AMAUTA A A U L A Soy un hombre del Sur con la cabeza encrenchada de relámpagos y la estatura de las montañas familiares.
De mis labios gotea el ozono de un pedazo de cielo que he mordido con los nervios.
tellano en mucho mayor grado que Rubén Darío; no lo enjoya ni lo adorna, lo refina, lo enferma. Está igualmente lejos de la poesía épica como de la poesía que canta la vida callejera. veces no asimos el sentido de su balbucear porque somos demasiado burdos o porque es harto evanescente. Desde el ángulo de la vida esta poesía aparece como una poesía larvada, evanescente, enfermiza. Pero a la villana pesquisa de dislates es preferible la constatación de aciertos geniales que fluyen de la limitación misma. Hay que ser muy benèvolo con Eguren cuando parece que no acierta, pero es pobre todo elogio cuando acierta. Mejor es esto que la constante mediocridad pasable.
La mujer que surge de estos versos no puede ser la hembra ni la dama. Es el espíritu evanescente cuyos pasos oye en la Noche Es la virgen sol, la muerta de marfil de otros poemas. Como Synha la blanca acaso tiene ella la sangre celeste y como Éros sus senos liliales son notas de luna. Es aquella a quien ofrenda la canción simbólica como un jazmín de sueño que tuviera tus ojos y tu corazón.
LA SANGRE DEL INCA ME DIO GUARDAR SU CORICANCHA Mis dedos son los quipus en que se destrenzan los tiempos (viejos; pero el índice es mío: lo apunto hacia el futuro como la barra sibilante de una brújula.
INFANTIL, PERO NO JOVIAL NI DEPORTIVO Por la escalera de mis vértebras descienden los abuelos llevando sobre el hombro las gavillas de oro del Sol procreador para ocultarlo en mis entrañas de la pupila sagitaria de los conquistadores.
Si la poesía actual es una poesía jovial, deportiva, lo que hay de niño en Eguren se revela en diferente forma.
Su alma conoce toda la amargura de la vida pero sigue siendo de niño. Su musa tiene la conciencia de la miseria humana y la pureza de la inocencia. Su actitud es una actitud de infantilismo y de agorería. Infantil es hasta en muchos de sus temas de cuentos de niños, pero varias veces interpreta en ellos acasc la inconsciencia y la fugacidad de la infancia. junto a la personificación de los juguetes; gusta la de los escenarios vetustos o ruinosos. La noche, sobre todo, interviene en sus visiones. Acaso no siempre le guía la niña de la lámpara azul. en la noche, pues ella cobija sus Visiones de Enero. las lágrimas de los difuntos del convento en el templo del olvido, la ronda de espadas, la cena del dominó vacío pero animado, las señas que lo llaman en la purpúrea y festiva noche, el andarín de la noche, el monje de la plazoleta. No es, pues, el de la cometa, que goza de verse esclava y va cantando felices supersticiones. su leit motiv predilecto. De su verso dice: Tú lo puedes oir porque has pecado. Pero para entenderlo se necesitaría, según su frase en Los Delfines sufrir por el pecado de la nativa elegancia.
Se mueven mis resortes volitivos con la aceitosa llamarada del ancestro; y mi alma, que es el estrato de un ayllu comunista, devuelve los hermanos la coagulada sustancia del Inti en la enchapadura genital de los poemas.
Son las doce del día; las doce campanadas de mi juventud. Quién ha dicho que el TIEMPO ES SATURNO que giisu a sus hijos para comerlos?
NO BELIGERANCIA SIMPLICIDAD BIOGRAFICA Caminante de los yermos andinos, no conozco la piedra del reposo, voy del Sur hacia el Oriente en busca de Manco de Lenín.
SOY EL PEER GYNT DEL MOVIMIENTO; SOY EL QUE MARCHA HACIA LA VIDA ROMPIENDO LOS GUIJARROS DEL SENDERO CON LA PERTIGA DE MI VERTICALIDAD. Son las doce del día!
CESAR RODRIGUEZ.
Si en poesía fué Eguren un revolucionario, nada menos revolucionario en el mundo que Eguren personalmente.
Su bondad y afabilidad lleg al exceso. Bondad afabi.
lidad que, sin embargo, no ocultan una táctica porque aunque no son válidos los pasajes que podemos expedir para el porvenir y aunque no hay compañía de seguros para la gloria, él sabe bien que su obra quedará. Eşo, que es un contraste con el ambiente envenenado de los corrillos litera: rios, lo separa también del arte nuevo, que tiene un afán esencialmente beligerante polémico. La vida de Eguren, además, es una vida sencilla y simple. Es una vida que casi no ha sido vivida y que no ofrece externamente resquicio alguno por donde haya penetrado lo que de la vida reflejan sus poemas. un sentido dinámico y rotundo, paralelo a la disminución de las trabas sociales y morales y al progreso ma.
terial, es común hoy en los jóvenes.
Pero, a pesar de todo, y, a pesar también de que lo último que Eguren ha publicado no agrega nada a su gloria, tiene un valor singular de precursor para quienes actualmente pretenden profanar la tranquilidad poblana de nuestra literatura.
Perú pero que está produciendo una fermentación intelectual desconocida después de la época de Valdelomar. es que acaso la época que vivimos sea una época del hombre colectivo. también literariamente. Las innovaciones poéticas importadas después del rubenismo no son el resultado de una revelación genial sino la obra conjunta y simultánea de una generación. Si puede decirse que aunque Darío tuvo contemporáneos cuya obra fué hasta ubérrima e intensa como Chocano o Nervo, influyó en ella, renovándola; hoy en la poesía de habla castellana no puede decirse que haya, por lo menos ante el público continental, figura de tal relieve y con tal zona de influencia. Quizá si esta época quede, literariamente, más como una época de escuelas sucesivas y fugaces aunque permanentes en su espíritu, que de individualidades centralizadoras.
ATINGENCIA FINAL Cuidadosamente tienden estas líneas a ser genéricas al referirse al arte nuevo que tan tardíamente ha llegado al