AMAUTA 38 Los Amautas en la Historia Peruana Capítulo de una interpretación filológica de la cultura inkaika POR EUGENIO GARRO No es fácil determinar exactamente el origen de la palabra Amauta, como de otras muchas del lenguaje de los súbditos dei antiguo Inperio de los Inkas.
Como consecuencia del cambio radical de religión y de costumbres, los quechuas han perdido un sinnúmero de palabras del idioma que mantuvo, no sabemos durante cuantas centurias, la relación espiritual de los hombres conglomerados en un vasto Imperio.
Al desaparecer, ritos, ceremonias, costumbres, usos, prácticas sociales y domésticas; al desaparecer la misma aristocracia y la Corte del Inka, desaparecieron también las palabras del lenguaje usual de la gente sin dejar rastro al.
guno que nos permita abarcar todo el conjunto de la cultura.
El quechua no tiene sino la vida activa del uso 0ral cuotidiano, y por eso mientras floreció el imperio sin interrupciones extrañas, tuvo distinta modalidad del de ahora. Al golpe insólito y brutal de la conquista, muchos de los resortes de la actividad se quiebran. Desapareció el espíritu al par que la letra, porque el lenguaje adolecía de la falta de expresión verbal escrita.
Gracias a la solicitud y curiosidad de muchos cronistas, comentaristas e historiógrafos se han salvado del naufragio total tradiciones, datos, observaciones, hechos, que constituyen la única fuente de donde posteriormente historiadores y sabios han extraido valiosas conclusiones sobre el pasado inkaiko. aun esa misma fuente de estudios ha sufrido graves daños, como la pérdida de manuscritos de valor incalculable, y el que tiene en si mismo, por falsedades e inexactitudes tendenciosas.
La interpretación del espíritu de la época es una labor difícil de extraer minúsculos granos de oro del ingen te montón de ruinas que dejó la grosera avidez del conquistador. Es labor de abnegación y de paciencia, que requiere absoluto desinterés, porque el oro que se ha de buscar no es precisamente aquel que atrajo la codicia de los trece de la isla del Gallo, ni aquel que sigue atrayendo a los que han quedado como herederos de la frase de Pizarro: Se vá al Perú a ser ricos. sino es el oro que ha de hacer los eslabones de la fuerte cadena espiritual que ha de ser el vinculo de intereses del Perù que aguarda en una próxima aurora del porvenir la ofrenda histórica de la juventud que hoy tiene la responsabilidad de sus acciones.
Entre las muchísimas palabras cuyo uso se ha perdido para siempre, hay una singularmente sugestiva, y que constituye uno de los tesoros de la lengua kechua: Amauta.
Con el quechua pasa el fenómeno singular de que cada quechuista quiere aplicarle una representación gráfica mas o menos arbitraria. Ateniéndonos a la palabra Amau ta, la vemos representada por tres grafias distintas: Hamautta, Amawta y Amaúta. La mas racional y corriente en el lenguaje de los comentaristas e historiógrafos antiguos y en las obras del gran filólogo y quechuista suizo, Juan Jacobo Tschudi, es la última. Corresponde exactamente a los fonemas de la palabra quechua y traduce la exacta naturalidad del sonido, que es lo importante en la expresión escrità u oral.
Amauta quiere decir, sabio, prudente; y según algunos, filósofo.
Quien ha escudriñado con profunda penetración esta y todas las palabras quechuas es el sabio filólogo Tschudi, que ya hemos citado. Dedicó largos años de su vida a un paciente trabajo de investigación etnológica en el terreno mismo de los hechos. Frutos de esa labor son sus libros referentes a la lingüística y la civilización peruana y su famoso libro Die Kechua Sprache. Poco o casi nada se conoce de la obra de Tschudi en el Perú, como de casi todos los escritores que con seriedad se han consagrado a la investigación etnológica y a la historia del Perú. Son obras que mas se conocen y se comentan entre sabios y filólogos de Europa y Estados Unidos.
Por otra parte, es de notar como los hombres que han estudiado nuestro suelo, investigado y rebuscado nuestro pasado, han sido mayormente extranjeros. Humbo Raimondi, Roberston, Prescott, Orbigny, Markham, Bollaerte, Angrand, Bastian, Reiss, Stubel, Squier, Tschudi, Lehmann, Fuhrmann. El número de los peruanos está siempre en minoría: Rivero, Paz Soldán, Pacheco Zegarra, Patrón, Tello. Ahora, otro fenómeno digno de notarse es la ausencia casi completa de indígenas, de descendientes de la raza aborígen, en la participación literaria e histórica en el sentido de vindicar su raza, de elevar la protesta de su alma sometida. El fenómeno es revelador y nos guiará para hacer alguna luz en ese abismo milenario de la raza.
Por lo pronto notamos lo que dice Tschudi a este respecto, que los peruanos incaicos oprimidos moralmente no se haliaban penetrados de amor patrio.
Muchos historiadores penetrados de extrema simpatía por el pasado inkaiko están de acuerdo en que el régimen de los Inkas, aunque absoluto, fué el más paternal y suave de los gobiernos que registra la historia del mundo En esto el Inka Garcilaso de la Vega lleva la delantera y todos los demás siguen el camino trillado.
Las graves conclusiones de Tschudi y sus juicios serenos y siempre reflexivos nos han de servir de índice pa ra hacer desfilar el documento humano mas impresionante, donde están grabados fatal e inexorablemente todos los estragos irreparables que ha hecho la mano refinada de una casta en el cuerpo indefenso de una raza. Tratemos de descubrir los rasgos sombríos de ese cuadro a través del ficticio colorido de la historia convencional.
Tschudi en su único libro traducido al castellano. Contribuciones a la Historia, Civilización y Línguística del Perú Antiguo. emplea el método filológico de analizar cada palabra quechua en su etimología, significación y uso para sacar conclusiones históricas y etnológicas. Al tratar la palabra Amauta, escribe: Los Amaútas pertenecían exclusivamente a las familias aristocráticas; consideraban el saber como prerrogativa de la cuna, y de alli, que, por temor, impidieran y reprimieran todo vuelo nacido en el bajo pueblo.
Merece observar con tención que los hechos violen tos de todas las conquistas casi nunca llegan a suprimir totalmente el espíritu nacional de una raza constituída en un mecanismo gubernamental con legislación permanente y estable, y donde el vuelo del espiritu ha tomado sus orientaciones culturales genuinas. La transforma, la modifica o la absorve lentamente a traves de una lucha de mutuo metamorfismo, es cierto; pero nunca se ha visto que el espíritu, la inteligencia; el sentido artístico y las facultades crea tivas de una raza, se anulen de manera tan definitiva, a extremo tal que hasta las calidades comunes del espíritu hayan ido a soterrarse a una inviolable tiniebla de idiotez y de inconscencia. Esto en toda su desconcertante realidad lo vemos, lo sentimos, lo palpamos actualmente en la gran masa de indios del Perú ¿Qué importa que uno u otro indio se haya destacado en empresas de literatura histórica o en profesiones liberales, cuando la gran masa permanece a céfala, idiotizada de esclavitud, sin inquietudes ni rebeldías. Que importa todo si no ha sido de la masa de indios pe ruanos de donde ha surgido la mano armada para herir la garganta de Pizarro ni el caudillo que polarice el ansia de libertad del Perú. Donde buscar la causa étmica. Se puede aducir calidad interior de la raza? No. La causa es secular y