Anarchism

12 AMAUTA R A POR BORIS PILNIAK BORIS PILNIAK SE DESTACA CON FUERTE ORIGINAL RELIEVE EN LA NUEVA LITERATURA RUSA. EN EL INTERESANTE FILM QUE DE ESTA NOS OFRECE ILYA EHRENBURG QUE INSERTAMOS TAMBIEN EN ESTE NUMERO DE Amauta SE SEÑALA LA SIGNIFICACION DE SU OBRA QUE CORRESPONDE INTEGRAMENTE AL PERIODO DE LA REVOLUCION. PILNIAK PUBLICÓ SUS PRIMEROS CUENTOS EN 1920. UNO DE SUS TRADUCTORES COMENTADORES FRANCESES DICE QUE LAS PAGINAS DE PILNIAK SON LOS MENSAJES INCOHERENTES DE UN CATACLISMO. CON ESTA TRADUCCION Amauta INICIA LA DIVULGACION DE LOS MEJORES AUTORES DE UNA DE LAS MAS SUGESTIVAS LITERATURAS EUROPEAS, DE LOS CUALES SOLO VSEVOLOD YVANOV, LA SEIFULINA ALGUN OTRO EMPIEZAN SER VERTIDOS AL ESPAÑOL.
anarquistas. Eres anarquista camarada Victor? Hay sin embargo reyes en la vida, aquellos cuyos músculos son duros como la piedra, la voluntad firme como el acero, el espíritu libre como el diablo y que son hermosos como Apolo o como el diablo. Es preciso saber degollar a un hombre como es preciso pegar a una mujer. Crees todavía en yo no sé qué humanitarismo y equidad. Al diablo todo esto!
Dejemos perecer a todos los que no saben luchar. No quedarán sino los fuertes y los libres. Es Darwin el que ha dicho esto, responde dulcemente Víctor. Qué diablo! Soy yo quien lo dice.
Víctor me mira con una admiración mezclada de humildad. Pero su mirada no me engaña. El no sabe mirarme jamás como Marcos No comprenderá jamás que yo soy bella y libre y que estallo del sentimiento de mi libertad. En esos momentos, pienso en la cocina con su calor, sus terribles aros de hierro, su suelo enladrillado y la bóveda de su techo. Los bandidos sabían conquistar el derecho de la vida. Tenían una vida. Por esto yo los bendigo. Al diablo la anemia! Sabían beber la alegria sin pensar en las lágrimas de los otros; sabían beber durante meses embriagándose de vino, de mujeres y de caza. Tanto peor si eran bandidos.
De la huerta al castillo se puede pasar por la cocina. Las moscas bordonean en una atmósfera asfixiante como una tumba; los pollitos caminan sobre la mesa. En el salón donde la cartina de hiedra cuelga sobre las ventanas y donde el día es verde, hace fresco y hay silencio como en el fondo de un viejo estanque umbrío.
Sé que el dia vendrá. En la tarde, en mi cuarto, me abluciono con agua fría y trenzo mis cabellos. La claridad: de la Luna entra por las ventanas. Tengo una estrecha cama blanca y los muros de mi cuarto son también blancos, pero a la claridad de la Luna todo aparece verdoso.
Mi cuerpo tiene l. a vida propia cuando estoy acostada. Me parece que se alarga infinitamente, que se vuelve muy delgado, que mis dedos se hacen semejantes a serpientes. bien por el contrario, siento que mi cuerpo se aplasta y que mi cabeza se hunde entre mis hombros. Otras veces mi cuerpo me parece enorme, todos mis nervios crecen extrañamente; soy una giganta y no puedo mover mi brazo de un kilómetro de largo. en fin yo me creo una bola chiquitita, ligera como como un plumón. No tengo mas ideas todo mi cuerpo es invadido de languidez, adormecido como si alguien me pasase un pincel muy dulce sobre la piel, todos los objetos parecen cubiertos de una fina piel de gamuza; la cama, la sábana, los muros todo está cubierto de piel de gamuza.
Entonces, yo reflexiono. Sé que los dias presentes no anuncian sino una cosa, la lucha por la existencia, una lucha muerta, y que por esto hay tantos muertos. Al diablo la historia de no se qué humanitarismo. Lo pienso sin un estreme imiento: quedan solo los fuertes. Siempre la mujer permanecerá sobre su bello pedestal, siempre habrá para ella caballeros. Al diablo el humanitarismo y la ética yo quiero gustar todo lo que me ha dado la libertad, la inteligencia, el instinto. La lucha de hoy. no es la lucha del instinto?
Me miro en el espejo de donde me mira una mujer de ojos negros como un abismo, de labios alterados, de narices estremecidas como los velos que cuelgan al viento. La Luna arroja su claridad en la pieza; mi cuerpo es verdoso Una mujer grande, esbelta, vigorosa, me mira toda desnuda. Ni el ardiente desierto de la estepa, ni el viejo dominio donde hemos establecido nuestra comuna, me dá la visión mas justa de la vida de estos lugares asfixiantes, de la inepta vida de los nobles, de una existencia ocupada en borracheras, perros de caza, concubinas y lágrimas, como esta cocina instalada en el sub suelo. Ella me hace comprender esta vida absurda, apenas consciente, y esta misma estepa.
Su suelo es de ladrillo; hay una inmensa chimenea y un horno no menos inmenso; el techo es abovedado, los muros recubiertos de arcilla; y enormes aros herrumbrosos cuelgan de los muros sin que se sepa para que puedan servir. Las moscas bordonean en la semioscuridad de esta cocina cuya atmósfera está cargada de calor y de relentes de fermentación.
En el salón, en el cual pende una cortina de hiedra, hace un mediodia verde. El aire es fresco y en este mediodia fresco lucen retratos y sillones dorados con sus sedas templadas, Yo había entrado en esta casa par la cocina. Cuántos días hermosos y alegres, tengo todavía delante de mi?
Sé muy bién que al rededor no hay mas que la estepa.
Sé que Semión Ivanovitch, Victor (mi novio. Kiril y todos mis otros compañeros, poséen la fé sincera y franca. Pero sé, así mismo, que los sectarios religiosos de esta región, que se visten de blanco y se dicen cristianos, no solamente poseen la fé sino que solo por esta fé viven en sus alquerias.
Cuando Semión Ivanovitch, ya fatigado, habla del bién lo hace con una malaad tan seca como sus dedos. Se además que los hombres viven para luchar, para tener un pedazo de pan, que el objeto de la lucha es la mujer.
En la mañana, yo me revuelco en la yerba a la sombra de un viejo fresno que corong un pequeño montículo detrás del castillo. Vigilo a los gansos y cojo las flores verdes que sirven contra las picaduras de las serpientes. Al mediodia voy a bañarme al estanque bajo un sol ardiente.
Después regreso bordeando las huertas y cogiendo amapolas manchadas de violeta en el fondo de su corola o rojas con estambres negros.
Victor me espera habitualmente cerca de la colmena sin que yo lo vea venir. Parte, tus amapolas conmigo, camarada Irina. 1) te lo ruego, me dice. Acaso los hombres demandan? Los hombres. toman. Toman libre y francamente como los bandidos y los (1) Irina, nombre de mujer que corresponde a Irene. Arina es su forma popular.
muy bien II La noche siguió a un dia tórrido. las siete sonó la campana para la comida y durante media hora resonó su ruido. Los miembros de la comuna se estrechaban en torno de