AMAUTA 28 Et, sous immensité qui est qu un oeil sublime.
MENSAJES DE LA NOCHE son más significativos aún los versos finales de su Ecrit en 1846. del mismo libro también, en la cual poesía Hugo hace, por decirlo así, su defensa personal: noche caja barnizada mostacilla de señas Oh! jamais, quel que soit le sort, le deuil, affront, La conscience en moi ne baissera le front; Elle marche sereine, indestructible et fiere; Car apercois toujours, conseil lointain, lumiére, travers mon destin, quel que soit le moment, Quel que soit le désastre ou éblouissement, Dans le bruit, dans le vent orageux qui emporte, Dans aube, dant la nuit, oeil de ma mere morte!
colinas blancas de sus labios la mujer de estrellas columpiada en un puñado de luna su sonrisa volaba por la noche mariposa de luz dando vueltas a la sombra de Dios nervios mío s! largos tubos de emoción cuánta tristeza yo que veo todo hasta la rúbrica del diablo sobre el corazón Eulogio Florentino Sanz, por su parte, en su composición sobre El color de los ojos, canta así. no son los matices, ni los colores, Lo que a los ojos hace tan bellos; Sino el rayo de amores Que brilla en ellos.
la luna naufragó en un árbol con la red llena de mis ojos el viento pampero cabalgando la noche en sus ancas traía la mañana sorbiéndome el ladrido de los perros sentì el primer vértigo de la noche la mañana se mecía en las ramas y las flores abrieron sus alas frente a mi tristeza.
SERAFIN DEL MAR.
Esta humana afición por los ojos, como todas las inclinaciones, según ha descubierto al admirable genio de Freud, debe tener condiciones infantiles de naturaleza libidinosa, siendo, por ende, lícito intentar interpretarla en harmonía con los conocimientos debidos al psicoanálisis.
Esa es la pretensión de este corto trabajo.
Los momentos de la vida del niño en que este experimenta el mayor bienestar, en que su libido se satisface de la manera más completa, son aquellos en que es acari.
ciado afanosamente por la madre. Cuando el niño siente malestar, cuando sufre un dolor, cuando experimenta miedo, entonces llora o llama, y es su madre (o un sustitutoque para el caso da lo mismo. quien siempre le restituye a las condiciones regidas por el principio del placer, satisfaciendo sus reclamos libidinosos al mismo tiempo que creando o consolidando la creencia infantil en la omnipotencia de las ideas (Allmacht der Gedanken. Ahora bien, en todas estas circunstancias, los ojos de la madre son siempre, o casi siempre, apercibidos por el niño. Por lo tanto, la asociación incesantemente repetida del placer procurado por los cuidados y halagos de la madre y la percepción de los ojos de ella, siempre más o menos próximos a los del niño (ya que casi ningún cuidado solícito al hijo deja de ser acompañado de la contemplación cara a cara. acaba por unificar los dos factores en la experiencia emocional del niño, convirtiéndose al fin los ojos maternos en estímulo suficiente para despertar el goce infantil: he ahí la raiz libidinosa infantil de la afición por los ojos, que la conciencia del adulto no alcanza a penetrar directamente.
Se puede argüir que el rostro todo de la madre es el estímulo condicional del placer o que cualquiera facción puede jugar el mismo rol. Ello es cierto en parte; pero hay razones poderosas para sostener que los ojos ejercen una influencia mayor. En efecto, los ojos de la madre en el caso que nos interesa no sólo son la facción que más se aproxima a la mirada del niño, sino también son ellos os que más hieren a ésta, ya que el interés sensorial incipiente necesita estímulos de cierta fuerza para ser cautivado de una manera especial, y esta condición no llenan las demás partes de la cara en el mismo grado que los ojos.
Estos presentan un contraste marcadísimo y de línea perfectamente regular esférica. entre el blanco de la esclerótica y el color obscuro del iris, por una parte, y el color obscuro también de las pestañas y cejas, por otra. El punto negro de la pupila se destaca nítidamente del iris, particularmente en el caso del rubio: siendo este factor de los contrastes apreciables, el que tiene que impresionar fuertemente la percepción infantil. La prodigiosa movilidad sinérgica de los ojos es elemento de valor para el reclamo de la atención visual del niño. El hecho que pueden desaparecer súbitamente detrás de los párpados, no es tampoco desdeñable en el proceso en cuestión.
La movilidad de los labios y la blancura de los dientes dan a la boca atributos análogos a los del ojo; por eso se explicaría, al menos en parte, la circunstancia de que la boca siga a los ojos como facción favorita. La estadística de mi enquête arroja 24 por ciento a favor de la boca. En todo caso, en ninguna facción, como en los ojos, se hallan reunidas y en grado tan elevado las condiciones que pue den atraer la atención visual infantil. Dicho de otro modoel placer de mirar, el libido de la visión, por nada es me. jor estimulado que por los ojos de la madre. Aquí se funden los dos libidos; el de mirar y el de ser mirado. mi modo de ver, la manera genética de comprender el poder que ejercen los ojos sobre los sentimientos, explicaría, por lo menos en parte, la fascinación de la mirada en el hipnotismo. Si aceptamos, con Bjerre, que la esencia psicológica de la hipnosis es un retorno, temporal al estado primario de reposo experimentado durante la vida fetal, nos aparecerá clarísimo el papel que juegan los ojos del hipnotizador, a saber: condicionar una situación infantil intensa que provoque la regresión de la actitud mental del sujeto a hipnotizar hacia los más remotos días de la infancia; lo cual constituyc el camino de retorno indispensable para llegar al estado psíquico correspondiente a la vida fetal. Es manifiesto el carácter pasivo de tal situación.
Tal vez, también, la popularísima creencia en el aojar (der boese Blick. tendría su raíz, o una de sus raíces, en una reacción compensatoria o en una manifestación de ambivalencia de la influencia libidinosa de los ojos maternos.
En tal caso, el simbolismo fálico de los ojos acaso sería un factor meramente superdeterminante. Lo mismo cabe decir de este simbolismo con respecto a la mirada del hipnotista.
HONORIO DELGADO. 1) Imago: Zeitschrift fur Anwendung der Psychoanalyse auf die Geisteswissenschaften. Vil. 1921. Apareció en alemán con el título: Der Liebesreiz der Augen.