MarxismStalin

CLAVE Tribuna Marxista me. Qué hacer? Tendré que dejarlo para dentro de dos o tres días. Ya dije que me pusieran sobre el escritorio todos los materiales que hay. Después de comer les echaré un vistazo. Estoy muy bien. repitió otra vez.
Después de la breve siesta, le ví sentado tras el escritorio, cubierto de materiales sobre El Popular. Su estado físico seguia muy bien y me sentí más contenta. En los últimos tiempos, se quejaba de una debilidad general que le dominaba de vez en cuando. Sabía que era algo pasajero, pero entonces pensaba sobre eļlos más de lo acostumbrado. Aquel día nos pareció como el principio de una temporada mejor de estado físico. Su aspecto también era mejor. Para no molestarle, de vez en cuando yo entreabría la puerta de su habitación y le observaba en su posición acostumbrada, inclinado sobre su escritorio, con la pluma en la mano. Un episodio más y estos añales habrán terminado acordé. Así hablaba el antiguo cronistä Pimen en el drama Boris Godunof, de Pushkin. reġistrando los crímenes del Zar Boris. La manera de vivir de se aproximaba a la de un prisionero o un anacoreta, con la diferencia de que, en su soledad, no solo registraba él los acontecimientos, sino que también luchaba irre conciliablemente contra sus enemigos ideológicos.
Durante éste breve día, hasta las cinco de la tarde, León Davidovich dió al dictáfono varios trozos del contenido de su futuro artículo sobre la movilización militar de los Estados Unidos, y aproximadamente cincuenta pequeñas páginas desmintiendo a El Popular. es decir, las actividades de Stalin. Todo ese día gozó de su completo equilibrio mental y físico. las cinco, como de costumbre, tomamos el té. las cinco veinte, o quizás a las cinco treinta, sali al balcón, y vi que L: estaba en el patio cerca de una jaula abierta de conejos. Los estaba alimentando: Alli mismo estaba también un individuo al que no reconocí inmediatamente, hasta que se quitó el sombrero y vino hacia el balcón. Era Jacson. Ha venido otra vez. pensé 20