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Tribuna Marxista CLAVE que se acercan a todos los movimientos populares como las abejas la miel.
Los comités serán de frente único ya que su misión es agritpar al pueblo en su seno. En la acción concreta y común contra los hambreadores, se realizará la unidad alrededor de los obreros, que tendrán la oportunidad de convertirse en la vanguardia real de la población pobre.
Las medidas a adoptar por los comités podrán ser múltiples, expresando toda la gama de iniciativa y actividad de que son cdpaces millones de hombres unidos en la lucha por un objetivo común. Vigilar los precios, controlar las alzas, investigar sus causas y sugerir medios para combatirlas, serán las actividades nor.
mäles. En el momento en que se logre. el reconocimiento de los comités por el Estado se podrá afirmar que comienza a existir un po. der obrerö incipiente. qué otra cosa si no esa es el hecho de que los comités fijen precios, vigilen y controlen las actividades hasta hoy protegidas por la sacrosanta propiedad privada? No. es una cosa muy difícil que los comités compren mercancias en los centros de producción, las movilicen con ayuda de los sindicatos basta los de consumo y establezcan expendios para venderlas.
precios bajos a los comerciantes en pequeño. No es cosa del otro mundo boicotear a los almacenistas ladrones gy: bloquear sus expendios; pero todo ello en el caso de que: sea el pueblo el que se movilice. Si se aceptan los comités propuestos por el Estado, serán unos cuantos los gatos que se muevan y los bambreadores, como basta boy lo hacen, se reirán del pueblo hambriento. Otra cosa será si en lugar de tres individuos es el pueblo en masa el que está al frente, bambriento y desesperado, pero organizado.
Nadie puede fijar por adelantado los rimbos que la lucha séguirá y las formas de organización que la masa en acción puede crear. Pero la base de esta lucha son los Comités Revolucionarios de Lucha Contra la Carestia de la Vida. Organizarlos, introducir La Tarifa Móvil de Salarios; tales son las consignas. Lo demás veti dre a sus bora. Pero ante todo: desconfiar, de los que piden y espea