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8 ARIETE MEXICO ROJO no importa que haya ortigas a la vera, ni que ostente guijarros el sendero. Pueblo obrero, salud. salud, hermanos! parias de la ciudad, salud! Mi verso hoy vuelve a saludaros. Salud, pues, pueblo ilota. Salud, salud, plebeyos. te invito a luchar. Quieres. pues vamos!
Vamos, que hay entusiasmos que son buenos, clavada la mirada en la eminencia linda y agreste que encamina al éxito.
Implacable y tenaz mi lira truena.
yo soy de los que escupen a los necios.
los de la tierra. burra!
imuera la burguesía y muera el clero!
ideher ¡Vamos, que el ideal palpita en torno, en cada corazón, en cada pecho. Seremos avalancha en la contienda y no carne de bestia en el silencio. Pueblo obrero, salud! la vida late; por tí la libertad, por tí el progreso. Hijos de San Ignacio de Loyola, escapad a morir; el mundo es nuestro!
Yo sé de tus angustias, de tus quejas, de tu fiero sufrir, de tus secretos, porque lie bebido el jugo de tus males en la misma amargura del momento.
Yo no sé de venganzas más sangrientas, yo no sé de castigos inás enérgicos, que los impuestos por la gleba; misma que condujo al cadalso a Luis Capeto.
Yo sé que tienes grandes nostalgías y sé lo que te falta; estoy en ello, te falta pan con que abastar la mesa y chipazos de fragua en el cerebro. arias de la ciudad, salud! Mi musa no sabe alzar, ya lo sabéis, inciensos; guerra, pues, al altar que nos aplasta! guerra al maldito Dios de los ejércitos!
La gabela del trono te ha cohibido, la Iglesia; los césares te han muerto.
puedes resucitar de tus cenizas comenzar por abolir los templos!
Estamos en la brecha; rueda el grito; hay confusión de risas y lamentos. Suena tú tus fanfarrias, proletario, y párate a atizar el rojo incendio. Puedes esucitar de tus abulias y erguirte bravo y ruxo y altanero, semejante a Espartaco frente a Roma, como Jonh Brwn que libertó a los negros. Sacude la melena labeufista y ante la iniquidad del cautiverio, si has de morir en manos del verdugo primero arde las puertas del convento. Qué! No recuerdas a la Francia heroica que en un arranque de coraje heleno, hizo guillotinar a sus verdugos iluminando al Universo entero?
Resolución de enjambre, me entusiasmas. Resolución de pléyade, te quiero!
en Barcelona fuiste sol de vida, y en Montmartre fuiste rúbrica de fuego.
Ni la recordarás. Pues bien. elude la cadena y la cárcel. corre presto, y cogida del brazo la canalla, guillotínala al fin, invicto pueblo. Qué es la casta de Juana la Papisa, si no una casta de vampiros negros. Yo conozco castrados más gloriosos que esos castrados que se Naman clérigos!
Nueva Notre Dame la catedral sus bronces preste al acto supremo del degüello, e him nando marsellesas libertarias hombres y niños de entusiasmo llenos. Qué es la casta de los acaparadores, la casta Capital que explota al pueblo. Yo no sé de bandidos más bandidos que esos ladrones que engendró el dinero! la hora final de la justicia, en el rojor del gran desasosiego, sus imprecaciones y sus hurras lancen, alzando la bandera al viento. Iretorianos, burgueses, clericales, sois la hidra maldita. Os abortezxo, y mi palabra eternamente roja sobre vosotros lloverá sus truenos ¡Pueblo, salud! quien ante tí maldice es un hermano tuyo, un compañero, que viene del taller, de la miseria, y va hacia la verdad, hacia el ensueño. que rueden los tronos de los reyes!
y que cunda el amor, irradie el cielo, y en fausta sociedad, águila roja, vuele libre y audaz el pensamiento. Parias de la ciudad, salud! Mi Musa no sabe alzar, ya lo sabéis, inciensos. Guerra, pues, al altar que nos aplasta. Muera la burguesía y muera el clero!
Cansado de sufrir en fiera lucha, voy en busca de luz y de consuelo; Rosendo Salazar.