BourgeoisieCapitalismWorkers Movement

poderío imperialista en México, tales como las empresas petroleras. como esto no ha podido realizarse sin un ascenso del movimiento obrero, también se sienten afectadas hoy ciertas capas de la burguesía nacional, particularmente las formadas por individuos faltos de un espí.
ritu capitalista de empresa que podríamos calificar de moderno. Ade.
más, la reforma agraria va saliendo poco a poco de sus cauces propia.
mente capitalistas, como lo prueban los casos de La Laguna y Yucatán, en los que la economía ejidal empieza a tomar formas colectivistas.
El conjunto de todos estos factores hace que la burguesía se sien.
ta alarmada y amenazada en sus posiciones económicas y políticas vitales. Teme que la Revolución, si se sigue desarrollando, sobrepase el nivel dentro del cual el capitalismo puede moverse con comodidad hasta que llegue a plantearse el objetivo de transformar el orden de cosas burguesas. Por todo esto la burguesía no se siente satisfecha con sacar grandes ventajas económicas inmediatas de la actual situación. por ello, en fin, cuando se planteó el problema de la expropiación de las empresas petroleras, después de tener algunos gestos antiimperialistas, a los que se vió obligada por la gran presión popular, se ha echado de lleno en el frente reaccionario, aliándose de hecho con el imperialismo, con los terratenientes semifeudales más reaccionarios y aun con el clero católico, que tradicionalmente ha representado en nuestro país todo lo que de retardatario y antieconómico se ha producido en nuestra historia. Las viejas rencillas que con los altos dignatarios de la Iglesia católica ha tenido la burguesía desde hace poco menos de un siglo, la forma azás brutal con que en algunas ocasiones llegó a tratar a los hacendados semifeudales, todo esto se ha olvidado como por encanto y hoy la unidad de las fuerzas enemigas de la Revolución se ha rehecho, contando en sus filas a casi todos los miembros de las clases poseedoras del país, bajo la egida paternal del imperialismo.
Los enemigos del movimiento progresista de México han aprovechado la situación provocada por la ofensiva imperialista de las empresas petroleras expropiadas. Tan pronto como el entusiasmo popular bajó de temperatura, se inició una ofensiva en toda regla contra la Revolución.
Durante los últimos meses hemos presenciado, junto con la ridícula rebelión de opereta de Cedillo, una gran campaña de propaganda que se hace por cuantos medios cuenta la técnica moderna. Sus fines inmediatos son: 10. liquidar la unidad progresista de los trabajadores rurales e industriales, que mano a mano con los grupos más avanzados de la pequeña burguesía y con el Gobierno van haciendo marchar hacia adelante la historia de México y, 20. crear un estado de alarma permanente que cree un clima político propicio para un golpe de mano reaccionario. La embestida ha logrado en algunas ocasiones, parcialmente, sus objetivos.
No han faltado elementos de los que forman en las filas de la Revolución que hayan dado oído a las sirenas de la contrarrevolución. No obstante puede afirmarse que en términos generales la campaña contrarrevolucionaria ha venido fracasando. El mensaje que la Confederación de Trabajadores de México y la Confederación Campesina Mexicana dirigieron conjuntamente a los trabajadores y al pueblo de la República, constituye, después de la liquidación del cedillismo, el más serio golpe a esta campaña.
No obstante, la reacción no ceja en su empeño. Sería miope creer que el peligro, de que la obra de los enemigos de la Revolución llegue a desorganizar las filas de ésta, ha desaparecido. La reacción tiene la ventaja de comprender con toda claridad sus objetivos y de contar con medios poderosísimos, de toda especie, para intentar lograrlos. Además de la prensa de gran circulación que tiene a su servicio, cuenta con una activísima brigada de choque que por la puerta de la religión está intentando minar la conciencia de las masas populares. Entre los muchos casos que de la actividad del clero podríamos citar, nos viene a la memoria el de un folleto escrito en abril pasado por el Obispo de Huejutla.
Su título es La Cuestión Petrolera. Se dice en él textualmente: Habiéndose pedido nuestro parecer, particularmente en lo que se refiere a la actitud que los católicos debemos asumir (en relación con el problema petrolero. nos creemos obligados a decirlo con toda claridad que el PÁGINA