A A T 4 XII DOOTRINA LIMA LITERATURA 1926 POLEMICA ARTE SOBRE LA PSICOLOGIA (1)
DEL INDIO POR ENRIQUE LOPEZ ALBUJAR que haEl indio es una esfinge de dos caras: con la una mira al pasado y con la otra, al presente, sin cuidarse del porvenir. La primera le sirve para vivir entre los suyos; la segunda, para tratar con los extraños. Ante los primeros se manifiesta como es; ante los segundos, como no querría ser. Bajo el primer aspecto es franco en el trato, solemne en el rito, intransigente en sus prerrogativas, orgulloso en la función de sus cargos, déspota en el mando, celoso en sus fueros, recto e incorruptible en la justicia, transigente en el honor, despiadado en la venganza, breve y altisonante en la oratoria, terriblemente lógico en la controversia, amo y señor en el hogar. Bajo el segundo, hipócrita, taimado, receloso, falso, interesado, venal, negligente, sórdido. Esta dualidad es la que norma su vida, la que lo exhibe bajo esta doble personalidad, que unas veces desorienta e induce al error y otras, hace renunciar a la observación por creerle impenetrable.
Una cosa es, pues, el indio en su ayllu, en su comunidad, en su vida intima y otra en la urbe del misti, en sus relaciones con él, como criado suyo o como hombre libre.
Es así como debe ser apreciado este ideario, algunos de cuyos juicios podrían parecer falsos o contraditorios.
10. El indio campesino no sabe mendigar, tal vez sí porque su moral le dice que mejor que pedir es robar, o coger lo que encuentra al alcance de su mano.
20. Como cualquier cosa le basta para la vida, no conoce el lujo de la superfluo.
30. Jamás confía en el misti aunque viva con él cien años, a no ser que se le identifique, pues el indio es pronto a la desconfianza y por cualquier motivo.
40. Como es hermético con el misti, le oculta a todo trance sus hechicerías y supersticiones y preferiría dejarse matar a descubrirle las sombrías, ritualidades de sus creencias religiosas.
50. Ignora el consuelo de la intimidad y la fruición de la confidencia. Quizás por esto es tan propenso a la melancolía y al silencio.
60. Es solícito en los negocios propios y descuidado con los ajenos.
70. Éstima a su yunta más que a su mujer y a sus carneros más que a sus hijos.
80. Es exacto y duro en el cobro y tardo y socarrón en el pago.
90. Su culto es superstición y sólo lo aprecia por el número y calidad de las fiestas que motiva y por los placeres materiales que le procura.
10 De los diez artículos del decálogo los únicos que comprende son el 59 y el 80, pero desprecia el primero y se ríe del segundo.
11. No sabe dar, pero sí pedir, y cuando dá, dá poco y en cambio pide mucho.
12 Siempre que tiene ocasión roba y si no la tiene la crea o la aguarda. Para eso tiene dos armas poderosas e irresistibles: la paciencia y el disimulo.
13 No se casa por amor sino por cálculo. Más que el alma o el cuerpo de su compañera lo que le interesa es su salud, su fuerza y su dote.
14 Cuando mira arriba u oblicuamente hay que desconfiar de sus manos y de sus piés.
15 Como caminante prefiere la línea recta, pero en la vida todo lo hace tortuosamente. Por eso es difícil saber qué quiere y dónde va.
16 En la mayoría de los casos pospone la mujer legítima a la manceba y sabe obrar el milagro de hacerlas comer en el mismo plato y que la primera sirva solícita a la segunda.
17 Desprecia a la concubina del cura, a la que llama mula despectivamente, pero más deprecia a un cura sin manceba.
18 Cuando besa una mano es cuando más cerca está de morderla.
19 Al observar parece que dormita, pero lo ce en realidad es ver crecer la yerba.
20 Cuando roba sonríe y se torna zorro para despistar; cuando le roban ruge y se torna perro para descubrir.
21 Al regalar vende; al vender escatima.
22 Es sobrio en su mesa y voraz en la ajena.
23 Cuando comete un crímen lo niega, en el juzgado, no tanto por pudor sino por atavismo; pero una vez libre de la cárcel, io confiesa, lo grita y se jacta de él orgullosamente, olvidando que en ese hecho puso más traición que valentía.
24 Se hace repetir siempre la pregunta del juez para darse tiempo en la respuesta, y al darla miente con la boca y se desmiente con los ojos.
25 No conoce la miseria porque todo le sobra.
26 La muerte de un hijo la festeja una semana, riendo y bebiendo, chacchando y bailando; la de su vaca, lo exaspera, lo entenebrece y lo hace llorar un mes y lamentarse un año.
27 Una vez que ha aprendido a leer y escribir menosprecia y explota a su raza. Indio letrado, indio renegado.
28 El mayor enemigo del indio es el indio mismo.
29 Cuando Gonzalez Prada dijo que la trinidad embrutecedora del indio la componían el cura, el gobernador y el juez de paz se le olvidó el indio tinterillo.
30 Como desdeña la honra, pués le basta su propia estimación, no tiene escrúpulo en negociar con el agravio.
31 Cuando cobra, dos y dos son tres; cuando paga, dos y dos son cinco.
32 Si viaja por su cuenta todo es cuesta abajo; si por la ajena todo es cuesta arriba. En el primer caso se olvida hasta del tiempo y del estómago; en el segundo, las horas le parecen días y a lo mejor se detiene, atisba y huye.
33 Su impasibilidad ante el peligro asombra. Podría creerse temeridad y sólo es indolencia. Por eso antes que mejorar la senda que trafica prefiere rodear por un abismo cincuenta años.
34 Es un gran actor. Frente al hombre de otras razas simula, solemne e insuperable, la comedia de la humildad y la tragedia de la servidumbre. 1) Breve síntesis psicológica del indio huanuqueño, deducida de mis observaciones, durante los cinco años y medio que fui juez de la instania de la provincia de Huánuco.