Bourgeoisie

AMAUTA José Eguren y Nueva Poesía POR JORGE BASADRE COUREN, PRIMER POETA DIFICIL Cuando José María Eguren apareció, no se hacía en el Perú literatura netamente literaria, tal como la entienden hoy los poetas nuevos. Al público todo estaban dirigidos los poemas. La consagraciones tendía a ser consagraciones de la opinión pública. La técnica y la estructura del verso eran comprensibles para el iniciado y para el ignaro. Chocano, el más difundido de nuestros potas, después de haberse iniciado en la poesía civil en relación con sucesos políticos o patrióticos, ensayaba ser el vocero continental. La aristocracia intelectual y espiritual de González Prada había buscado la tribuna para expresar sus ideas literarias, políticas y sociales y así todos los escritos en prosa de este hombre sin condiciones físicas para la oratoria son discursos; y los poemas de Minúsculas no eran precisamente revolucionarios, mientras que Exóticas. que es el libro más aproximado a los de Eguțen en la literatura nacional, tenía más bien un valor lexicográfico. Leonidas Yerovi, por otra parte, era esencialmente un poeta de periódico. La generación que entonces se iniciaba, después de ungir como poeta a José Gálvez en una asamblea universitaria, lo iba a ver triunfar en un concurso. Cisneros tras de encantar a los lectores de Actualidades y de los concurrentes a veladas con sus versos románticos, era absorbido por el periodismo. Ureta, Bustamante y Ballivián no estaban completamente alejados de esta orientación. Eguren inicia la separación radical entre el público. La burguesía intelectual empieza a sentir el malestar de la incomprensión y a mofarse y a lamentarse porque se escribe en difícil.
mas exteriores de la realidad. Poesía de visionario a la vez que de intuitivo, que ha visto seres y cosas que nadie vió jamás, representando lo que se halla en el fondo más íntimo de todos. Pero Eguren no podría decir como la escuela creacionista, a la que se asemeja por esta actitud, que el artista debe crear su obra con la independencia con que la naturaleza crea el árbol. Hay en su arte que desdeña las apariencias de la vida, una final identificación con ella, solo que es una identificación honda, pura, insondable.
Este aspecto de la poesía de Eguren es lo más personal, lo más imperecedero de su poesía. Menor intensidad, menor originalidad hay en todo ese sector que representan sus poemas más accesibles y mondados, aunque lleguen a acentos de un romanticismo tan alquitarado como los del lied La canción del adormido cielo. la Noche etc.
LA METÀFORA En el valor atribuído a la metáfora, es fácil notar otra diferencia entre Eguren y los nuevos. El procedimiento de las imágenes juntas que emplea Eguren no es fácil asidero para la metáfora inconexa, hoy en boga.
Aquello del panteón de los mares y alguna otra podría ser citada tan solo. En cambio en este sentido, evidentemente se emparenta Chocano con los nuevos sin que quizá haya otro parentezco literario entre ellos. Algunas metáforas de Chocano, desligadas del tema central y de la métrica, podrían ser buenos versos ultraístas. Recuerdo estos ejemplos, al azar: los chasquidos alegres de los cascos como masticaciones de monstruosas mandíbulas, protesta el rio con clamor de fraguas, el tren pasa los túneles como aguja que cosiera montes etc. etc.
EGUREN EL CREACIONISMO Apesar de que la poesía de Eguren con sus imágenes dobles y múltiples, interpretativas y trascendentes aunque sin carácter explicativo, se afilia al simbolismo, tiene remansos emocionales que evocan a las más puras efusiones románticas. Pero tiene también avizores presagios de la liberación posterior. No llega a la supresión del plan lírico, del tema concreto; conserva aún lo que Jean Epstein ha llamado en su libro scbre la poesía de hoy el pensamiento frase. carece del pensamiento asociación. instantáneo, vertiginoso, antigramatical. Su ruptura con la lógica acostumbrada está en sus temas y no en sus frases, está precisamente en el desarrollo de que prescinde la poesía posterior; gramaticalmente correctos, sus poemas más obscuros lo son por su significado aparente. Frente al arte nuevo están, además, su aristocratismo y su melancolía. Pero antes de que alborearan las escuelas de vanguardia, Eguren prescindió absolutamente de la anécdota, de la representación objetivista y superó la realidad intuyendo formas, poéticas distintas de las que la realidad exhibe. Es, pues, un precursor del arte nuevo que desdeña por manida e inferior la reproducción simple de la vida y otra la superación de la vida por el arte misino.
Abundan hoy en las poesías líricas e imperaban en la época en que Eguren comenzó a publicar, los recuerdos.
Resultan ellos sedimento o cristalización de escenas en soledad reflexiva o en compañía emocionada. Todo lo ajeno al yo es subalterno o inutil entonces. Esa es la manera fácil y directa: contar lo que a uno le pasa. lo sumo, en forma de comparaciones, como meros ingredientes, suele intentarse la pintura de las formas visuales de la realidad, a lo que tiende otra especie de poesía, la descriptiva. Pero esta intervención se limita a lo normal, a lo visible a lo que la historia o la naturaleza han hecho.
La poesía de Eguren no emplea estos proceden ientos. Ni es la confesión directa ni es el reflejo de las forEL VALOR MUSICAL También en contraposición del arte nuevo, para el cual la palabra ha perdido su valor de calidad, de distinción, hay en la poesía de Eguren esencialmente un valor musical. De la mùsica de Rubén Darío puede decirse que fué música de orquesta, pues hasta en las notas civiles o épicas supo poner el lirismo de flautas y violines; de la mùsica de Chocano, que, a veces, no siempre, es música de banda. La música de Eguren evoca solo a un instrumento, pero raro y puro. Es una armonía a la sordina que, sin embargo, llega a lo recóndito mejor que todo ostentoso estruendo. No parece que estuviera escrita en castellano por la tradicional rudeza de este idioma que Unamuno llamara huesudo; y porque los hombres vulgares lo oímos y lo usamos todos los días. En verdad, aún si es.
tuviera escrita en el idioma más armonioso y suave, siempre daría esa sensación porque con frecuencia sus palabras parecen notas. Mendelsohn, Schumann, Chopin podrían ser los compositores a citar ahora; pero nó los nuevos: ni Strawinsky, ni Satie, ni Ernest Schelling. La riqueza melódica proviene no solo del compás de las sílabas, de inverosímil suavidad, y tan armoniosas a pesar de desasirse a veces de la métrica común, sino de las palabras mismas. Eguren nada tiene de bardo; no hace cantos sino poemas; y su estètica rechaza todas las palabras vulgares (conozco una anécdota burlona en que aparece calificando a botón como palabra mala. Sutiliza el cas DE LAS ACADEMIAS, LIBRANOS SEÑOR RUBEN Darío