6 ARIETE LITERATURA SÉLECTA LA TOG rrera.
Para muchos niños bay en mu cerlo así, pequeñito. En vano. Facultad mayor. Se indica por el chas capitales, Madrid entre ellas, Frentes abultadas y sortijillas de ingreso del educando en la cárcel a una escuela más pública que las seda. como todos los niños, en consecuencia de un robo o de un navajazo en quimera. Cosa leve y escuelas públicas: la calle.
fin.
grandes adelantos. El que no es Su rector es la miseria, sus aulas Los golfos. es cuanto dice al completamente imbécil saca la liel descuido y la ocasión, sus bede verlos el hombre grave, lo mismo cenciatura en tres años; y como ya les los guardias. Está abierta siem. que dice bajo los árboles del Reti está hecho lo más, he aquí que vie.
pre.
ro. Los mosquitosl» El que más, ne un dia el saqueo del palacio de un marqués, en cuadrilla, con ase. media noche, cuando cruzáis recuerda en ellos a Gavroche; los sinato del dueño.
las anchas calles desiertas, un poco halla chistosos y simpáticos, y se La sociedad se conmueve.
encantados de oír vuestro taconeo figura que van a ser eternamente Ese hombre dice frunciendo el en la acera y de tener para vosotros gorriones de la gran ciudad, para ceño ante el asesino estorba ya.
nada más las luces brillando, como dormir en los huecos de las esta Venguémonos; ha terminado su ca.
las que en avenidas de imperial pa tuas y saltar de dia al frente de los Y, efectivamente, entra poco des.
lacio aguardan la retirada del se batallones. Está bien, pues, que no pués en el calabozo; le pesan y le ñor, una cosa se os pone delante y hagan nada; ya servirán de efecto miden los antropólogos; encuentran se os enreda entre las piernas. Es armónico a los poetas, como las go. que tiene la frente deprimida, el pelo lanoso y áspero, las orejas en un periódico extendido, que anda londrinas y las hierbas de las ta.
asa y los pómulos salientes. No re solo, detrás del cual se divisan lue. pias. El orden social, que por dos cuerdan ya que cuando pequeñin go los pies, la cabeza y las manos pesetas se encarga un guardia de re tenía la cabeza de los angelillos, del que lo sostiene, como en las presentar, mira a los golfos y les cuando pregonaba El Helaldo; ni clásicas viñetas anunciadoras.
da una patada de cuando en cuando, recuerdan que la ferocidad de su sonrisa con dientes de caballo había Señolito, El Helaldo. dice iAh, pero se es injusto en tratarsido primero «en boca de niño, son un chicuelo tan alto como el perió los así, de haraganes! Distan de risa de amor, dico.
serlo. Esos pobres niños del Helal. Criminal nato gritan los anHa surgido de un portal, del do y La Colespondencia, muestran la tropólogos.
biombo de «Fornos. donde del frío curiosidad y la voluntad de aprenPorque, eso sí, la ciencia es rotunda.
se amparaba, tendido sobre un mon der que todos los de su edad, cuan.
Ha terminado su carrera. Se le tón de niños, que pisan los trasno do se empieza a desplegar su alma. viste la hopa y el birrete de los chadores. Un brazo que se retira o La tienen blanca, de ángel; y con ajusticiados.
una pata que se encoge: esto es to ella ban empezado su carrera y se Es decir, la toga.
do. Los golfos. piensa el que sa aplican en su primera enseñanza, le; y por los miembros entrelazados TY que no les enseñan los puntaCuando menos eso me pareció a allí, es tan incapaz de calcular el piés de orden públicoA los seis mí una tarde muy triste, en que yo número de muchachos como de ave. años ya saben correr y quitar pa bonete y sotana negra, sentado junpude contemplar a un hombre con riguar por las roscas movibles y ñuelos, mirando con un ojo al bol to a un palo, agarrotado por el pes.
viscosas el de un pelotón de lom sillo y con el otro al guardia. Es el cuezo y con la lengua fuera.
brices.
ingreso de bachillerato. Mientras lo Tenía yo también recién ganada Yo me he fijado alguna vez en mi toga, y no sé qué extraños giros cursan, los agentes siguen obserlos chiquillos del Helaldo. Los bay vándolos con atención, llevándolos poco de vergüenza en mi traje tade pensamiento hicieronme ver un rutios, con caras bonitas y tan dul. tal cual vez a recoger diplamas en lar y un poco de grandeza entre los ces como las de todos los niños de la prevención del distrito, y repar pliegues de aquella túnica que entres años. Sus bɔcas sonrien con tiéndoles trompadas y pescozones.
volvía a aquel muerto con la cabeza ingenuidad confiada y sus ojos son Aunque con filosofía: aún no estronchada y el gesto de apocalíptico reproche.
yivos e inteligentes. Piden una pe torban. dice la sociedad. como 1Quizá emprendimos la carrera al lilla o brindan su mercancía alar no estorban, hasta los quince o mismo tiempol Yo, en el regazo de gando la manita aterida, no im veinte años, filiados ya en los gu mi madre. Él, en el desprecio de la porta quién, con la amorosa gracia bernamentales registros. se pasar la humanidad. en el despred con que pedirían un beso a sus pa vida, a fuer de estudiantes alegres, hubiese sido lo contrario, yo sería me estremeci al pensar que, si dres, si los conocieran. He buscado corriendo de los guardias en la caentonces el ahorcado, y el ahorcado con insistencia entre ellos al crimi. lle y convidándolos a Cariñena en el doctor.
mal nato, de Lombroso, para cono las tabernas, FELIPE TRIGO.