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Tribuna Marxista CLAVE Es digno de anotarse que al mismo tiempo que la oposición social demócrata comenzó a predicar el derrumbe de su propia Internacional, en el umbral de la nueva guerra, la Komintern encontró a la Segunda Internacional madura para aliarse con ella y aun para una fusión. La manada de la Komintern se divide también ahora en vacas gordas y vacas flacas, y sus relaciones mutuas son semejantes a las de la Segunda Internacional. En sus planes diplomáticos, el Kremlin cuenta con las vacas gordas de la Segunda y Tercera Internacional y no con los miserables y pobres restos de las secciones derrumbadas por el fascismo. La Segunda Internacional elimina: democráticamente de sus órganos de dirección a los líderes de los partidos ilegales; el Kremlin los fusila totalitariamente. Esta pequeña diferencia en la técnica no rompe la solidaridad política básica. Así como la socialdemocracia internacional es el ala izquierda del imperialismo democrático, guiado por Albión y bajo el control final de los Estados Unidos; así, la Komintern que directamente representa el arma de la democracia soviética está subordinada, en última instancia, al control del mismo imperialismo.
Siguiendo a la Segunda Internacional, la Komintern se ha negado públicamente a luchar por la liberación de las colonias.
Attlee. y. Pollitt, Blum y Thorez, van como yuntas. En caso de guerra, desaparecerán las últimas diferencias entre ellos; unos y otros caerán bajo las ruedas de la historia, junto con toda la sociedad burguesa.
Es imposible dejar de repetir que en el mismo período borrascoso en que todas las fuerzas del capitalismo podrido inclusive los partidos obreros y los sindicatos están dirigidas contra la revolución socialista, el curso de las cosas ofrece a la vanguardia proletaria una ventaja preciosa; ante la guerra, todas las posiciones están ya tomadas, ambas Internacionales, completamente, agonizantes, se encuentran en el campo del imperialismo, y no menos abiertamente se lanza contra ellos su enemigo mortal, la Cuartå Internacional.
Los imbéciles se burlaban de nuestras discusiones constantes sobre la cuestión del internacionalismo, sobre nuestra pedantería en relación con cualquier desviación socialpatriota y pacifista. Nuestras ideas parecían abstractas y dogmáticas a estos señores porque ellas formulaban tendencias 43