José Carlos MariáteguiVíctor Raúl Haya de la Torre

AMAUTA NUESTRO FRENTE INTELECTUAL MENSAJE DE HAYA DE LA TORRE PARA AMAUTA Londres, de noviembre de 1926.
Querido compañero Mariátegui: clase dominante en el Perú apreciamos la misión histórica de ese fraccionamiento, de esos odios interiores, de ese descubrirse mutuo. Para la nueva generación peruana, para el pueblo, para la nación en una palabra, estos siete años han sido memorables por su enseñanza. En el campo intelectual han tenido una repercusión inmensa. Hemos visto en el crisol implacable de la realidad todos los valores puestos a prueba nada queda ya de un lado u otro que no sea restos de un poder que ha pasado o que pasa, para que avancen sobre los caminos abiertos en las ruinas, librándolos de los obstáculos que queden, los abanderados de los tiempos nuevos.
Al volver esta noche de París, donde queda fundado y en pleno trabajo el grupo de jóvenes peruanos que van a dirigir las actividades de la en Europa, me he encontrado con el primer número de AMAUTA, que es el mejor mensaje que yo podía haber deseado por parte de la sección de los trabajadores intelectuales del Perú, militantes en nuestro gran frente de acción, que, con los trabajadores manuales, va a conquistar para el país los caminos de la justicia.
Había deseado vivamente ver organizada, disciplinada y definida a la vanguardia de los intelectuales y artistas peruanos que marchan con nosotros. La obra de autonomía y de agrupación que culmina con AMAUTA ha sido difícil. Dominados los campos intelectuales del país por la mentalidad ficial hecha por la clase dominante cuya expresión política es genéricamente el civilismo. hemos tenido una ciencia, una literatura, una historia y una letras. civilistas representadas por valores de segunda mano, por repetidores, por glosadores, por retóricos o por fasificadores intelectuales. Digo falsificadores para referirme expresamente a los monopolizadores de la Historia en el Perú que no han hecho sino engañar a las generaciones jóvenes presentando disimulada y desvirtuada, nó por patriotismo porque nunca lo han tenido, sino por solidaridad de clase, por complicidad de oligarquía, la realidad historica peruana, justificando la couquista, desacreditando la raza indígena, excusando su opresión y escondiendo la verguenza y el fracaso del civilismo en todos los campos durante esta desgraciada época republicana, sucesión de desastres, desde los peculados del guano hasta nuestra entrega al imperialismo yanqui.
PRADA PALMA Mientras dominó el civilismo unido y fuerte, la dictadura intelectual, como la política, fué más tranquila aparentemente, por ser más sólida y más segura, sin dejar de ser implacable con los insumisos. Por eso nos explicamos rebeliones aisladas y admirables. Nos explicamos la soledad magnifica de Gonzales Prada azotando su rebeldía en todos los tiempos: protestando contra la traición del civilismo que arrastró al pueblo a la guerra y a la derrota y que huyó vergonzosamente dejando al Perú abandonado; protestando contra la injusticia social que el feudalismo civilista ha continuado desde el coloniaje en un efectivo neo godismo económ y político hasta el día; protestando contra la opresión del indígena, contra la inmoralidad política, contra todo ese Perú de la clase dominante en la que basta poner el dedo para que salga pus. Nos explicamos también a Palma, hijo del pueblo, haciendo de su gracia y su ironía, de su festividad que oculta a las veces tanta amargura, tanto dolor, un arma formidable contra el pasado ridículo, de coloniaje, de esclavitud, de su misión dichosa. Pero como a Prada y a Palma el civilismo intelectual no podía vencerles, se entregó a dividirles, a empujarles el uno contra el otro. Hombres eran, y tiempos aquellos del poder de la intriga y de la apoteosis de la viveza criolla virtud civilista fundamental. El último acto de arrojar a Palma y colocar a Prada en la Biblioteca Nacional fué una de las más diestras manifestaciones de tal viveza que en la fracción opuesta culminó en una deificación del ilustre autor de las Tradiciones, deificación que decía a las claras: no te hacemos dios a ti sino demonio al otro. Ni Palma ni Prada escaparon al ambiente y a la presión del jesuitismo dominante en las filas civilistas. Pero no importa. Nosotros hemos rescatado a Prada, arrancándolo de los chauvinistas del civilismo para entregárselo a la Nación que es el pueblo. Lo mismo haremos con Palma, y he ahí una de las tareas de ustedes: arrancarle de la interpretación civilista, librar su memoria de la maliciosa profanación del espíritu rebelde de su obra, y entregarlo también a la Nación, que es el pueblo, al lado de Prada, como intelectuales revolucionarios precursores de nuestra gran causa del presente.
EL CIVILISMO LA INTELIGENCIA El civilismo. cuyo colapso final se inició con su fraccionamiento hace siete años y cuyos postreros días estamos viviendo, ha defendido sus posiciones políticas, que han sido posiciones económicas de clase, desde la caída del caudillismo militar, dominando todas las actividades y ejerciendo no solo dictadura política y económica sino dictadura intelectual. Cuando la Revolución Universitaria de 1919, la juventud se alzó contra el anacronismo educacional y contra la tiranía docente que el civilismo ejercía en la Universidad desde que tomó el poder político. Nuestro movimiento, precursor del sacudimiento nacional que ha de libertarnos algun día, coincidió con la lucha interna del civilismo político, con la derrota de su fracción aristocrática y el odio despiadado de los bandos. Tácticamente, la juventud nueva del Perú aprovechó esa circunstancia y conquistó con el triunfo de la Revolución Universitaria a fines de 1919 la primera avanzada. El intelectualismo civilista aferrado en San Marcos, sufrió entonces un rudo golpey muchos ídolos se hundieron en sus pedestales de barro.
Nuestro segundo paso fué la forınación de las Universidades Populares Gonzalez Prada, y, para culminar con la derrota del civilismo intelectual, nuestra actitud frente a la pantomima que el civilismo joven representó tan mal en los días en que el orador Belaunde rompió sus sueños y los sueños del futurismo civilista ante la entrada de las fuerzas de la fracción dominante en la Universidad, en 1921.
La división final del civilismo hace siete años, síntoma de relajamiento y de senilidad, ha tenido la misión histórica de facilitar el avance ya invencible de las fuerzas nuevas. En la lucha amarga y odiosa se arrancaron las máscaras. Los que hemos asistido a esta etapa postrera de la NUESTRA REVISION DE VALORES Los trabajadores intelectuales, los literatos, los artistas, los críticos, los poetas de vanguardia tienen que cumplir esa tarea comenzada de revisión, de revisión estricta y justiciera, porque es necesario librarnos de todos los errores y falsedades que se han petrificado en prejuicios acerca de ciertos valores del pensamiento peruano. Usted, compañero Mariátegui, ha comenzado esa tarea que hay que intensificar y engrandecer. Hay que revisar la ortodoxia del civilismo intelectual y derribar idolos, sacando del Index a muchos valores nuestros populares y por ende nacionales legítimos, que el civilismo