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CLAVE Tribuna Marxista Bruno sitúa tanto al régimen soviético como al fascista en la categoría del colectivismo burocrático. por el hecho de que la URSS, Italia y Alemania, están gobernadas por burocracias; en ambos regímenes existen los principios de la planificación; en un caso la propiedad privada esta liquidada, en el otro, limitada, etc. Así, sobre la base de una semejanza relativa de ciertas características externas de origen distinto, de peso específico distinto, de significado de clase distinto, se afirma una identidad fundamental de regimenes sociales, con el espíritu de los profesores burgueses, que edifican categorías como economía dirigida. estado centralizado. sin tomar en consideración la naturaleza de clase de uno u otro. Bruno y sus partidarios, o semipartidarios, se mantienen en la esfera de la clasificación social a la altura de Lineo, para cuya justificación se debe hacer notar que vivió antes que Hegel, Darwin. y. Marx.
Todavía neores y aún más peligrosos son, desgraciadamente, aquellos eclécticos que expresan la idea de que no importa el carácter de clase del Estado Soviético, ya que la dirección de nuestra política está determinada por el carácter de la guerra. Como si la guerra fuera una sustancia.
super social independiente; como si el carácter de la guerra ño estuviera determinado por el carácter de la clase dirigente, es decir. por el mismo factor social que determina también el carácter del Estado. Es sorprendente facilidad con que algunos camaradas olvidan el ABC del marxismo bajo los golpes de los acontecmientos!
No es de extrañar que los teóricos que rechazan la dialéctica, capitulen lamentablemente ante la naturaleza contradictoria de la URSS: Sin embargo, la contradicción entre la base social establecida por la revolución, y el carácter de la casta que nació de la degeneración de la misma, no es sólo un hecho histórico irrefutable, sino también una fuerza motriz. En nuestra lucha por el derrumbamiento de la burocracia nos basamos en esta contradicción. Mientras tanto, algunos ultraizquierdistas han llegado ya al colmo de lo absurdo al afirmar que es necesario sacrificar la estructura social de la URSS, sin aplastar a la oligarquía bonapartista. No sospechan ellos que la URSS, sin la estructura social esta. 132