la imagen. És una señal de la sicología de nuestro tiempo y revela la relación que existe entre estos dos dinamismos; el del espíritu moderno y el de las moving pictures, como también se llama en inglés al arte del cine. Porque el cinema es un arte y allí está lo que debe alarmarnos; que de una expresión tan rica y brillante de belleza y de vida hagan fabricantes sin talento y sin cultura una industria vulgar, necia, pueril y cuajada de todos los defectos de las malas producciones dramáticas. Esa industria es la que debe condenase y combatirse, como deben condenarse y combatirse los dramones cursis y las comedias a lo Ohnet y a lo Linares Rivas.
La imagen triunfadora de la palabra; la imagen que nos sugestiona y nos cautiva no puede hacer olvidar los diálogos pasión, poesía y música maravillosas de Romeo y de Julieta, ni el dolor de Otelo, ni la inquietud de Hamlet, ni la gracia adorable del sueño de una noche de verano. Las muecas geniales de Charlie Chaplin provocarán nuestra alegría, pero con qué fuerza se apodera de nuestro espíritu la ironía amarga dil Tartufo o del Misántropo y, a pesar de gustarnos mucho, muchísimo, la dulce sonrisa infantil de Lilian Gish, la varonil actitud de Navarro y el rostro inteligentísimo de Signoret, con què placer saborearemos a Crommelynck y a Bernard Shaw, a Pirandello, a Porto Riche, a de Curel y a Courteline.
FILOSOFIA DE LA FRIVOLIDAD La frivolidad no es tan frívola como parece. veces encierra un sentido filosófico bastante hondo y esås pequeñas y bonitas cosas sin importancia, como son un peinado, un traje o cualquier detalle de la toilette de una mujer, pueden decirnos mucho acerca de las modalidades espirituales de un siglo. Así como lo saya y el manto del coloniaje indicaban el misterio, la picardía y la liviandad, que formaban entonces la trama de las costumbres y de la existencia femeninas, la peluca a la garconne, la falda corta, la silueta a la garconne, son indicios de cómo han entrado el sporty el trabajo en la vida de la mujer moderna. también el anhelo vivísimo de libertad, de emancipación, de igualdad en derechos con el hombre; anhelo que tiene de justo y de injusto y que se refleja en las modas actuales un poco masculinadas, un poco sin la gracia suave y lánguida de hace algunos años. En vano han vociferado los moralistas contra la mutilación del cabello femenino y contra la falda, que descubre toda la pierna, restándole casi todo su encanto, por cierto.
En vano los poetas han llorado sobre la trenzas de oro o de ébano. que caían al suelo bajo la tijera cruel; en vano han prodigado los caricaturistas sus sátiras en diarios y revistas; las mujeres no han querido oir a los moralistas, ni han tenido piedad de las lágrimas de los poetas, ni han temido al ridículo con que las atacaban los caricatu ristas. En este siglo de campeonas de tennis y de natación