Violence

AMAUTA 35 Recibe con hipócrita complacencia lo que le dan, aunque en el fondo lo desprecia por sentirse mancillado, y codicia hasta el crimen lo que le niegan o no puede conseguir honradamente.
36 Tiene una idea mezquina del bien y una muy exagerada del mal.
37 La amabilidad lo alarma y solivianta; el rigor lo aquieta y disciplina.
33 Él indio es schopenhauerista, pues tiene con Schopenhauer un punto de contacto: el pesimismo, con la diferencia que en éste es teoría y vanidad y en el indio, experiencia y desdén.
39 La vida no es para él ni bien ni mal: és una triste realidad.
40 Su mejor libro de sabiduría es la coca. La coca es su biblia, es guía de su alma y salud de su cuerpo.
41 Ama la rutina y desdeña la comodidad. Por eso odia el automóvil y ama a la bestia de carga.
42 Sólo, es tímido; acompañado, audaz. Necesita del contacto de la banda para vibrar y de la voz del jefe para embesiir. cuando embiste es feroz, vandálico, incontenible. Su valor colectivo es mastodontico. Por ese fué ayer conquistador y hoy un gran soldado. Con cien mil hombres de estos, bien dirigidos y militarizados, tiene el Perú para reírse de las hegemonías suramericanas.
43 Como es atávicamente guerrero, aprende fácilmente tascar el freno de la disciplina, y una vez militarizado supera al costeño y sabe pelear solo y hacerse matar por su bandera. Ejemplo de ello: Aparicio Pomares.
44 Su gran amor es la tierra. Por defender el más ínfimo pedazo gasta imperturbable su fortuna; pero no en obsequio a su derecho, sino por odio a su contrincante, y antes que ver su propiedad en manos de este prefiere verla en las de su defensor.
45 Cuando gana pleito se siente feliz y lo festeja ruidosamente, aunque lo ganado se le haya escurrido por entre la criba de la defensa.
46 Todo indio tiene en el alma un leguleyo y en la conciencia una resma de papel sellado.
47 Estima la defensa más que por las razones que contiene, por el número y extensión de los recursos.
48 Cómo testigo es poco o nada fehaciente, aún sin quererlo. Vé de golpe el cuadro, o el asunto, pero no los detalles. Puede dar razón del delincuente, pero nó describirlo. Al declarar libran en su conciencia una batalla la verdad y la mentira, y cuando aquella vence nunca la dice toda entera.
49 Como delincuente es insuperable en la coartada y abrumador en las citas. En la confesión, impenetrable, como un erizo, y simula diestramente el papel de víctima.
50 En la instrucción se exhibe aparatosamente. Usa de una mise en escene llamativa, impresionante. Como víctima, explota el espectáculo conmovedor de la sangre, retarda su restañamiento y curación y no se despoja de su traje desgarrado y nauseabundo mientras el juez no le interroga y lo zarandea el tinterillo veinte veces entre la escribanía y el juzgado. Como culpable, se anticipa a querellarse contra su víctima y va hasta inferirse pequeñas heridas para imputárselas a ésta.
51 Es combativo. Su vida es un combate desde que nace hasta que muere. Lucha a brazo partido con la naturaleza, con su vecino, con la autoridad, con el gamonal, con el enganchador, con el juez de paz, con el cura, con el gendarme y hasta con la mujer que desea, pues para el amor es pleito y la posesión, acto de violencia.
52 Es un gran amoroso de la tierra y un gran adorador del terruño. Es, pues, un patriota, aunque su patriotismo es de radio tan pequeño que no pasa del círculo de su comunidad o de su pueblo. Pero ensanchadle el círculo hasta el mar y el indio bajará hasta el a defender todo lo que hay dentro heroicamente.
53 Parece débil y quebradizo y tiene la flexibilidad del junco, la elasticidad del puma, la resistencia y sobriedad del camello y la fuerza nerviosa del cóndor. Bien llamada de bronce su raza.
54 Como no ha leido más libro que el de la Naturaleza su potencia visual abarca las cumbres y sondea los abismos. Cada uno lleva latentes en los ojos los prodigios de puntería de Guillermo Tell.
55 Como juez de paz desdeña nuestra justicia y está pronto a dársela a quien mejor le pague. Como yaya su justicia es ciega, incorruptible, de una austeridad feroz.
56 Como simple miembro de la comunidad roba si puede; como yaya no perdona al ladrón. Le aplica infleximente el ushanan jampi.
57 Trabaja con amor por cuenta propia y con odio por la ajena.
58 En religión es ecléctico; en política, aristotélico.
Está convencido de que unos nacen para gobernar y otros para obedecer.
59 En el matrimonio comienza casi siempre por el fin y acaba por el principio. Primero posée y después conviene. La posesión es una prueba; la bendición del cura una ratificación. es que el indio no se obliga a nada apriorísticamente sino por convencimiento.
60 Si la mujer le sale buena siente la satisfacción de haber hecho un buen negócio; si mala, rumia a solas la vergüenza de su desacierto y se limita a pedirle a la brutalidad de sus puños lo que la sabiduría de la coca no quizo darle.
61 El indio, como el hombre de todos los tiempos y de todas la civilizaciones, padece también el yugo de la superstición: la del cocaísmo, a la que somete todo y todo lo pospone.
62 La chaccha es para él un goce; la catipa, una oración. En la chaccha el indio es una bestia que rumia; en la catipa, un alma que crée.
63 La filosofía del indio está en su huallqui. El huallqui es para él arca de la alianza y caja de Pandora.
64 La coca es una biblia, una biblia verde de millares de hojas, en cada una de las cuales duerme un salmo de paz. Es el sello de todos sus pactos, el auto sacramental de todas sus fiestas, el manjar de todas sus bodas, el consuelo de todos sus duelos y tristezas, la salva de todas sus alegrías, el incienso en el altar de sus supersticiones, el tributo de todos sus fetichismos, el remedio de todas sus enfermedades, la hostia de todos sus cultos.
65 La mayor afrenta para el indio es el jiłarishum, la expulsión de la comunidad. El tarishum lo segrega, lo borra del maranshay para apuntarlo luego en el indice de los reprobos.
66 El jitarishum significa para el indio no solo perpetuidad sino muerte civil y expropiación, es decir, su conversión en mostrenco, que es el mayor agravio que puede inferírsele.
67 El indio es una concreción andina. Adherido a su terruño es férreo y dinámico; tiene en alto grado la virtud de Anteo; lejos de él, lo corroe el cáncer de la nostalgia, 68 Como todos los seres secularmente perseguidos y hostilizados, es simulador y mimetista frente al peligro.
Sus danzas son en gran parte trasunto de esta característica. Pero en el fondo el indio es pacífico, más pastoril y agricultor que guerrero y vandálico.
69 Tiene en alto grado el sentimiento de la independencia, no solo por obra del medio, sino por obra de la misma servidumbre en que ha vivido tantos siglos.
70 Es inhospitalario, pero esto no es calpa suya sino de la tradición, de la que el indio es un esclavo. La hospitalidad es fruto de pueblos en que el peregrinaje y la mendicación fueron una virtud. Por eso cuando el indio viaja, lleva siempre lo indispensable, acampa. en cualquier sitio y tiene el orgullo de no necesitar de los demás. Áirada así su inhospitalidad, deja de ser un defecto para conver tirse en una cualidad de su raza,