AnarchismBourgeoisieCapitalismMarxMarxism

CLAVE Tribuna Marxista Kiwi man la pena siquiera de formular de manera articulada la cues tion misma.
Quedará escrito en la historia que el capitalismo, antes de desaparecer, hizo un gigantesco esfuerzo por mantenerse, llenando con ello un largo periodo histórico. La burguesía no quiere morir. Toda la fuerza que heredó del pasado, la transforma eilla en una convulsión rabiosa de reacción. Es precisamente és te el período en que vivimos.
La fuerza no solamente vence, también a su manera com vence. La ofensiva de la reacción no solamente aplasta físicamente los partidos, sino que también deshace moralmente a los individuos. Numerosos señores radicales tienen el alma hecha pedazos. Su pavor ante la reacción lo traducen en el idioma de un criticismo indefinido y general. Debe haber algo falso en las, viejas teorías y métodos. Marx se equivocó. Le nin no ha previsto. Otros van aun más lejos. El método revolucionario ha quebrado. La revolución de octubre ha conducido a la peor dictadura de la burocracia. Pero también la gran revolución francesa terminó con las restauración de la mo narquía. El mundo en general está mal construído: la juventud conduce a la vejez, el nacimiento a la muerte, Todo lo que existe es digno de perecer.
Estos señores olvidan de una manera asombrosamente fá cil que el hombre se abre la ruta, desde el estado semi simiesco hasta una sociedad armónica, sin guía; que la tarea es difícil, que para dar un paso o dos adelante, hay un medio paso, un pa y a veces dos pasos hacia atrás; que el camino está sembra: do de los mayores obstáculos y que nadie ha inventado ni pue de inventar algún secreto que asegure un ascenso ininterrumpido y permanente en la escala histórica. Es triste que a los se ñores razonadores no se les haya pedido consejo alguno cuando se hizo al hombre y se determinaron las condiciones de su desarrollo. Pero eso es una cosa que no se puede remediar.
Bien, toda la historia revolucionaria precedente y toda la historia en general son simplemente una cadena de errores. Pero qué hacer con la realidad de hoy día. Qué hacer con los grandiosos ejércitos de desocupados crónicos, con la ruina de los campesinos, con el descenso general del nivel económico, con la guerra que se acerca. Los astutos escépticos prometen hacer, en algún tiempo, en lo futuro, una enumeración de toda las cáscaras de naranja sobre las cuales han resbalado los gralndes mo20