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líder menchevique conservan todo su valor. Los partidos rese apaTribuna Marxista CLAVE mente a una alianza con Roma, mientras que la sección italiana difícilmente podría ajustarse: en el derrumbe militar de Mussolini descansan todas sus esperanzas fantásticas para un futuro feliz, es decir, para un retorno al pasado. No es sorprendente que los flacos y los gordos no puedan entenderse para las resoluciones unánimes y ni aun para sentarse a la misma mesa La terminología dentro de la Segunda Internacional es un poco co distinta de la que proponemos nosotros. Los opulentos llaman a los flacos sencillamente muertos. y a sí mismos, vivos. se queja Dan. Estos vivos, comenzaron según palabras del mismo autor a proclamar la inconciliabilidad entre la posición revolucionaria. de los a partidos ilegales y la posición reformista de los legales, es decir, a definir la unidad de todos ellos en la Internacional como artificial. Llamar revolucionarios a Wells, a Hilferding, a Nenni, al mismo Dan y. a otros luchadores de la democracia en nuestra época es lo mismo que llamar a un comerciante quebrado, proletario. En todo caso, los hechos que describe el petables de los imperialismos saciados expresaron que no tienen nada que ver dentro de una internacional con los partidos de los países imperialistas hambrientos. La anulación de la participación decisiva de los partidos ilegales en la dirección de la política de la Internacional, se volvió su tarea más inmediata. sigue diciendo: Dan la que, como vemos, llevaron a cabo en alto grado en la sesión del Comité Ejecutivo celebrada en Bruselas del 14 al 15 de mayo. En otras palabras: los opulentos expulsaron a los flacos de los órganos directores de la Segunda Internacional. Así soluciona. ron el problema de la lucha por la democracia y la paz en nuestra época.
No podemos negar que en esta actitud haya cierta lógica y sensatez. Los gobernantes y los que han estado cerca de ellos han preferido tener en su séquito a los gordos y no fiar en los flacos. Julio César sospechaba de Casio, particularmente porque éste era un flaco y tenía riencia: esta clase de gente se inclina a y a conclusiones reprensibles. Vuestra burguesía, no habiendo sida capaz en su tiempo de conquistar colonias para sí, trata ahoho con39