BourgeoisieDemocracyFascismHitlerMarxismStalinStalinismTrotskyism

ción. Uno de Unidos, el monopolio de su explotación sobre con los Estados Tribuna Marxista CLAVE tra el imperialismo americano, fueron obligados guardar silencio. El órgano del Partido stáliniano publicaba entonces Roosevelt en primera plána con esta inscripgran amigo de la democracia. así sucesivamente en todo el mundo. La prensa soviética y el propio Stalin eran trotskistas a la manera del grupo acusado en México.
En cuanto a nosotros, los auténticos trotskistas, entonces éramos calificados de agentes de Hitler; hoy lo somos de agentes del imperialismo. La cosa está clara. Mientras Stalin y la burocracia estuvieron aliados con las fuerzas im: perialistas de la burguesía democrática, los partidos mal llamados comúnistas daban a las masas, no consignas de lucha por sus interesés sino consignas de unión nacional, de reconciliación entre las clases. Cuántas veces los stalinianos franceses han acusado a nuestros camaradas de que ponían sobre todas las cosas la lucha de clases, de instigadores de la división entre franceses. Entre tanto, Stalin se convierte, real y verdaderamente, en el más valioso aliado de Hitler. Automáticamente, los trotskistas dejamos de ser agentes del dictador fascista, pasando a serlo del campo enemigo de la burocracia. quién puede seguir creyendo honradamente en estas patrañas. Los gobiernos de las sedicentes democracias inglesa y francesa. continúa el documento. no hacen la guerra para libertar a los pueblos oprimidos por el fascismo sino para dominarlos. y explotarlos. Este lenguaje pseudo revolucionario encubre un servilismo total respecto del imperialismo fascista alemán. Efectivamente, las democracias no luchan por libertar a ningún pueblo oprimido, sino que defienden, mundo. Pero. qué hace Hitler en Checoeslovaquia y Polonia. Cuáles son sus objetivos de guerra? El documento guarda un silencio acusador. El pacto con Hitler encadena al stalinismo mun.
dial, imponiéndole un compromiso de complicidad. La burocracia soviética ha perdido hace mucho tiempo el control sobre sí misma; no sabe andar sino a rastras de uno de los bandos, imperialistas. Todas sus nociones, sus palabras, sus. 141