EL CALDERERO PAGINA LITERARIA CA POR LOS HIJOS ¿Quereis mi historia conocer? es breve.
Me llamo Juan García, como obrero, Nadie conmigo a compartir se atreve En los mitings también soy el primero.
No conocí a mi padre, ni a mi madre Como cuna, las máquinas venero El martillo es mi padre, mi madre la lámina de acero.
Hijo soy del taller, y desde niño Me nutrí al vapor de la caldera fué el trabajo, mi ambición primera Es mi historia bulgar, yo soy cualquiera; Uno que pasa sin dejar memoria, Que no logró justificar siquiera La razón de vivir, tal es mi historia. sin embargo, trabajo afanoso, Trabajo sin descanso, ni medida, Fuí marido, fuí padre, y fuí dichoso Algunas horas; pocas de mi vida.
Para hacer mi existencia más oscura Jamás el sol de mi camino encuentro.
Dura su luz, lo que mi encierro dura.
El fuera de la fábrica y yo dentro.
Cuanto hice fué en la sombra Si hice algo. siempre sale el sol cuando yo entro siempre se va el sol, cuando yo salgo.
Al aire libre el sol envuelve y ora Los campos libres, con su luz amiga.
Libre para sí laboran.
Libre trabaja para sí la hormiga en la fábrica triste, el mismo sol, De la justicia en nombre, alumbrar con sus rayos se resiste La explotación del hombre por el hombre. yo lo observo y me resigno y cayo, el fuerte soy, que al débil se somete.
Más fuerte que el gigante, es el caballo, se deja montar por el jinete.
Para los que pasamos por la tierra Lejos del brillo y lejos de la gloria. Que inútil nuestra guerra!
Somos los olvidados de la Historia.
Toda la mía, os contaré en seguida. Cómo ocurrió? veréis, pronto os lo digo, Penetrad en la fábrica conmigo, Poleas de estirados correajes, Ruedas de complicados engranajes, Planchas que giran, golpes de martillo, Del humo bajo el techo, los encajes, Roncas voces, y rostros amarillos Con sus hornos lucientes como hogueras de resplandor Eterno.
Con su trajín de fierros y calderas El Taller es la imágen del infierno.
Parece que allí se oye como grita El mundo de los réprobos, cautivos, Mientras la llama sin cesar se agita En contorciones de furor lascivos; el que sale de aquella gran valumbra De negra sombra, de espectros rojos Como si escapara de una tumba Vuelve a la vida, frotándose los ojos.
Después el humo, en raudo movimiento Va a abrazarse a los altos campanarios, Rompe sus alas en el mar del viento va a perderse en los cielos solitarios.
Era una tarde, en mi trabajo estaba.
Al lado de la fábrica paraba El carruaje elegante, y un obrero, Sobre pequeños tubos de cristal lucía Es el coche del amo, murmuraba, La lámpara del charto iluminaba Mientras al portalón se dirigía.
Con débil luz, no interrumpida. quien viene a buscar, dijo al cochero en la cama postrada, una anémica este repuso, busco a JUAN GARCIA.
Mujer se consumía.
Asombw en los demás, ya lo sabía Los brazos y el pecho, Cuando corrió la voz por los talleres Más blancos que las sábanas del lecho Todos interrumpieron sus quehaceres. más blanca la cara todavía. se hicieron comentarios a porfía.
El padre de ella, en un rincón temblaba, temblando los brazos me tendía; Fué tan grande el rumor que parecía Una conversación de mil mujeres.
Mas con febril impaciencia contemplaba Pasé entre todos, y me abrieron paso Como por estas venas circulaba Una sangre tan roja, como el fuego.
Al par que me miraban con recelo Yo no les hice caso, el médico después de meditar breves Me senté en el carruaje y grité al vuelo (momentos aflojando las riendas, pensaría el auriga en Sacó la terrible riqueza de instrumentos (el pescante Desplegando este tragico aparato ¿Que el dueño de una fábrica importante, Que pregona una gran carnicería mande a buscar a este borrico!
Quedando convertida en poco rato Bien está, pero yo no me explico En simple operación de cirujía.
Con los pobres los ricos son muy buenos, Después llevando el velador junto a la Cuando les hacen falta por lo menos. cama Puso el brazo de hierro del OBRERO Llegamos a un palacio gigantesco; Junto al brazo, de nieve de la dama.
Todo rico, lujoso y pintoresco, El mío ató, con fuertes ligaduras EL TRABAJO Saltó la sangre en las enchidas venas a otras venas siguió con derechura Uniéndose la FUERZA LA HERMOSURA Oh ley bendita y santa Con un tubo de goma, por cadena.
Que diguifica al hombre y le redime Ella más pálida que flores de asucena De su lecho de espipas le levanta. Con su sonriente faz, me contemplaba Si deber noble, si virtud sublime. yo, fijando en ella la mirada Angel del bier, a la miseria odiosa Con la llama de mis ojos la envolvía.
Del caro hogar aleja, Flotar en el ambiente parecía Detiene el crimen, encadena el vicio.
Una insaciable claridad de amores Eu el materno seno al hijo deja Que como amor supremo nos unía ofrece de amor en sacrificio. entre ambos, el Doctor, la inteligencia. Quién ser loado por mi voz merece, Augusto, sacerdote de la ciencia, Şivo el santo trabajo? Don sublime, Del lecho ante el altar, nos conducía.
Ewanación del Dios ownipotente.
Luego diciendo que hice una buena obra Cliya alta mauo celestial imprime Dando mi sangre; doy la que me sobra.
Sello de gloria en la industriosa gente. Pero luego que llegue a mi casa Jamás el hombre laborioso gine Llevando aún el brazo en cabrestillo, Acosado por hambre o sed ardiente; Que amargo y que dolor sin taza Pues aunque duerme sobre hemilde lecho, Mi mujer me abrazaba sollozando Está en cambio tranquilo y satisfecho. llorando, con trémulas palabras me decía ese hombrė humilde que con tauto avhelo Se nos vá el chiquillo, no hay esperanzas Trabaja sin rencores, sin envidia, Se nos vá volando.
Tiede amor a las glorias de su suelo era verdad. qué enfermedad tenía?
El doctor nos dijo: jvá, cualquiera! por la causa del paria lidia.
Necesitó ser fuerte, y no lo era con la blusa azul medio rasgada, Necesitó nutrirse y no podía.
Es un mago sagaz, de alma sinceaa, Necesito ba abrigo, y no lo había; Torna lento al hogar. cuando capsada Puco después, mi niña se moría.
La pupila del Sol ya no fulgura.
El amo acordó, debo ser franco, su hugar es muy pobre; pero sauto; como él era muy rico, y yo muy pubre Porque en él, anyentando la tristeza, Me mandó lleno un sobre, La palabra TRABAJO es su canto De billetes de banco.
Que ofrece un porvenir a la pobreza. Ah! un recuerdo de su hija agradecida, a ese hombre humilde que con tanto Pero yo lo devolví altanero (anhelo Es la vida de mi hijo la que quiero Trabaja sin rencores, sio envidias, Me pidierou mi sangre, y díua vida Dale in fuerza, que la eterna gloria Quiero otra vid y no la da el dinero.
Ceda 10 laurel al corazón sencillo.
Después el tiempo amortiguó la herida, sin pena ni gloria volví a ser lo que siemSólo por él es dulce la existencia. pre he sido Estudiad y aprended. Se sube al cielo Cualquiera: uvo que pasa sin dejar memoria Por las escalas del trabajo y de la ciencia.
Que no logró justificar siquiera México, septiembre de 1927 La razón de vivir, tal es mi historia.
Gnrique Ortega Iuan García Illet ASSEX