Marxism

Tribuna Marxista CLAVE con la cara ensangrentada, destacándose claramente el azul de los ojos sin las gafas, y los brazos caídos. Qué pasa, qué pasa. le abracé; pero él no me contestó inmediatamente: Tuve tiempo de pensar si habría caído algo del techo, que estaba en reparación. Pero, por que aparece de repente ahí? El me dijo lentamente, sin alteración, amargura o despecho. Jacsón.
León Davidovich lo dijo como si hubiera querido decir: Se cumplió. Adelantamos algunos pasos, y con mi ayuda, se reposó sobre la estera. Natacha, te amo. Lo dijo tan inesperadamentë, tan siga nificativamente, casi severo, que yo, sin fuerzas por un interno temblor, me incliné hacia él. Oh. oh. a nadie hay que dejar entrar en tu casa sin ser registrado. cautelosamente, poniéndo un almohadon bajo su cabeza rota, coloqué hielo en la herida y, con un algodón, restañé la sangre de su rostro. Hay que alejar a Seva de todo esto dijo con dificul tad, indistintamente; pero me pareció que él no se daba cuenta de ésta dificultad.
Sabes, alli y señaló con los ojos la puerta del estudios sentí. comprendí lo que él quería hacer. me quiso todavía una vez. pero yo le impedi. dijo en voz baja, calmosa, entrecortada. Pero yo le impedi. estas palabras revelaban una cierta satisfacción. En el mismo momento, León Davidovich empezó a hablar con Joe en inglés. Este se hallaba arrodillado, como yo, al lado opuesto. Yo me esforzaba en comprender sus palabras, pero no lo logré. En éste momento vi, pálido, a Charlie entrando en el cuarto de León Davidovich con un revólver en la mano. Qué hacer con éste. pregunté a lo van a ma.
tar ellos.
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