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CLAVE Tribuna Marxista todos los crímenes de Stalin contra los comunistas 0.
breros y campesinos, da principio a una campaña inimaginable, entonces, nuestros innovadores gritan: Ya no po.
demos tolerar esto. siguiendo las huellas de Roosevelt. declaran un embargo moral en contra de la URSS.
Las consideraciones del milagroso sabihondo Burnham en el sentido de que quien defiende a la URSS defiende por consiguiente a Hitler, son una imagen completa de la estupidez pequeño burguesa, que se esfuerza por encerrar una realidad contradictoria en las cadenas de un silogismo ramplón ¿Al defender a la República Soviética después de Brest Litovsk apoyaban los obreros a los Hohenzollerns. Sí o no? Las tesis.
programáticas de la Cuarta Internacional sobre la guerra, al analizar este problema detalladamente, establecen categóri.
camente que el entendimiento del Gobierno soviético con cualquier gobierno imperialista no impone ninguna limitación al partido revolucionario de los países en cuestión. Los intereses de la revolución internacional son superiores a una combinación diplomática determinada, aun cuando ésta fuere legítima. Defendiendo a la URSS, nosotros luchamos contra Sta.
lin lo mismo que contra Hitler más seriamente que Burnham y Cía. Shachtman y Burnham naturalmente no están solos. León Jouhaux, el conocido agente del captialismo galo, expresa.
también su indignación porque los trotskystas defienden a la URSS. Quién podría estar más indignado que él? Nada más que nosotros nos portamos de la misma manera con la URSS que con la CGT: la defendemos contra la burguesía, a pesar de que esté encabezada por canallas del estilo de León Jouhaux, que engañan y traicionan a los obreros a cada paso.
Los mencheviques rusos también dicen: La Cuarta Internacional está en un callejón sin salida. puesto que sigue reconociendo a la URSS como un Estado obrero. Estos señores pertenecen a la II Internacional, dirigida por los ilustres traidores del estilo del burgomaestre típico Huymans o de León Blum, quien en junio de 36 traicionó una de las situaciones revolucionarias más favorables, y con eso hizo posible la actual guerra. Los mencheviques reconocen los partidos de la II Internacional como partidos obreros; pero se rehusan a re 231 an