AMAUTA 25 O O SUR PERCY BISSHE SHELLEY UNA ALONDRA desfilar de todos los hombres y yo el único el de la estrella al sur con mis viajes en número cinco sin conocer los puertos haciendo en el mar los barcos ilusiones Trad. en prosa, del inglés por Eduardo Dieste, especial para Amauta para salir lejos cibicando los bolsillos desolados y con muchos luceros en los dedos de mi izquierda completamente sin ver las auroras hasta conseguir tu luna porque yo no tengo caballos y siempre voy a galope soy el de los arcos luminosos que rubricará las noches aunque ahogué el collar de otro navegante que regalaba flechas con la figura de los recuerdos tengo mi faro en el horizonte y mandaré las estrellas hacia las islas de los que no quisieron seguir y con mis arcos luminosos llegaré al final el único el de la estrella al sur Guayaquil.
Hugo Mayo.
LA LITERATURA RUSA DE LA REVOLUCION Salve, alegre espíritu! Pájaro increible que desde el cielo derramas tu corazón colmado en profusas harmonias de repentino arte.
Más alto aún, cada vez más alto de la tierra te lanzas como una nube de fuego; al profundo azul tú vuelas, y cantas mientras subes, cada vez más alto siempre cantas.
En el relámpago de oro del sol hundido bajo las nudes que inflama, fluctúas y giras como gozo incorporeo recién dado al vuelo.
Todavía una pálida púrpura se difunde alrededor de tus alas, como una estrella, en la amplia luz del dia, te desvanèces, y aún oigo tu penetrante delicia.
Sutil como las flechas de aquella esfera de plata que al bajar su intensa lámpara en el blanco amanecer claro, casi no la vemos, y aún la sentimos suspensa.
Toda la tierra y el aire resuenan con tu voz; lo mismo en noche oscura, si de una solitaria nube la luna llueve sus fulgores, inunda el espacio.
Lo que tu seas no se sabe, ni lo que quieras parecer; de las nubes del arco iris no fluyen gotas más brillantes que de tu pecho la lluvia torrencial de melodías.
Como un poeta recóndito en la luz del pensamiento, canta espontáneamente sus himnos, mientras el mundo entregado a esperanzas e inquietudes no lo escucha; Como una doncella noble en su torre y en la hora callada, alivia el peso de amor de su alma con música dulce como amor, que inunda su aposento; Como una luciérnaga de oro en valle de rocio esparce a solas un etéreo color, entre las flores y pastos que la ocultan la vista; Como la rosa emparrada en su propio follaje al sentirse desflorar por los cálidos vientos, con su fragancia, desmaya de dulzura estos ladrones pesados aunque con alas; Sonido de primaverales lluvias en la hierba titilante, lluvia de despiertas flores, todo lo que siempre fué alegre, claro y fresco tu música supera; Enséñanos, espíritu o pájaro, qué dulces pensamientos.
son los tuyos; jamás he oido alabanza de amor o de vino que resista un punto en tal desbordamiento de rapto celeste.
Coros de Himeneo, triunfales cantos, junto a los tuyos no serían sino vacío alarde, algo en que sentimos el disgusto de una escondida falta.
Qué propósitos tienen las fuentes de tu feliz exceso?
Qué campos o montañas? Qué formas del cielo o de la tierra? Qué amor digno del tuyo? Qué ignorancia de penas?
Con tu clara intensa alegría no alterna la pesadumbre, ni sombras de hastío pueden oprimirte; sin duda, aún amas, pero no conoces la saciedad de amor.
Despierto o dormido, tu de la muerte debes creer cosas más ciertas y profundas que soñamos los mortales. podrían si no precipitarse tus notas en cristalino raudal?
El día perdido y el nuevo se nos pasa en deseos de nada; nuestra más franca risa está mezclada con pena, y son nuestros más dulces cantos los de más triste pensamiento.
Aún si dejásemos de lado el odio, el orgullo y el temor; si fuésemos nacidos para no derramar ni una lágrima, no sé como podríamos hacernos de tu alegría.
Mejor que todas las medidas de deliciosa música, que todos los tesoros hallados en los libros, tu arte de poeta, oh, despreciador de la tierra!
Descúbreme la mitad de los gozos que tu cerebro debe conocer, y tan harmoniosa locura brotará de mis labios que el mundo me oiría entonces como yo te oigo ahora.
Montevideo, 1926. Viene de la página 20)
declarativo como aquel cuyas alegres extravagancias salu daron la infancia de la máquina. Ahora este mundo nuevo está en plena juventud con todas sus audacias y todas sus crueldades. És apto no solamente para contraerse como un autómata. Puede al mismo tiempo derramar las lágrimas de un Werther eléctrico, esas lágrimas que son la hulla bianca.
Como todo romanticismo, este romanticismo nuevo efectúa un cambio de proporciones y un desplazamiento de planos.
Los llamamientos del Oriente que para vosotros no son talvez más que un nuevo éxtasis ante el exotismo, para nosotros son como la repercución real de la sangre mongol que corre por nuestras venas. Hablando del diferendo de nuestros orientales y nuestros occidentales, he tratado de ser imparcial. Pero no; no quiero esta cultura de hormigas, de ombligos budistas, de espadas con las cuales los creyentes, gritando chaksé vaksé. cubren sus turbantes blancos con un rojo ornamento. No me hago ilusiones sobre la edad verdadera de nuestra bella y no tomo por color natural su sabio maquillage. Mas no hay que elegir. La Rusia con su mezcla de dos sangres, tendida sobre dos partes del mundo, puede ser el estado europeo o la decoración asiática, tentadora solaun novelista europeo pronto a recorrer millares de kilómetros para tener en sus maletas todavía y siempre el mismo pobre samovar.
mente par TRADUCIDO ESPECIALMENTE PARA AMAUTA.